Una experimentaci¨®n bella

Es un teatro visual, impresionante, casi silencioso -al fondo, la lectura de unas cartas; en un castellano de prosodia y sintaxis dif¨ªciles-, que trata de contar una historia de amor y, por tanto, de soledad.Soledad entre dos hombres o, m¨¢s exactamente, entre un hombre maduro y un muchacho, luego adolescente, del que queda s¨®lo el recuerdo.

El valor est¨¢, sobre todo, en un gigantesco artilugio esc¨¦nico, unas veces cama de solitario, otras enlosado de calle o de muelle, con una alcantarilla que se agiganta y por la que pasan, entre los detritos, cad¨¢veres de ni?os, o cad¨¢veres de recuerdos.

La plataforma cambia de plano, revela la figura apesadumbrada del solitario; se abren sus losas, se hacen enormes o diminutos los objetos con respecto al tama?o del ser humano. Las luces son prodigiosos pinceles.

Muchas veces recuerda los v¨ªdeo-clips, que a su vez han tomado tanto del superrealismo -cuando tienen calidad-.

El creador Hinderik de Groot procede de marionetista, y, desde luego, se le nota; sobre todo, en el contraste de tama?os, en el amu?ecamiento de las figuras humanas, en su inmovilidad.

Demasiado tiempo

Pero el v¨ªdeo-clip se enlanza desenlaza en minutos y segundos; aunque esta acci¨®n est¨¢ relatada en una hora, es quiz¨¢ demasiado tiempo, y resulta m¨¢s alargada que comprimida.Su belleza es indudable; su perfecci¨®n t¨¦cnica tambi¨¦n, al servicio de una calidad art¨ªstica.

Pero, m¨¢s bien, parece destinada a estar al servicio del teatro, que a constituir el teatro en s¨ª.

Por ese camino van m¨¢s r¨¢pidas, progresan mejor y con m¨¢s facilidad otras artes de la imagen.

No parece que sea ¨¦ste un verdadero camino para el teatro.

Como experimentaci¨®n, es impresionante. Como teatro, insuficiente.