Italia de nuevo
El paso dado por el Gobierno italiano de transformar la deuda del sector p¨²blico argentino en obligaciones a largo plazo y bajos tipos de inter¨¦s-pr¨¢cticamente una condonaci¨®n de la misma- puede ser un primer paso en la nueva direcci¨®n del tratamiento de los problemas de los pa¨ªses con dificultades de pagos. Italia, que, seg¨²n el autor, ha desarrollado una pol¨ªtica exterior imaginativa y audaz en muchos frentes, vuelve a mostrar su capacidad de transformaci¨®n.
Italia se dispone a convertir la deuda que Argentina mantiene con ella en un cr¨¦dito a largo plazo y bajo inter¨¦s, un cr¨¦dito blando, casi una condonaci¨®n de la deuda, unos 3.500 millones de d¨®lares, cifra nada despreciable incluso en el mar de los 55.000 millones a que asciende la deuda argentina siempre creciente.Que el monto de obligaciones exteriores haya seguido increment¨¢ndose desde la ca¨ªda del Gobierno militar, que puso en liquidaci¨®n la econom¨ªa argentina, puede parecer incomprensible para quien, sin conocer el problema a fondo, se asombra ante la magnitud de las cifras. M¨¢s a¨²n se sorprender¨ªa ante la aparente incongruencia de que la deuda ha aumentado no obstante que Argentina, como toda Latinoam¨¦rica, ha sido exportadora neta de d¨®lares en estos ¨²ltimos a?os. Pero ocurre que las tasas de inter¨¦s son tan elevadas y los capitales sobre los que se calculan tan enormes que, pese a todos los esfuerzos exportadores y pese a todas las pol¨ªticas de austeridad, el saldo disponible de d¨®lares nunca alcanza para pagar los intereses -no digamos ya el capital- y nuevos pr¨¦stamos -nominales- para permitir la cancelaci¨®n de intereses y evitar los n¨²meros rojos de los bancos prestamistas siguen inflando indefinidamente el monto de la deuda.
La pol¨ªtica exterior italiana, tradicionalmente fina, ha sumado en los ¨²ltimos a?os dinamismo, imaginaci¨®n y autonom¨ªa. No s¨®lo lo demuestra su relaci¨®n con los poderosos, sino su inteligente tratamiento de la cuesti¨®n ¨¢rabe y del caso de las Malvinas, no obstante el estrecho margen de maniobra que le dejaba su socio brit¨¢nico en la CE, y su dependencia de EE UU. Italia, hoy, da un nuevo paso l¨²cido y toma la delantera a pa¨ªses m¨¢s ricos y a Espa?a, tan o m¨¢s vinculada que Italia a Argentina por sus or¨ªgenes y por la lengua.
La decisi¨®n italiana es sagaz y tambi¨¦n interesada, como no podr¨ªa ser de otro modo, pero razonable e inteligentemente interesada. Italia, con una mirada que va m¨¢s all¨¢ del corto plazo, apuesta por el futuro. Apuesta por una vinculaci¨®n con el mercado argentino -y por medio de ¨¦l con el a¨²n muy d¨¦bil mercado regional latinoamericano- a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa italiana, en un acuerdo de mutuos beneficios. Italia vende su tecnolog¨ªa y sus proyectos de desarrollo, y Argentina le vende sus productos con escaso proceso de transformaci¨®n y se beneficia con la incorporaci¨®n de m¨¦todos industriales modernos que necesita para modificar su estructura econ¨®mica, su dependencia de la exportaci¨®n de productos primarios y de la importaci¨®n de productos elaborados.
La oportunidad argentina
Argentina, pa¨ªs rico hasta 1930 y cada vez menos rico desde entonces -a partir de cuando los errores se transforman en desprop¨®sitos- hasta su pobreza actual, dej¨® durante mucho tiempo pasar su oportunidad. Eran a?os en que a cada ca¨ªda econ¨®mica la filosof¨ªa dominante, transformada en obviedad popular, aseguraba que "con una buena cosecha todo se arregla". La oligarqu¨ªa terrateniente argentina que gobern¨® el pa¨ªs hasta nuestros d¨ªas -con cortos intervalos- a trav¨¦s del voto -con o sin fraude- o a trav¨¦s de los golpes pol¨ªticos dados por su guardia pretoriana, fue ciega y c¨®moda, ayudada por dos oportunas -para ella y, lamentablemente, a corto plazo, para todos los argentinos- guerras mundiales, cuando el esquema agroexportador de desarrollo hac¨ªa rato que estaba agotado.emODicho esquema, que enriqueci¨® al pa¨ªs, debi¨® haber servido no s¨®lo para producir un bienestar efimero -70 u 80 a?os es muy poco tiempo en la historia de un pa¨ªs, aunque sea joven-, sino para, aprovechando los excedentes que produc¨ªa, haber desarrollado una industria avanzada que hubiera mantenido a Argentina en el lugar privilegiado entre los pa¨ªses ricos que tanto enorgullec¨ªa a nuestro ingenuo chauvinismo aut¨®ctono. No se hizo as¨ª, y la oligarqu¨ªa, ligada a los intereses latifundistas y de la exportaci¨®n de materias primas y progresivamente a los financieros, que no pudo recuperar m¨¢s el poder a trav¨¦s de las urnas, lo obtuvo nuevamente por medio de un golpe de estado militar, esta vez m¨¢s cruel y sangriento que nunca.
Econom¨ªa arrasada
Los militares arrasaron la democracia, o los jirones que quedaban de ella con el Gobierno de Isabel Per¨®n, y la oligarqu¨ªa terrateniente y financiera arras¨® la econom¨ªa argentina y desmantel¨® su fr¨¢gil aparato industrial. Se dej¨® deslumbrar, interesadamente, por un modelo internacional de divisi¨®n del trabajo que asignaba a pa¨ªses como Argentina el papel exclusivo de proveedores de materias primas y beneficiaba al capital especulativo, desalentando al productivo, modelo que sigui¨® enriqueciendo a la oligarqu¨ªa y arruin¨® al pa¨ªs y a su gente. Los precios de las materias primas, como siempre, los fijan los pa¨ªses ricos compradores, pero adem¨¢s deciden las cantidades, de modo que cuando sus excedentes se lo hicieron conveniente cerraron sus fronteras para proteger a sus productores. Argentina tuvo que vender barato y adem¨¢s tuvo dificultades para colocar sus productos.Argentina est¨¢ lanzando desde diciembre de 1983 -y otros pa¨ªses del Tercer Mundo hacen lo mismo- un llamado dram¨¢tico a los pa¨ªses ricos para que apuesten por el futuro -pero el futuro es ma?ana- y no s¨®lo por hoy. Italia lo entendi¨® y toma la delantera. O Latinoam¨¦rica crece, se desarrolla y da bienestar a sus hijos, o estalla, y hay muchas otras regiones pobres del mundo que pueden estallar un d¨ªa m¨¢s o menos cercano. No son las visas para controlar a los inmigrantes econ¨®micos las que van a impedir el estallido, es decir, no es la represi¨®n la que lo va a evitar, sino la comprensi¨®n, la moderaci¨®n del ego¨ªsmo, la inteligencia.
Espa?a ha apostado por Europa, y hace bien. Espa?a no debe quedarse al margen de Europa. Pero esa apuesta no tiene por qu¨¦ relegar la apuesta por Latinoam¨¦rica a las declaraciones ret¨®ricas y a los festivales conmemorativos. Espa?a tendr¨ªa que empezar a pensar -y r¨¢pidamente- en seguir los pasos de Italia, si no quiere quedarse definitivamente atr¨¢s -no obstante el privilegio que supone hablar la misma lengua- en la relaci¨®n pol¨ªtico-econ¨®mica con el mundo que pobl¨®.
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