Zarzuela y m¨²sica alemana para el 'viejo profesor'
Ha querido el Ayuntamiento de Madrid, con fino acierto, homenajear a Tierno Galv¨¢n, en el aniversario de su muerte, con un concierto mitad cl¨¢sico (Brahms), mitad popular/madrile?o (zarzuela). Dispuso para ello de la Orquesta Nacional con su director asociado, el chileno Maximiano Vald¨¦s. Hubo previo ofrecimiento del alcalde, Juan Barranco, para evocar la reacci¨®n popular tras la muerte de Tierno; hubo tambi¨¦n unas cuartillas de Francisco Umbral, excelentemente escritas, con certera visi¨®n de la armoniosa figura de Tierno.Despu¨¦s, La Revoltosa, La verbena, La Gran V¨ªa y La boda de Luis Alonso: Chap¨ª, Bret¨®n, Chueca y Gim¨¦nez, esto es, Alicante, Salamanca, Madrid y Sevilla reunidos en el "rompeolas de todas las Espa?as". Escribi¨® Enrique Tierno que "los toros son el acontecimiento que m¨¢s ha educado social e incluso pol¨ªticamente al pueblo espa?ol". Yo a?adir¨ªa que, para bien o para mal, algo an¨¢logo sucede con la zarzuela, ese g¨¦nero que tanto inquiet¨® a Nieztsche y a Trotski.
Concierto homenaje a Tierno Galv¨¢n
Orquesta Nacional de Espa?a.Director: Maximiliano Vald¨¦s. Obras de Chap¨ª, Bret¨®n, Chueca, Gim¨¦nez y Brahms. Centro de la Villa, 20 de enero.
De ah¨ª que, cada vez que reaparece lo que hoy se denomina popularmente la movida, retomen fuerza los sones de la zarzuela, tan gustados por Bergam¨ªn, Ortega, Lorca o Mara?¨®n. La Nacional y Vald¨¦s sirvieron, con un cierto toque de indiferencia Y no demasiado casticismo, altos ejemplos zarzuel¨ªsticos. Falt¨® a las versiones ese "instinto social", ese repertorio de usos y si se quiere de t¨®picos (sobre lo que don Enrique escribiera tan bien), que no son vicios de la tradici¨®n, sino expresiones de vigencia. A la zarzuela le sucede como al vals en Viena: o se entiende o no se entiende, por encima de la categor¨ªa intr¨ªnseca de los int¨¦rpretes. Que la zarzuela sea una forma de cultura no significa que deba pedir prestado su estilo a formas musicales cultas de distinto origen y significaci¨®n. Si as¨ª sucede, en un af¨¢n de hacer m¨²sica de concierto de esos pentagramas leves y testimoniales, rientes y populares, la zarzuela pierde gracia y vuelo, como lo perder¨ªa un sainete de Arniches despojado de sus t¨¦rminos y acentos suburbanos.
En la segunda parte, la Segunda sinfon¨ªa de Brahms, lo que equivaldr¨ªa a evocar a Tierno desde un modo de pensar centroeuropeo. La m¨²sica no puede ser nunca filosof¨ªa, pero s¨ª puede responder a instancias intelectuales y expresivas que se compadezcan con la filosof¨ªa. Entonces, en Brahms nos acercamos a la filosof¨ªa, como en la zarzuela al sainete y la picaresca.
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