Una de vaqueros
La diversidad de calibre y tono de las cintas presentadas en el festival, cuya selecci¨®n debemos alabar sin reticencias, demuestra una vez m¨¢s que la contemplaci¨®n de cine es un fen¨®meno de soledad colectiva. Cada espectador lleva su pel¨ªcula en la sensibilidad. Hay una. miel para cada mosca cin¨¦fila.Este cronista pregunt¨® ayer a Sergio Leone si se arrepent¨ªa de sus 500 espagueti-western, y recibi¨® una ins¨®lita respuesta. "Nunca he sabido exactamente a qu¨¦ se refiere ese t¨¦rmino. Creo que es una expresi¨®n acu?ada por los norteamericanos, que alud¨ªan en tono de burla a que los vaqueros de nuestras pel¨ªculas utilizaban los espaguetis a modo de lazo", dijo el veterano realizador. Insistimos en si los peliculones rodados en Almer¨ªa constitu¨ªan un subg¨¦nero, y Leone vuelve a salir del paso. "Depende. Los que s¨ª son subg¨¦nero son los ¨²ltimos que han rodado los americanos".
Leone arremet¨ªa, minutos antes, contra los productores de su tierra. "No hay ya productores, sino especuladores". Al parecer, Fellini se las ve y se las desea para financiar sus iniciativas. Bertolucci, m¨¢s internacional, no tanto. Pero la boca del ogro, en todos los casos, la simboliza la taquilla. Ese t¨²nel dantesco e impredecible que ha motivado, siempre seg¨²n Leone, que en Estados Unidos "se hagan todas las pel¨ªculas pensando en la televisi¨®n".
Las multitudes volver¨¢n
Sin embargo, la profec¨ªa m¨¢s machacona en esta edici¨®n del certamen donostiarra es la de la muerte de la peque?a pantalla y el inminente regreso de las multitudes al cine.Ello plantea un grave problema de orden arquitect¨®nico, ya que los locales m¨²ltiples tendr¨¢n que ser reconvertidos urgentemente en coliseos como los de antes de la crisis.
La prueba la tenemos en la saturaci¨®n de localidades en el local del Peque?o Casino, concretamente, en su sala 2, donde se proyectaban magias y morbos de ¨¦bano bajo el t¨ªtulo de A marvada carne (La malvada carne), dentro del ciclo Nov¨ªsimo Brasil. Mucho personal se qued¨® fuera. El p¨²blico lo que jam¨¢s pierde es el olfato.
Por cierto que Sergio Leone tiene entre manos una superproducci¨®n, Leningrado, cuyos iniciales obst¨¢culos pol¨ªticos para rodar en la URSS parece que van a solventarse con el r¨¦gimen de Gorbachov.
Si el capital norteamericano participa del grandioso proyecto, que relata el amor imposible entre una rusa y un yanqui en 1942, tal vez el tel¨¦fono rojo sirva, al menos por una vez, para controlar guerras antiguas y ficticias.
Ya sean espagueti-western o se trate de ca?onazos regados con vodka, lo que tienen que hacer los realizadores es saber motivar a las masas. Ante la c¨¢mara y ante la taquilla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.