Elecciones con diamantes en la Rep¨²blica Francesa
Unas piedras preciosas que derrotaron a Giscard d'Estaing y desgastan a Chirac
Los diamantes, s¨ªmbolos de la perfecci¨®n y de la incorruptibilidad, ocupan un lugar privilegiado en la vida pol¨ªtica francesa. El mayor desgaste ante la imagen p¨²blica del presidente Val¨¦ry Giscard d'Estaing fue por un pu?ado de diamantes, los que le regal¨® Bokassa, el emperador de Centro¨¢frica que se crey¨® un Napole¨®n de ¨¦bano. En el mayor desgaste del Gobierno actual tambi¨¦n aparecen por medio estas piedras preciosas, los diamantes de Salom¨¦ Murat, una dama de la nobleza napole¨®nica casada con el ministro de Justicia Albin Chalandon y emparentada con los hermanos Chaumet.
Los diamantes de Bokassa fueron decisivos para la derrota de Giscard en las elecciones presidenciales de 1981. Los diamantes de Chaumet pueden ser decisivos para las pr¨®ximas elecciones presidenciales, en las que el actual primer ministro, Jacques Chirac, quisiera batir a Mitterrand. Los Chaumet, propietarios hasta el pasado junio de una de las joyer¨ªas m¨¢s elegantes de la plaza de la Vend?me, est¨¢n ahora en la prisi¨®n de Fresnes, donde se alojan atracadores de bancos y joyer¨ªas.Sus negocios con diamantes, convertidos ya en s¨ªmbolos de la impureza, han ocasionado a los Chaumet su proceso por "estafa, bancarrota y documentos falsos", y han arrastrado en la tormenta al ministro de Justicia, amigo y pariente, pero que al mismo tiempo es tambi¨¦n la m¨¢xima autoridad judicial y, por tanto, con el fiscal del caso a sus ¨®rdenes.
El origen de la quiebra, evaluada en unos 2.000 millones de francos (40.000 millones de pesetas), parece estar en las especulacienes con los precios del diamante en su ¨¦poca de alza de hace unos a?os. Las inversiones en estas piedras preciosas permit¨ªan la realizaci¨®n de unos r¨¢pidos beneficios sin dejar trazas visibles para el fisco. Pero permit¨ªa tambi¨¦n la realizaci¨®n de operaciones ?legales, como la fuga de capitales o el blanqueo de dinero negro.
Ventas ficticias
La joyer¨ªa actuaba finalmente como un banco. Algunos de sus clientes depositaban su dinero en ella y recib¨ªan a cambio recibos f¨¢lsos en los que se certificaba el dep¨®sito de joyas. Los elevad¨ªsimos intereses se pagaban en concepto de ventas ficticias.Los Chaumet se hallaban especialmente preparados para este tipo de manejos, pues contaban con sucursales en Suiza y Londres. La ca¨ªda de la cotizaci¨®n del diamante, y quiz¨¢ otras dificultades econ¨®micas cuyo origen no se conocen, fueron convirtiendo la especulaci¨®n con joyas y diamantes en una sencilla y voluminosa pelota. Los Chaumet iban solicitando cada vez m¨¢s dinero para pagar los elevados intereses y el agujero iba creciendo hasta proporciones monstruosas.
La quiebra inmediata de los Chaumet era la comidilla de los iniciados desde principios de este a?o.
Pero por un extra?o sortilegio no terminaba nunca de resolverse. Cuando fue imposible seguir reteniendo la informaci¨®n sobre la ca¨®tica situaci¨®n de la joyer¨ªa, ya en mayo, surgi¨® simult¨¢neamente la historia del ministro. Chalandon hab¨ªa estado cobrando 500.000 francos mensuales (10 millones de pesetas) entre junio y diciembre de 1986 en concepto de la venta de las joyas de familia de su esposa.
Seg¨²n sus declaraciones, la ¨²nica relaci¨®n de Chalendon con los Chaumet era la de un simple afectado que hab¨ªa perdido dinero. Le quedaba todav¨ªa por cobrar una parte de los diamantes, que se evaluaba en tres millones de francos.
Algunos peri¨®dicos sugirieron ya entonces que Chalandon deb¨ªa dimitir, para evitar el doble papel de juez -como jefe de los fiscales- y parte -como afectado por la quiebra.
Los m¨¢s mal¨¦volos vieron en el dur¨ªsimo trato proporcionado a los hermanos Chaumet, que fueron esposados y encarcelados y a quienes se les niega la libertad bajo fianza, un resultado de la implicaci¨®n del ministro en el caso.
La pasada semana las cosas se precipitaron. El diario comunista L'Humanit¨¦ public¨® la reproducci¨®n facsimilar de un giro de un mill¨®n de francos de los Chaumet a los Chalandon, efectuado en 1985, y el diario Le Monde dio a conocer que desde 1972 el ministro ten¨ªa cuenta corriente y cobraba intereses del banco ?legal montado por los joyeros.
Chalandon ya no es juez y parte, sino que ha hurtado informaci¨®n a la opini¨®n p¨²blica y ha participado en manejos con visos de ilegalidad.
El ministro ha echado mano de todos los recursos a su alcance. Expertos y organismos dependientes del Gobierno franc¨¦s aseguran que no hay nada ?legal en su situaci¨®n. ?l mismo ha declarado que no tiene nada que reprocharse y que no piensa dimitir, "para no dar la raz¨®n a quienes le atacan", aseguran sus amigos. Una vieja cantinela que no resuelve el conflicto que se dibuje en el horizonte cuando el fiscal quiera interrogar a los testigos, y en algunos casos presuntos c¨®mplices, del fraudulento caso.
Mientras Chalandon aguante en su poltrona, frente a frente del establecimiento Chaumet en la plaza de la Vend?me, podr¨¢ intentar controlar el caso para que no le arrastre definitivamente. Aunque en la medida en que siga aguantando pone tambi¨¦n en peligro la integridad de la imagen p¨²blica de sus colegas del Gobierno, empezando por el primer ministro. La secci¨®n confidencial que publica el semanario Le Nouvel Observateur aseguraba anteayer que Chirac ya ha llegado al colmo de la paciencia. Todo est¨¢ a punto, pues, para una crisis, a ocho meses de las elecciones presidenciales. Un desayuno con diamantes que anuncia otros banquetes en los que Gobierno y oposici¨®n intentar¨¢n devorarse antes del enfrentamiento en las urnas.
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