Un recorrido alfab¨¦tico
A. ALCOZER. Don Diego Alcozer: el viejecito flaco y tosigoso pero de esp¨ªritu epic¨²reo y horaciano, que enterr¨® a cuatro de sus mujeres y toma una quinta, jovenc¨ªsima, para liberarse de ella y casarse con otra no menos joven. Sereno razonador pero nocturna presa de los fantasmas de sus cuatro mujeres.B. BOBBIO. La novela corta de la que Bobbio es protagonista, El avemar¨ªa de Bobbio, es del a?o 1912. La f¨®rmula cr¨ªtica en que Adriano Tilgher asume y resume la visi¨®n pirandelliana del mundo -la dualidad y conflicto entre la vida y la forma, el continuo y dram¨¢tico ir de la vida a la forma y de la forma a la vida- a¨²n no se hab¨ªa planteado, si bien ya era posible deducirla de los cuentos y de las novelas con las mismas palabras de que Tilgher se servir¨¢ para enunciarla.
C. CRISTIANO. El Dizionario siciliano italiano latino del jesuita Michele del Bono (1751) asevera: "Cristianu. Cristiano Horno. Por hombre simplemente". Pero dice bien poco. Quiz¨¢ al padre jesuita le repugnase ir m¨¢s all¨¢ y captar y definir cu¨¢n poco de cristianismo, sustancial y efectivamente, conten¨ªa la palabra, cu¨¢n alejado estaba del aliento cristiano y qu¨¦ distantes y extra?os eran la una y el otro. Porque cristianu significa, casi como sin¨®nimo, hombre, pero hombre al que no se conoce y cuyo nombre, en cualquier caso, se ignora.
E. EVA. Entre las obras que Pirandello concibi¨® y no escribi¨®, y de las que habl¨® su hijo Stefano por la radio en el segundo aniversario de su muerte, se encontraba Ad¨¢n y Eva: historia, entre m¨ªtica y humor¨ªstica, de un nuevo comienzo de la vida humana desde la nada; la historia de un hombre y de una mujer solos en la Tierra; no sus primeros habitantes, sino los ¨²ltimos, supervivientes de una imprevisible cat¨¢strofe...
F. FILOSOF¨ªA. Giacomo Debenedetti, Ensayos cr¨ªticos (nueva serie): "Un esp¨ªritu sutil dijo que la desgracia del que busca es que siempre acaba por encontrar. En la cara exterior de su obra Pirandello mostraba lo que se llama una filosof¨ªa; y la cr¨ªtica, venga a dar una traducci¨®n, una divulgaci¨®n de esa filosof¨ªa, que, por otra parte, no era m¨¢s que una argucia de la Providencia: el material aislante que permit¨ªa a Pirandello manejar el fuego blanco de su n¨²cleo po¨¦tico y humano".
I. INDICE. El ¨ªndice de libros prohibidos, el Index librorum prohibitorum de la Iglesia cat¨®lica. En el verano de 1934 corri¨® el rumor de que Pirandello iba a ser incluido en ¨¦l. Para conjurar el peligro, Silvio D'Arnico escribi¨® una carta a monse?or Montini, futuro Pablo VI. Monse?or Montini respondi¨®: "No perd¨ª tiempo en ocuparme del asunto de su carta, y puedo asegurarle que pas¨® a conocimiento, con los comentarios del caso, de autorizadas personas del Santo Oficio, y tengo motivos para pensar que su carta les aport¨® satisfactoriamente valiosos elementos de conocimiento y de reflexi¨®n. Le agradezco de coraz¨®n esta buena obra". As¨ª, los libros de Pirandello no engrosaron la lista de los libros prohibidos.
Una fantas¨ªa de Antonio Baldini -escrita, creo, m¨¢s o menos en esa fecha- cuenta una audiencia solicitada al Papa por el escrito Stambur¨¦ para pedirle que incluyera en el ¨ªndice su ¨²ltima novela. Al Papa le pareci¨® que Stambur¨¦ estaba loco, pero Baldini opina que Stambur¨¦ no estaba lo que se dice loco: simplemente era siciliano.
El libro
O. OLIVO. "Hay un olivo sarraceno, grande, en medio de la escena, con el que lo he resuelto todo". Pirandello estaba a punto de morir y se sent¨ªa morir. Ese mismo d¨ªa, el ¨²ltimo de su "involuntaria residencia en la tierra" se hizo traer el libro que suele po nerse en la porter¨ªa para que amigos y conocidos del ilustre finado firmen su visita de p¨¦same y lo firm¨® encabezando la lista de visitantes. Pirandello participando en el luto por la muerte de Pirandello; doliente broma a la que podr¨ªamos llamar espiritista. Hablaba de Los gigantes de la monta?a ("sonriendo", dice su hijo), su obra que quedar¨ªa inacabada. Hablaba de ella a su hijo Stefano, que todo lo sab¨ªa de su padre y que en los ¨²ltimos a?os hab¨ªa vivido en tal simbiosis con ¨¦l que escrib¨ªa -susurran los expertos- art¨ªculos que se publicaban en algunos diarios con la firma de Luigi Pirandello.
T. TEATRO. "La v¨ªspera, dos palabras dudosas lo hab¨ªan detenido en el principio de la po¨¦tica. Esas palabras eran tragedia y comedia ... ; nadie, en el ¨¢mbito del islam, barruntaba lo que quer¨ªa decir..." Y Borges se imagina el estupor de Averrores cuando al traducir la Po¨¦tica se da de bruces con ellas. ?C¨®mo pod¨ªa penetrar en el significado de aquellas dos palabras, si todo el islam no ten¨ªa la m¨ªnima noci¨®n del teatro? As¨ª -como tambi¨¦n en el islam del que Girgenti formaba parte-, Pirandello inventa el teatro.
V. VESTIR AL DESNUDO. Se ha contado muchas veces que Pirandello, siendo ni?o, "un d¨ªa sali¨® de casa vestido de domingo con traje de marinerito reci¨¦n sacado del paquete tra¨ªdo de Palermo, y volvi¨® del paseo medio desnudo porque hab¨ªa vestido con su trajecito a un ni?o al que hab¨ªa visto cubierto de andrajos". Esta obra de misericordia corporal de la Iglesia cat¨®lica, cuya pr¨¢ctica le fue entonces reprochada (?el cristianismo!), se transform¨® m¨¢s tarde en obra de misericordia moral y espiritual, manifiestamente y con dolorosa iron¨ªa en la comedia que se titulaba precisamente Vestir al desnudo.
Traducci¨®n: ?ngel S¨¢nchez-Gij¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.