Catalu?a debate la validez del Estatut
El Parlament hace balance este mes de siete a?os de autonom¨ªa
Siete a?os de aplicaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a van a ser analizados y juzgados en este mes de febrero por el parlamento de esta comunidad. Para los nacionalistas, el estatuto "no sirve para nada" cuando el Gobierno central hace una lectura restrictiva en su aplicaci¨®n. Para los socialistas catalanes, el balance no resulta tan negativo y, en cualquier caso, gran parte de las carencias es responsabilidad del actual Gobierno de la Generalitat. En cualquier caso, Jordi Pujol no parece ser partidario, al menos por ahora, de iniciar lo que ser¨ªa una compleja y delicada operaci¨®n de reforma del estatuto. Lo que se propone es obtener un respaldo pluripartidista en Catalu?a para hacer un llamamiento a la Administraci¨®n central con el objetivo de que terminen las lecturas a la baja.
A las once de la noche del 13 de agosto de 1979 finaliz¨® sus trabajos la Comisi¨®n Constitucional del Congreso de los Diputados que aprob¨® el proyecto de Estatuto para Catalu?a. Los parlamentarios se trasladaron a continuaci¨®n a la Moncloa, invitados por el presidente Adolfo Su¨¢rez, para celebrar el acontecimiento con una copa de cava. Un ritual que se hab¨ªa iniciado, semanas antes, con la aprobaci¨®n del Estatuto vasco.Todas las fuerzas pol¨ªticas catalanas, excepto Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que se abstuvo, respaldaron el texto resultante, a pesar de que en la negociaci¨®n con el Gobierno centrista se recort¨® el anteproyecto que hab¨ªan elaborado los catalanes en el parador de Sau. En esos forcejeos se introdujeron en el texto, adem¨¢s, grandes dosis de ambig¨¹edad, seg¨²n reconoce ahora un alto cargo del Gobierno de aquella ¨¦poca. Sin embargo, todos proclamaron que era un estatuto mejor -o, al menos, no inferior- al que hab¨ªa tenido Catalu?a en 1932. S¨®lo Heribert Barrera neg¨® ambas afirmaciones y critic¨® el texto aprobado, por lo que fue acusado de testimonialismo.
Siete a?os despu¨¦s, en Catalu?a existe la impresi¨®n de que el esp¨ªritu de descentralizaci¨®n administrativa y de autonom¨ªa pol¨ªtica con que se aprob¨® el Estatut no se ha mantenido, y que la Administraci¨®n central lo intenta aplicar a la baja, de la forma m¨¢s restrictiva posible, y pretende incluso recuperar competencias que fueron transferidas a la Generalitat en los primeros a?os de la transici¨®n. Esto es un clamor entre los pujolistas y una queja, m¨¢s matizada, entre otros sectores, incluidos los socialistas.
El convergente Miquel Roca, que fue ponente tanto de la Constituci¨®n como del Estatut, se niega, siete a?os despu¨¦s, a criticar el texto, aunque reconoce que es perfeccionable. "El Estatut, como la Constituci¨®n, es un documento solemne, pero luego viene la pr¨¢ctica: traspasos, financiaci¨®n, sentencias del Tribunal Constitucional, y el conjunto de la pol¨ªtica del Gobierno. La Constituci¨®n permite diversas lecturas, y el problema es que en los ¨²ltimos tiempos en el campo auton¨®mico siempre se aplica la m¨¢s restrictiva".
La 'moda' de la autonom¨ªa
Para Roca, la autonom¨ªa no se respeta ni en las peque?as decisiones administrativas, y ¨¦stas, sumadas, conforman un estilo y una forma de gobernar. "Desde la perspectiva del Gobierno central, la autonom¨ªa ha pasado de moda. Ahora el PSOE ya puede ser no autonomista sin que esto sea mal visto. Y nadie se queja, excepto nosotros, a quienes nos llaman los quejicas catalanes'. Parece que a los dem¨¢s les importa un bledo la autonom¨ªa; a nosotros no", dice. Rodolfo Mart¨ªn Villa, que en los momentos de auge de UCD influy¨® mucho en la configuraci¨®n de la pol¨ªtica auton¨®mica, admite que el Estatuto vasco es superior al catal¨¢n -"con el Estatuto vasco se hizo el m¨¢ximo esfuerzo", afirma- y considera l¨®gico que el Estatut no satisfaga "ni a un mesetario ni a un catal¨¢n, y precisamente por eso est¨¢ durando". Mart¨ªn Villa niega que, pese a la letra de los estatutos, pueda hablarse de competencias exclusivas. "Seamos honestos: no hay casi competencias exclusivas. Se reducen a la organizaci¨®n de las instituciones propias y a poco m¨¢s. Diga lo que diga la letra de los estatutos, est¨¢ la Constituci¨®n y el sentido com¨²n", afirma.Mart¨ªn Villa cree que Roca tiene raz¨®n al considerar que la actitud ante las autonom¨ªas ha cambiado en eso que se viene a denominar Madrid: "En los a?os setenta el emparejamiento entre libertad, amnist¨ªa y estatuto de autonom¨ªa funcionaba al 100%, pero esa identificaci¨®n era excesiva. Hoy se puede ser dem¨®crata y discrepar de los nacionalistas".
Para Jordi Sol¨¦ Tura, que como diputado comunista fue tambi¨¦n ponente de la Constituci¨®n y del Estatut, el balance de ¨¦ste es, en l¨ªneas generales, positivo, "sobre todo si consideramos que estamos al final del siglo XX'. Seg¨²n Sol¨¦ Tura, los nacionalistas plantean el tema nacional como hace 50 a?os, y ahora ni Espa?a ni Catalu?a son lo mismo. En estos momentos, dice, ni el Gobierno central ni nadie tiene competencias exclusivas: "Desde el momento en que el Tribunal Constitucional ha admitido a tr¨¢mite cuestiones que afectaban a competencias que figuraban como exclusivas en los estatutos, se acab¨® esa exclusividad", asevera.
Faltan ideas
El ex ministro Ernest Lluch, que tambi¨¦n particip¨® en la elaboraci¨®n del Estatut, cree que "hay algo m¨¢s importante que los competencias que establecen los textos legales, y es el tener ideas y saber utilizar el signo de poder que te atribuyen las leyes, como hizo Tarradellas". En su opini¨®n, eso es lo que le falta a Pujol y a su Gobierno.
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