Un brusco giro del transbordador caus¨® la cat¨¢strofe
El Gobierno brit¨¢nico anunci¨® ayer la apertura de una investigaci¨®n p¨²blica para determinar la causa del peor accidente sufrido por un buque brit¨¢nico desde el hundimiento del Titanic, y confirm¨® las primeras impresiones de que el naufragio del Herald of Free Enterprise fue provocado por una entrada masiva de agua por sus compuertas delanteras. Algunos peri¨®dicos han informado que el transbordador dio un brusco giro a la derecha, justo la maniobra opuesta a la que deb¨ªa realizar, nada m¨¢s abandonar la bocana del puerto. Seg¨²n los expertos, ese giro produjo la ca¨ªda del barco sobre el lado de estribor.
Seg¨²n los ¨²ltimos datos facilitados ayer en Londres por la compa?¨ªa propietaria -Townsend and Thoressen-, uno de los heridos falleci¨® ayer en el hospital, con lo que la cifra de muertos asciende a 53; la de desaparecidos, posiblemente atrapados en el interior del transbordador, al que ya se califica como Heraldo de la Muerte, a 81, y la de rescatados, a 409.En una declaracion hecha ayer ante la C¨¢mara de los Comunes, el Ministro de Transportes, John Moore, anunci¨®, en medio de un silencio total por parte de los diputados, que el Gobierno hab¨ªa decidido iniciar la apertura de una investigaci¨®n p¨²blica que determine las causas del accidente.
Pero, a?adi¨® Moore, los resultados de la investigaci¨®n preliminar demuestran que el transbordador de 8.000 toneladas naufrag¨® "debido a la entrada masiva de agua por sus compuertas de proa". Moore anunci¨® igualmente que el Gobierno hab¨ªa decidido contribuir con un mill¨®n de libras (unos 200 millones de pesetas) a un fondo de ayuda a las v¨ªctimas.
En su declaraci¨®n, Moore manifest¨® que no exist¨ªa ninguna evidencia que pudiera demostrar que el dise?o de este tipo de transbordadores fuera defectuoso. Pero el ministro a?adi¨® que su departamento hab¨ªa cursado instrucciones a todas las compan¨ªas propietarias de transbordadores para que ¨¦stos no iniciasen ninguna traves¨ªa en el futuro con las puertas abiertas.
Igualmente, a?adi¨® Moore se han cursado instrucciones para que se instalen en el puente de mando de los transbordadores las correspondientes se?ales indicadoras que avisen a los capitanes del t¨¦rn¨²no de las maniobras de cierre de compuertas.
En la actualidad, los oficiales del puente actuaban en negativo, es decir, asum¨ªan que las compuertas estaban cerradas si no se les informaba de lo contrario.
Numerosos supervivientes han informado de que las puertas de proa, por donde entraron coches y camiones en el transbordador, estaban abiertas cuando el Herald of Free Enterprise dio la vuelta en el puerto de Zeebrugge y enfil¨® el estrecho canal de 15 metros de calado situado a la salida.
Debido a las presiones de tiempo a que est¨¢n sometidos los capitanes que realizan la traves¨ªa del canal de la Mancha, el mantener las puertas abiertas mientras se realiza la maniobra de viraje para enfocar las bocanas de los puertos es algo aparentemente normal con el fin de conseguir ventilar las bodegas de los humos de los veh¨ªculos que van en el interior de los barcos. La excepci¨®n es si hay una fuerte marejada.
El estado de la mar la noche del viernes, cuando se produjo el accidente, era de calma total, por lo que no se considera probable que la causa del naufragio fuera exclusivamente la entrada de agua.
El pa¨ªs sigue sobrecogido por las historias de dolor y de hero¨ªsmo narradas por los supervivientes a su llegada al Reido Unido procedentes de Zeebrugge. Martin Hartley, un ni?o lleno de vida de ocho a?os, perdi¨® a sus padres, a sus abuelos y a una t¨ªa. Conteniendo a duras penas las l¨¢grimas, Martin explica que vio con terror c¨®mo todos sus familiares eran arrastrados por el agua mientras que ¨¦l se agarraba con todas sus fuerzas a una silla. "Mi padre", dijo, "me gritaba que nadase hacia ¨¦l. Pero yo no s¨¦ nadar m¨¢s que de espaldas y no pod¨ªa. Despu¨¦s me desmay¨¦".
Por su parte, Andrew Parker, un londinense de 33 a?os, se convirti¨® en puente humano para que m¨¢s de 20 personas pudieran pasar sobre ¨¦l, de una escalera a otra del barco. Brian Gibbons, un camionero de 39 a?os, se salv¨® gracias a su reloj, con el que estuvo golpeando durante horas una ca?er¨ªa hasta que los buceadores oyeron el ruido y pudieron rescatarle, junto con otros dos camioneros que se encontraban con ¨¦l en la cabina de su cami¨®n.
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