El bueno y el malo
Un di¨¢logo entre un pol¨ªtico amenazado y el polic¨ªa de escolta que le asignan: adheridos el uno al otro, terminan por asumir parcialmente sus caracter¨ªsticas mutuas. En la intenci¨®n del autor est¨¢, visto el programa, que sean un solo ser escindido y finalmente reunido: la dial¨¦ctica -o la esquizofrenia- de un solo individuo. En la representaci¨®n no es ostensible.El teatro tiene sus propias leyes y su tendencia a la humanizaci¨®n m¨¢s directa. La personalizaci¨®n del escolta predomina sobre la del pol¨ªtico con la fuerza inicial del simp¨¢tico sobre el antip¨¢tico, en el viejo encuentro del bueno y el malo, probablemente tambi¨¦n por el mayor peso y sinceridad del actor Hinojosa sobre el actor Josep Minguell; incluso por un cierto arrastre actual que deval¨²a la figura abstracta del pol¨ªtico, a la que no es ajeno -por lo que se dice y por c¨®mo se dice- el autor.
La soledad del guardaespaldas
Autor: Javier Maqua. Int¨¦rpretes: Joaqu¨ªn Hinojosa, Josep Minguell, Ana Labordeta y las voces de Nacho Mart¨ªnez y Gloria Berrocal. Escenograria de Pedro Pablo Hern¨¢ndez. Vestuario de Gerardo Vera. Direcci¨®n: Guillermo Heras. Estreno, sala Olimpia (Centro Nacional de Nuevas Tendencias Esc¨¦nicas). Madrid, 12 de enero.
Queda la an¨¦cdota: una obra de protagonista y antagonista, con una equivalencia en el teatro m¨¢s antiguo -el griego-, en el que el crimen mismo no resuelve las oposiciones directas.
El nuevo autor Javier Maqua -que ha dado pruebas de entereza psicol¨®gica y c¨ªvica en la novela, el cine y el periodismo cr¨ªtico- ataca la cuesti¨®n en escenas breves de muy distinto estilo: el naturalismo, la mera comicidad, lo alucinante, la violencia; predomina en el p¨²blico la sensaci¨®n de humor, y r¨ªe hasta fuera de lugar; est¨¢ inevitablemente impregnado de la sensaci¨®n de un ser rid¨ªculo, torpe y dudoso -el pol¨ªtico- frente a la humanidad directa, simp¨¢tica y humildemente cr¨ªtica del que pod¨ªa ser el pueblo: el polic¨ªa. Como en las parejas de circo.
La sucesi¨®n de ¨¢mbitos en la obra dirigida por Guillermo Heras se resuelve por la cinematograf¨ªa: por la proyecci¨®n continua de diapositivas con movimiento y animaci¨®n en los paneles blancos que, inicialmente, son las paredes del apartamento donde conviven el polic¨ªa, el pol¨ªtico y la amante -sin palabra- de ¨¦ste: un personaje sobrante, como las voces grabadas que vienen de fuera de la escena.
Este escenario m¨®vil distrae, en dos acepciones de este verbo: a veces, apoder¨¢ndose del principal de la acci¨®n y desviando la atenci¨®n de la intenci¨®n del di¨¢logo; a veces, ayudando a mantener la curiosidad y la expectativa, que decaen frecuentemente.
Queda dicho que, en la interpretaci¨®n, es Joaqu¨ªn Hinojosa quien domina completamente y con muy buen arte; puede a?adirse que ciertas escenas de enfrentamiento, de lucha, de proximidad y alejamiento est¨¢n bien resueltas por los dos actores y por la direcci¨®n.
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