Una asamblea sin decisiones espectaculares
Estados Unidos acepta algunas de las propuestas de las naciones deudoras
ALBERTO VALVERDE ENVIADO ESPECIAL La b¨²squeda de un nuevo per¨ªodo de estabilidad en las relaciones econ¨®micas y financieras internacionales caracterizado por unos tipos de cambio y de inter¨¦s mucho m¨¢s previsibles, junto a la aceptaci¨®n por las naciones industrializadas y los organismos institucionales de algunas de las demandas de los pa¨ªses en desarrollo para reducir el fardo que supone su elevado endeudamiento, constituyen los resultados m¨¢s apreciables de las reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial celebradas en Washington.
Aunque la econom¨ªa mundial no ha mejorado mucho su estado desde la ¨²ltima reuni¨®n y el crecimiento sigue siendo insuficiente para resolver los problemas de desempleo en los pa¨ªses industriales y el de la deuda y el hambre en los del Tercer Mundo, una sensaci¨®n de cauto optimismo ha inundado las sesiones de la asamblea de este a?o, con los ministros de Finanzas de los 151 pa¨ªses miembros del sistema FMI Banco Mundial resignados a admitir que por lo menos no se han materializado los negros presagios que se anticipaban hace cinco a?os, cuando estall¨® en Toronto (Canad¨¢) el problema de la deuda.Tanto el presidente Reagan, que inaugur¨® la asamblea, como el nuevo director gerente del FMI, Michel Camdessus, han coincidido en que la econom¨ªa mundial se encuentra en estos momentos en su quinto a?o de continuo crecimiento y que, aunque existe alg¨²n nubarr¨®n en el horizonte, la amenaza de una recesi¨®n es, hoy por hoy, mucho m¨¢s manejable de lo que parec¨ªa hace un quinquenio. Es cierto que persisten serios desequilibrios estructurales en algunos pa¨ªses, como son los d¨¦ficit fiscal existe un consenso de que su soluci¨®n debe ser paulatina, a menos que se desee provocar una recesi¨®n global.
Un signo de este mayor optimismo ha sido quiz¨¢ la reducci¨®n del grado de enfrentamiento entre Estados Unidos y sus aliados del grupo de los siete. James Baker, secretario del Tesoro, limit¨® en esta ocasi¨®n sus tradicionales ataques a la pol¨ªtica fiscal restrictiva de Bonn y Tokio, en un claro indicio de que el grado de cooperaci¨®n que se ha creado en torno al grupo de los siete demuestra ya, adem¨¢s, el casi pleno dominio por este club de ricos de los designios futuros de la econom¨ªa mundial. Con todo, s¨ª ha existido un consenso de que sobre los pa¨ªses industriales, especialmente aquellos que acumulan fuertes excedentes externos, descansa hoy la responsabilidad de tirar de la econom¨ªa mundial.
El grupo de los siete fue, tambi¨¦n en esta ocasi¨®n, el inicial protagonista de la asamblea anual. En una reuni¨®n previa al inicio del plenario, los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales de las siete potencias industriales de Occidente ratificaban sus acuerdos de intervenci¨®n en los mercados de cambio y proclamaban sus compromisos para evitar una repetici¨®n de los per¨ªodos inestables en la relaci¨®n de cambio entre el d¨®lar y las principales monedas occidentales. D¨ªas despu¨¦s, el secretario del Tesoro, James Baker, profundizaba en los acuerdos de este club al anunciar que Washington "estaba preparado" para negociar la inclusi¨®n del oro, dentro de una cesta de materias primas, como un indicador m¨¢s en la determinaci¨®n de las bandas de intervenci¨®n cambiarias, base de los denominados acuerdos del Louvre de 22 de febrero pasado.
Pero la principal novedad de la 421 asamblea del FMI y el Banco Mundial se produjo en tomo a la denominada estrategia de la deuda, eufemismo con el que se conoce el mecanismo que los principales pa¨ªses acreedores utilizan para renegociar el bill¨®n largo de d¨®lares de deuda que acumulan los pa¨ªses en desarrollo. Estados Unidos, que tiene un poder casi de veto en las decisiones del FMI y el Banco Mundial, concretaba una larga lista de cambios que ambas entidades pod¨ªan introducir para hacer m¨¢s manejable el problema.
Cambios de actitud
Entre ellos se inclu¨ªa una larga lista de acciones, dentro del denominado "men¨² de opciones" para la gesti¨®n de la deuda, as¨ª como la posibilidad de que el Banco Mundial doblara pr¨¢cticamente sus recursos propios para asistir a los pa¨ªses m¨¢s pobres. Una propuesta brit¨¢nica para condonar la deuda p¨²blica de los 25 pa¨ªses m¨¢s pobres del planeta ven¨ªa a completar el incipiente cambio.
Estos cambios de actitud, algo m¨¢s que superficiales, serv¨ªan para reducir el grado de cr¨ªticas y quejas de los pa¨ªses en desarrollo, tres de los cuales -Argentina, M¨¦xico y Brasil- trataban sin ¨¦xito de crear un t¨ªmido frente de deudores, abortado en su inicio por la resistencia brasile?a a crearse m¨¢s problemas en su nuevo intento para renegociar sus 115.000 millones de deuda. Venezuela denunciaba el incumplimiento por los bancos de los compromisos iniciales contenidos en el plan Baker.
Por cuarta vez en dos a?os, Espa?a ve¨ªa rechazada su aspiraci¨®n a ver a su ministro de Econom¨ªa y Hacienda y al gobernador del Banco de Espa?a en los c¨®nclaves restringidos de los 11 pa¨ªses m¨¢s industrializados del mundo occidental, m¨¢s conocidos como el grupo de los diez. Esta vez, el Gobierno espa?ol anunciaba su renuncia pr¨¢ctica a seguir intent¨¢ndolo, aunque alg¨²n delegado -entusiasta se sacaba de la manga una nueva aventura: llevar la asamblea del FMI y el Banco Mundial a Espa?a en el a?o 1994.
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