Robyn Hitchcock, con lo puesto
Los que se llaman egipcios y acompa?an, entienden y subliman las composiciones de Robyn Hitchcock desde hace unos 10 a?os, es decir, Andy Metcalfe y Morris Windsor, son tan responsables como el l¨ªder de la belleza, originalidad y fuerza de su m¨²sica. El tr¨ªo aparece en escena con lo puesto, con los instrumentos elementales del rock -bater¨ªa, bajo y guitarra-, como The Police, y desde los primeros instantes demuestran al espectador dos aptitudes loables: su virtuosismo y la capacidad de divertirse de lo lindo a expensas de ese dominio de los instrumentos.Los tres actuaron y grabaron bajo el nombre de The Soft Boys, y representaron a j¨®venes renovadores del pop-rock brit¨¢nico e independientes de la nueva ola que entonces predominaba gracias a su formaci¨®n psicod¨¦lica. Aquella etapa acab¨®, m¨¢s no sus ansias de crear un estilo propio. Robyn Hitchcock and The Egyptiaris han grabado seis discos, y por el momento no parecen poner mucho empe?o en que la gran audiencia los conozca y admire.
Concierto de Robyn Hitchcock and The Egyptians
Robyn Hitchcock, voz y guitarra; Any Metcalfe, bajo y, m¨¢s voces, y Morris Windsor, bater¨ªa y m¨¢s voces. 74 minutos.Sala Astoria, Madrid, 17 de marzo.
En Somewhere apart la voz de Robyn recuerda a John Lennon, y junto a las voces de sus compa?eros se escuchan melod¨ªas y armon¨ªas dignas de la mejor herencia del pop brit¨¢nico.
Influencias y semejanza aparte, Hitchcock y los Egipcios son m¨²sicos de entidad muy personal. Tienen car¨¢cter admirable. Robyn se hab¨ªa quedado solo para el canto de una balada, la termin¨®, y sus dos amigos le replicaron al micr¨®fono con una pieza a tres coros sin instrumentos que el p¨²blico aplaudi¨® muy sorprendido. Usan adem¨¢s el humor en los textos y en la presentaci¨®n de los temas, pero es dif¨ªcil saber hasta qu¨¦ punto los asistentes pudieron captar los chistes contados en un ingl¨¦s veloz, aunque correcto. Lo psicod¨¦lico en su m¨²sica est¨¢ latente en el fondo de esa guitarra arpegiada, reverberada por los pedales, plena de efectos adecuados, nada caprichosos, y, sobre todo, en esas fases instrumentales que se permiten, de cierto sinfonismo libre, espont¨¢neo, incluso experimental.
El bajista Metcalfe hizo un solo ejemplar con golpes arm¨®nicos que prob¨® una vez m¨¢s su destreza. Y finalmente los tres se cambiaron los papeles: Metcalf¨¦ se sent¨® en la bater¨ªa y dej¨® que Windsor cogiera la guitarra para que Robyn se colgase el bajo. Y como si nada.
Babelia
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