Entre alambradas

Campo de prisioneros n¨²mero siete, Ramadin 2. Alambradas de espinos rodean los cuatro edificios en los que se alojan los iran¨ªes capturados por Irak. Por los altavoces suena una melod¨ªa iran¨ª. Uniforme amarillo, cabeza rapada y una mirada permanentemente triste son los exponentes de su falta de libertad. Si no fuera por eso, el centro podr¨ªa confundirse con una colonia juvenil, a juzgar por la descripci¨®n que de ¨¦l realiza el jefe del campo, el comandante Al¨ª Mustaf¨¢."El trato que reciben es, sobre todo, humanitario, de acuerdo con la convenci¨®n de Ginebra", afirma el comandante Mustaf¨¢, sentado frente a un detallado mapa de Ir¨¢n. "Intentamos ayudarles dentro del campo".

En total hay unos 1.000 prisioneros en Ramadin 2, aunque oficialmente nadie da cifras. El edificio visitado est¨¢ ocupado por los m¨¢s j¨®venes, muchachos de edades comprendidas entre los 14 y los 20 a?os, aunque tambi¨¦n hay un cr¨ªo de 12.

La mayor¨ªa fueron detenidos hace tres o cuatro a?os. Son unos afortunados por haber sido trasladados a este campo modelo. Algunos estuvieron previamente en un campo de Mosul (unos 2.000 prisioneros) y en Ramadin 1 (unos 1.000), donde las condiciones no son, al parecer, tan favorables. Un d¨ªa normal de estos prisioneros se inicia a las siete de la ma?ana. Tras el aseo personal, el arreglo de los dormitorios y el desayuno, pueden elegir entre las diversas clases y talleres que ofrece la escuela del campo: mecanograf¨ªa, ingl¨¦s, franc¨¦s, ¨¢rabe, m¨²sica, pintura y tapices. "Se trata de actividades voluntarias", precisa Mustaf¨¢. Algunas de las materias est¨¢n impartidas por profesores de entre los propios prisioneros.

Razones humanitarias

"Establecimos esta escuela por razones humanitarias, ya que algunos de ellos no sab¨ªan ni escribir cuando llegaron", manifiesta el comandante Mustaf¨¢, quien asegura mantener contactos con los j¨®venes prisioneros "para conocer sus problemas". "Cada d¨ªa", prosigue el responsable del campo, "disponen de siete horas libres para moverse dentro del campo y hacer deporte".

En el patio hay una red de voleibol, dos canastas y un par de porter¨ªas de f¨²tbol sala. Tambi¨¦n existe una sala acondicionada como gimnasio con una mesa de pimp¨®n. Otra forma de ocupar el tiempo es la lectura.

El centro dispone de una peque?a pero variada biblioteca, que cuenta entre sus vol¨²menes con textos tan dispares como El Cor¨¢n o una biograf¨ªa en ingl¨¦s de Sim¨®n Bol¨ªvar. "Asimismo pueden escuchar m¨²sica iran¨ª, ¨¢rabe, kurda y turca en la radio del centro", agrega Mustaf¨¢.

El lugar est¨¢ impecablemente limpio, como casi todo lo que se ve en Irak. En la planta superior, cuatro habitaciones con capacidad para unas 40 o 50 personas cada una. Duermen en el suelo, pero las mantas son abundantes.

Seg¨²n el comandante Mustaf¨¢, no se han producido intentos de fuga, pues los prisioneros prefieren estar aqu¨ª". No obstante, por si acaso, tras las alambradas, soldados armados con ametralladoras montan guardia d¨ªa y noche.