Escritores trashumantes
Vargas Llosa y G¨¹nter Grass viajan para dedicarse m¨¢s a la literatura
El alem¨¢n occidental G¨¹nter Grass debe de encontrarse estos d¨ªas en la India, y el peruano Mario Vargas Llosa, en Londres. Los dos han mantenido en los ¨²ltimos meses un sonoro debate pol¨ªtico, y al cabo han hecho declaraciones de hast¨ªo y deseo de refugio en la literatura. El colombiano Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez no va ahora mucho por su pa¨ªs y permanece en M¨¦xico. El novelista es, en Colombia, un personaje requerido hasta tal punto por las servidumbres de la fama que le resulta dif¨ªcil encontrar el tiempo disciplinado habitual en ¨¦l para poder escribir. Quiz¨¢ es coincidencia, pero tambi¨¦n un hecho: tres escritores de importancia se alejan, por razones diversas, para reforzar su dedicaci¨®n a la literatura. Ocurre de cuando en cuando.
Mario Vargas Llosa y G¨¹nter Grass ya hab¨ªan expuesto antes las ideas que les condujeron a un enfrentamiento en el congreso internacional del PEN Club celebrado en enero en Nueva York. En s¨ªntesis, Vargas Llosa reiter¨® su pesimismo sobre el apego a la democracia de numerosos intelectuales de Am¨¦rica Latina y lament¨® que los intelectuales europeos condenen s¨®lo las dictaduras de un signo. Tambi¨¦n acus¨® a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez de ser un cortesano de Fidel Castro. Seis meses m¨¢s tarde, en el art¨ªculo Respuesta a G¨¹nter Grass (v¨¦ase EL PA?S del 29 de junio), reiter¨® el adjetivo, aunque especificando su admiraci¨®n por el escritor Garc¨ªa M¨¢rquez.La Respuesta... de Vargas Llosa estaba motivada no tanto por las declaraciones de Grass, en Nueva York -hab¨ªa defendido el esp¨ªritu democr¨¢tico de muchos intelectuales latinoamericanos- como por las hechas seis meses m¨¢s tarde, en el siguiente congreso del PEN, en Hamburgo. G¨¹nter Grass explic¨® all¨ª que hab¨ªa criticado en ocasiones a Fidel Castro y pidi¨® que Vargas Llosa se excusara por sus insultos a Garc¨ªa M¨¢rquez.
Vargas Llosa, ex presidente del PEN Club, no asisti¨® al congreso de Hamburgo por enfermedad. Pero el d¨ªa de la clausura (26 de junio), el peruano viaj¨® a Londres desde Lima, y al d¨ªa siguiente declar¨® a este peri¨®dico que pensaba refugiarse en Londres en busca de tranquilidad para terminar su novela El hablador.
Londres es para el escritor, explic¨®, "a la vez una peque?a aldea donde se puede llevar una vida tranquila, con todo a la mano, y una gran metr¨®poli". Dijo tambi¨¦n que deseaba un tiempo de retiro, pues los meses anteriores se hab¨ªa visto obligado a llevar "una vida muy dispersa", requerido por la actividad pol¨ªtica; ¨¦sta es para ¨¦l una obligaci¨®n moral". "Yo soy un escritor", precis¨®. En efecto, Vargas Llosa hab¨ªa participado intensamente en la pol¨ªtica peruana, hasta el punto de que el presidente Bela¨²nde Terry le hab¨ªa ofrecido el cargo de primer ministro.
La India tras la decepci¨®n
En cuanto a G¨¹nter Grass, d¨ªas antes del congreso de Hamburgo anunci¨® que se marchaba a la India con la intenci¨®n de pasar un a?o en Calcuta. Estaba decepcionado por la ca¨ªda de sus compatriotas en la apat¨ªa pol¨ªtica, explic¨®, y por un progresivo recorte de las libertades con el pretexto de la seguridad ciudadana. En las semanas anteriores, Grass hab¨ªa recibido severas cr¨ªticas por su ¨²ltima novela, La rata, que ¨¦l atribuy¨® en parte a un deseo de hacerle pagar su p¨²blico compromiso con la izquierda del Partido Socialdem¨®crata Alem¨¢n (SPD). En otra ocasi¨®n declar¨® que su viaje a la India tiene que ver, como todo lo que hace, con su trabajo de escritor.La pol¨ªtica ha sido de siempre un motor de la historia de la literatura. Parte de la gigantesca obra de V¨ªctor Hugo se debe a que permaneci¨® 20 a?os en el exilio, de ellos 17 en la isla de Guernesey, en el canal de la Mancha, al¨¦rgico a la idea de regresar a la Francia de quien ¨¦l llam¨® Napole¨®n el peque?o.
La celebridad
Es probable que nunca se terminen de averiguar las razones por las cuales Jorge Luis Borges se refugi¨® en Ginebra antes de morir pero en cierta ocasi¨®n explic¨®: "Es la ¨²nica ciudad donde no me paran por la calle". Algo parecido le ha debido de ocurrir a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, que ahora no cumple con su intenci¨®n de pasar en su pa¨ªs seis meses al a?o: le resulta dif¨ªcil escribir, al ser en Colombia una suerte de celebridad permanente, no sujeta a las leyes de la actualidad.Garc¨ªa M¨¢rquez regres¨® a Colombia a vivir de una forma m¨¢s o menos continuada cuando comenz¨® a escribir El amor en los tiempos del c¨®lera, su ¨²ltimo libro. Salvo La hojarasca, el primero, todos los hab¨ªa escrito en otros lugares, M¨¦xico principalmente. En la ¨²ltima peripecia de sus relaciones con las autoridades colombianas, se hab¨ªa refugiado en M¨¦xico para eludir un interrogatorio militar, bajo la presidencia de Julio C¨¦sar Turbay Ayala, que hubiera indagado sobre supuestas conexiones con el M-19.
Bajo el mandato del presidente que sigui¨®, Belisar¨ªo Betancur, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez volvi¨® a participar en cierta medida en la pol¨ªtica de su pa¨ªs, al apoyar con calor el llamado Proceso de paz, de di¨¢logo con la guerrilla colombiana. El proceso fue frenado brutalmente por el asalto del M-19 al palacio de Justicia, en Bogot¨¢, y desde entonces Garc¨ªa M¨¢rquez no ha vuelto a aparecer p¨²blicamente en Colombia. Amigos suyos colombianos sugirieron que est¨¢ escribiendo.
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