Un empleado de Unicef y un funcionario belga implicados en una red de pornograf¨ªa infantil
La polic¨ªa judicial belga ha descubierto una importante red de pornograf¨ªa y prostituci¨®n infantiles, con m¨¢s de 400 clientes asiduos en B¨¦lgica y pa¨ªses vecinos, en la que est¨¢ implicado un funcionario del Ministerio de Justicia belga junto con un empleado subalterno del Fondo Internacional de las Naciones Unidas para la Ayuda a la Infancia (Unicef). Iniciada hace varios meses, la investigaci¨®n llevada a cabo por esta polic¨ªa, a las ¨®rdenes de los magistrados bruselenses Paulus de Chat¨¦let y Coppieters Wallant et Bellemans, condujo a la detenci¨®n de m¨¢s de 30 personas -nueve han sido inculpadas- y a efectuar 16 registros; uno de ellos, en la sede belga de Unicef, y otro, en el Centro de Investigaci¨®n y de Informaci¨®n sobre la Infancia y la Sexualidad (CRIES). La representaci¨®n en B¨¦lgica de Unicef desminti¨® cualquier implicaci¨®n en los hechos.
La asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro CRIES, que lleg¨® a convocar conferencias de prensa para dar a conocer su labor de ayuda y asesoramiento a las personas con tendencias pederastas, se dedicaba, en realidad, a fomentar con m¨¦todos muy comerciales la difusi¨®n de una abundante material pornogr¨¢fico cuyos Protagonistas eran ni?os, y la prostituci¨®n infantil en B¨¦lgica y algunos pa¨ªses circundantes.Christian Jacque, un sexagenario que era uno de los principales responsables del CRIES, y sus colaboradores, figuran entre los detenidos junto con otras personas con antecedentes penales, como Philippe Carpentier, traductor legal de la polic¨ªa judicial, que en su d¨ªa trabaj¨® sobre muchos documentos de Interpol hasta que perdi¨® su empleo en 1980.
Hace siete a?os, Carpentier se adue?¨® de microfichas establecidas por la polic¨ªa judicial y de otras recibidas a trav¨¦s de Interpol sobre la moralidad de centenares de ciudadanos y, las entreg¨® al semanario izquierdista Pour, que aprovech¨® la ocasi¨®n para denunciar la intromisi¨®n de las fuerzas del orden en la vida privada de los belgas.
Robo de microfichas
Aquella iniciativa vali¨® a Carpentier que una condena por violaci¨®n del secreto profesional a seis meses de c¨¢rcel con un plazo de suspensi¨®n de la pena de tres a?os, pero se sospecha ahora que el robo de las microfichas le sirvi¨® para algo m¨¢s que propiciar una exclusiva period¨ªstica, con tanta mayor raz¨®n que todas no fueron, al parecer, publicadas. Gracias a ellas dispuso, al parecer, de un elenco de clientes potenciales para la red que se empezaba entonces a constituir.
La identidad de otro de los implicados sorprendi¨®, en cambio, a la polic¨ªa, porque Michel Decr¨¦ no s¨®lo carec¨ªa de antecedentes judiciales sino que ocupaba un empleo que requer¨ªa inspirar una gran confianza, al ser el encargado de la traducci¨®n de las informaciones y documentos comunicados por el grupo de Trevi, a trav¨¦s del cual los ministerios del Interior y de Justicia de los 12 pa¨ªses miembros de la Comunidad Europea (CE) coordinan la lucha antiterrorista y contra el tr¨¢fico de droga.
Los magistrados encargados no se extra?aron, sin embargo, de tener que ordenar la detenci¨®n de Michel Felu, que cumpli¨® condena en su d¨ªa por pederastia; ¨¦ste estaba contratado actualmente por la Unicef para asegurar el mantenimiento de sus locales, lo que le permit¨ªa prolongar su jornada laboral m¨¢s all¨¢ del horario establecido. Aprovechaba entonces para hacer fotograf¨ªas de ni?os y adolescentes, seg¨²n ha reconocido. Aunque no est¨¢ en absoluto involucrado, el director en B¨¦lgica de esta organizaci¨®n dependiente de la ONU ha dado a entender que dimitir¨¢.
Los negativos de las fotograf¨ªas y las diapositivas de Felu eran enviados hasta la localidad holandesa de Delft, donde Jan Weekers, ahora tambi¨¦n detenido, realizaba en su laboratorio miles de copias para ser vendidas directamente, o bien para entrar a formar parte de los cat¨¢logos que recib¨ªan por correo los clientes despu¨¦s de haber abonado una cotizaci¨®n o derecho de entrada en el club del CRIES.
Lista en un ordenador
La lista de m¨¢s de 400 miembros del centro -la mitad residentes en B¨¦lgica, la otra mitad en el extranjero- y la de otros clientes potenciales figuraba en un ordenador, puesto regularmente al d¨ªa por Michel Felu, y del que algunos componentes han sido encontrados en un s¨®tano de la Unicef, y el resto, en la casa de su empleado en la localidad belg¨¢ de Tirlemont. En este comunicado de ayer, la representaci¨®n de Unicef en Bruselas indica que el empleado detenido no utiliz¨® el equipo inform¨¢tico de dicha organizaci¨®n.
Aunque circulan ya rumores sobre la identidad de las personas inscritas en el, elenco de Felu, la polic¨ªa judicial no ha querido proporcionar ninguna indicaci¨®n al respecto y se ha negado a¨²n m¨¢s tajantemente a divulgar la de los padres de los ni?os, limit¨¢ndose a precisar que su edad oscilaba entre los 5 y los 15 a?os. La polic¨ªa examina documentos y material pornogr¨¢fico obtenido en Holanda, para estudiar su vinculaci¨®n con el caso.
La Prensa belga informa que algunos ni?os eran europeos, pero que la mayor¨ªa eran de origen magreb¨ª, probablemente hijos de inmigrantes, que aceptaban alquilarlos para sacar un sobresueldo. S¨®lo media docena han sido identificados hasta ahora y los padres de dos de ellos han sido detenidos ya.
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