Seguidores, amantes y m¨¢rtires
EL PA?S, Nacido en 1887, cuando el mundo participaba de una esperanza filos¨®fica de entendimiento y superaci¨®n de las limitaciones ling¨¹¨ªsticas, el esperanto fue saludado con entusiasmo por seguidores de todas las tendencias pol¨ªticas.
Republicanos y nacionalistas lo utilizaron para su propaganda durante la guerra civil espa?ola, aunque su uso se extendi¨® considerablemente m¨¢s en el lado de los defensores de la Rep¨²blica. Dictadores como Tito o Stalin llegaron a estimarlo primero y a perseguir a sus conocedores despu¨¦s, sin que ¨¦stos pudieran soslayar tampoco la animadversi¨®n de los nazis. De ah¨ª que los esperantistas puedan hablar en rigor de tener una historia en la que no faltan los m¨¢rtires.
Pasada una primera etapa de auge, el esperanto se ha enfrentado a una nueva concepci¨®n del mundo que ha cercado su expansi¨®n en favor de idiomas poderosos que, a juicip de los esperantistas, no hacen sino mantener una situaci¨®n de desigualdad entre los humanos. Pese a todo, el idioma de Zamenhof parece haber cobrado nuevos vuelos en la ¨²ltima etapa, incluso en pa¨ªses tan aparentemente reacios como Estados Unidos.
La celebrada neutralidad de un idioma que no pertenece a ning¨²n grupo ¨¦tnico -por mucho que Zamenhof fuera jud¨ªo- y a ning¨²n pa¨ªs concreto -aunque Polonia lo haya prohijado especialmente- ha sido tambi¨¦n, seg¨²n muchos expertos, el tal¨®n de Aquiles del esperanto. "Al no contar con ning¨²n poder nacional detr¨¢s", comenta Fighiera, "este idioma no se ha desarrollado como otros. No ha encontrado el soporte nacional necesario".
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