Escuela
El pasado lunes vi a mis hijos desayunando, reci¨¦n peinados y apremiados para llegar al colegio. Aparentemente eran unos tipos espl¨¦ndidos, y en esa disposici¨®n din¨¢mica parec¨ªan gente importante disponi¨¦ndose a tomar un avi¨®n hacia Stuttgart. Pocas veces han ofrecido una estampa tan favorable, y no vayan a creer que suelo contentarme. Efectivamente, los chicos daban una idea bastante alta de su ¨¢nimo y del destino al que se dirig¨ªan. Siento decir, por tanto, que pese a todo mantuve mis reservas. Estos chicos suelen dar una sensaci¨®n f¨ªsica muy por encima de su competencia escolar. Tienen prestancia, no han cogido una sola enfermedad en el invierno pasado y son capaces de hacer el salto mortal en el trampol¨ªn de la piscina. Ignoran, sin embargo, cu¨¢l es la capital de Portugal o si el Ebro es un r¨ªo, adem¨¢s de la marca del cami¨®n de su t¨ªo. En la vuelta del veraneo, desde Alicante a Madrid, emple¨¦ cinco horas en ense?arles casi todas las tablas de multiplicar. Exactamente desde la del tres a la del nueve. Cierto que no funcionaba la radio y era dificil encontrar otra distracci¨®n en la Nacional IV, pero no les ocultar¨¦ que fue un viaje pesado. Al fin, comprobando que a sus nueve a?os ya sab¨ªan el resultado de siete por ocho e incluso de ocho por nueve, lo consider¨¦ ¨²til. En apenas una tarde los hab¨ªa redimido de un estigma que podr¨ªan haber descubierto unos primos ejemplares que estudian en el Opus de Aitana. Mis hijos, como quiz¨¢ se haya traslucido, van a un centro p¨²blico y est¨¢n encantados. Adem¨¢s de encontrar muchos compa?eros para jugar al f¨²tbol y traerlos los s¨¢bados a la hora de la siesta, no se han quejado nunca de los profesores. El hecho menor, por tanto, vi¨¦ndolos tan felices, es que no sepan casi nada. O realmente: lo que saben, incluida la tendencia a los saltos de trampol¨ªn, es un don de la televisi¨®n. Gracias a ella uno se ha aficionado a los insectos, y otro quiere que lo lleve a visitar Alaska. Ignoro si los nuevos intentos ministeriales con la LODE lograr¨¢n el fin de hacer todav¨ªa m¨¢s felices a los ni?os o van a ense?arles algo m¨¢s. Por el momento he pedido que no apaguen el televisor mientras est¨¢n en casa.
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