Una bomba de ETA Militar mata en Pamplona a una repartidora de peri¨®dicos
La repartidora de peri¨®dicos Mar¨ªa Cruz Yoldi Orradre, de 63 a?os, madre de seis hijos, result¨® muerta a las 7.20 de ayer al estallar un artefacto explosivo colocado por ETA Militar junto a la puerta de una sucursal de la compa?¨ªa de seguros La Uni¨®n y el F¨¦nix Espa?ol, situada en el n¨²mero 5 de la calle Cortes de Navarra, de Pamplona. La existencia del artefacto hab¨ªa sido comunicada horas antes por ETA a la asociaci¨®n de ayuda en carretera DYA, pero la polic¨ªa no logr¨® localizar la bomba.
La fallecida debi¨® de mover la bomba, instalada a ras del suelo, entre una verja met¨¢lica y el cristal de la sucursal aseguradora, y la explosi¨®n destroz¨® su cuerpo, lanz¨¢ndolo hasta el otro lado de la calle.Con varias horas de antelaci¨®n, la asociaci¨®n de ayuda en carretera DYA (Detente y Ayuda) de Pamplona hab¨ªa recibido tres llamadas telef¨®nicas de un comunicante an¨®nimo, que se identific¨® como miembro de ETA, en las que se anunciaba que un artefacto explosivo hab¨ªa sido colocado en la calle Cortes de Navarra, sin especificar el n¨²mero.
Confusas llamadas
Seg¨²n fuentes de DYA, a las 3.24 de ayer se produjo la primera llamada, en la que el comunicante inform¨® de la existencia del artefacto "en la calle Cortes de Navarra". Seis minutos despu¨¦s, a las 3.30, la misma persona volvi¨® a llamar interes¨¢ndose por si DYA hab¨ªa transmitido el mensaje a la polic¨ªa y advirtiendo que quienes inspeccionaran la zona deb¨ªan tener "mucho cuidado para que no les pase lo que no les tiene que pasar". En esa misma llamada se indic¨® que el artefacto hab¨ªa sido colocado "enfrente del cine Carlos III, seg¨²n la DYA.
Sin embargo, este cine, ubicado en la misma calle, se encuentra a m¨¢s de 100 metros de distancia del lugar de la explosi¨®n, aunque enfrente de las oficinas siniestradas existe un sal¨®n de juegos recreativos con el mismo nombre, extremo que pudo provocar el equ¨ªvoco.
DYA volvi¨® a avisar a la polic¨ªa tras esta segunda llamada. Finalmente, a las 3.58 se produjo la tercera y ¨²ltima de las llamadas del comunicante, quien insisti¨® en que un artefacto hab¨ªa sido colocado en las proximidades del citado cine. Sin embargo, las dotaciones policiales no lograron encontrar el paquete.
Hacia las 7.20, Mar¨ªa Cruz Yoldi, que habitualmente repart¨ªa peri¨®dicos por oficinas y establecimientos cercanos al lugar del atentado, se acerc¨® al explosivo y al parecer lo toc¨®. La explosi¨®n la mat¨® en el acto y destroz¨® las oficinas de la Uni¨®n y el F¨¦nix Espa?ol. La onda expansiva envi¨® el cuerpo de la mujer a m¨¢s de 12 metros, empotr¨¢ndolo debajo de un veh¨ªculo Citro?n Visa propiedad del portero del inmueble n¨²mero 5 de la calle donde se produjo la explosi¨®n.
La fallecida estaba casada con un portero de finca urbana, ten¨ªa seis hijos y resid¨ªa en la calle Mayor. Acababa de entregar unos peri¨®dicos en un portal cercano. Su cuerpo permaneci¨® destrozado en la calle durante una hora, hasta que el juez orden¨® levantarlo. En el lugar quedaron el carro en el que transportaba los peri¨®dicos y numerosos ejemplares del d¨ªa esparcidos por la calzada.
Horas despu¨¦s, los forenses del hospital de Navarra apreciaron que al cad¨¢ver de Mar¨ªa Cruz Yoldi le faltaba un brazo.
Los bomberos, la polic¨ªa, DYA y Cruz Roja intentaron, infructuosamente, localizarlo, y llegaron incluso a rastrear la terraza de la vivienda del presidente del Gobierno de Navarra, Gabriel Urralburu, cuya residencia se encuentra situada a unos 20 metros escasos del lugar. Numerosos veh¨ªculos y viviendas cercanas resultaron fuertemente da?ados.
Pasadas las once de la ma?ana, la Polic¨ªa Municipal recibi¨® un nuevo aviso telef¨®nico de que quedaba otro artefacto sin estallar en el edificio. La polic¨ªa desaloj¨® los inmuebles y establecimientos comerciales de la calle Cortes de Navarra y cort¨® el tr¨¢fico de veh¨ªculos y peatones. Finalmente se comprob¨® que la amenaza era falsa.
Blanca Ib¨¢?ez, subdirectora de la oficina de La Uni¨®n y el F¨¦nix, se?al¨® que nunca hab¨ªan recibido amenazas de ning¨²n tipo, "ni siquiera llamadas raras". A su juicio, el artefacto no iba dirigido contra la compa?¨ªa, sino que fue colocado all¨ª por casualidad.
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