'Gorbiman¨ªa'
Estados Unidos vive una fiebre de culto a la personalidad del l¨ªder sovi¨¦tico
Una pasajera fiebre de culto a la personalidad del camarada Mijail Sergueievich Gorbachov, bautizada ya como gorbiman¨ªa, se ha de satado en el para¨ªso del capitalismo coincidiendo con la cumbre que se abrir¨¢ el pr¨®ximo martes en Washington. El instituto de sondeo Gallup, concede al dirigente de la URSS un 54% de popularidad en Estados Unidos, por encima de casi todos los pol¨ªticos nacionales, y asegura que por un margen de dos a uno, los ciudadanos de este pais tienen una "opini¨®n favorable" del nuevo zar sovi¨¦tico.
Hasta su principal adversario, Ronald Reagan, al que no se le conoce un solo discurso sin un chiste anticomunista, afirma que es "un l¨ªder de la URSS diferente". Un pa¨ªs que hace s¨®lo unos meses se entreten¨ªa en la televisi¨®n con la serie burdamente antisovi¨¦tica Amerika parece fascinado por la perestroika y la glasnost. Estos conceptos -gracias a la magia de la televisi¨®n, que los simplifica en bellas im¨¢genes de una nueva URSS- son m¨¢s popuares en Washington que en Mosc¨², denuncian los conservadores.Al ex secretario de Estado Henry Kissinger todo esto no le hace ninguna gracia, y pronostica que si Mijail Gorbachov tiene ¨¦xito con sus reformas, "las democracias a largo plazo estar¨¢n menos seguras".
El libro Perestroika, del l¨ªder sovi¨¦tico, est¨¢ en todas las librer¨ªas norteamericanas, distribuido por la editorial Harper and Row, que lo presenta como "el libro del a?o por el estadista del a?o". Esto cuando ni siquiera se vende abiertamente al p¨²blico en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, seg¨²n cuentan los corresponsales llegados de Mosc¨². "Creo que la cumbre es una gira de promoci¨®n del libro por Gorbachov", ironiza un soviet¨®logo del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos de la universidad de Georgetown.
Raisa
La presencia de Raisa es clave en la gorbiman¨ªa. Aqu¨ª no suscita los recelos que provoca en la URSS, y se habla de ella como si fuera la Jackie Kennedy de Gorbachov. "Puede ser la primera verdadera primera dama de su pa¨ªs desde la revoluci¨®n bolchevique", comenta la Prensa popular, que saca muy poco partido a las babushkas como Viktoria Breznev o Anna Chernenko. Todo lo que rodea a la URSS est¨¢ en alza: las agencias de viajes prev¨¦n un aumento del 60% de los viajes a ese pa¨ªs, y la demanda por estudiar ruso ha aumentado un 13% en colegios y universidades desde la llegada de Gorbachov al poder.Las tres grandes cadenas de televisi¨®n han peleado a muerte durante un a?o para asegurarse una entrevista con este hombre de 56 a?os, con una mancha en la calva, al que la Prensa norteamericana compara, por su apariencia, con "un abogado t¨ªpico de una empresa neoyorquina" o incluso "un pol¨ªtico al estilo americano". S¨®lo ha conseguido la primicia la NBC, despu¨¦s de que los asesores del Kremlin tacharan a la CBS y a la ABC por antisovie tismo en su cobertura de Afganist¨¢n.
Gorby es, en cierto modo, e Ollie North de la campa?a de ventas de Navidad, porque esta fiebre, como todo en este pa¨ªs, se traduce en negocio. Las camisetas con su efigie ya est¨¢n a la venta; en otras, se ve a un ama de casa de los a?os cincuenta -cuando Estados Unidos viv¨ªa la obsesi¨®n de la llegada de los rojos- que le dice a su marido: "Cari?o, los rusos est¨¢n aqu¨ª". "Estupendo, ahora saco el vodca". En los bares est¨¢ de moda pedir Stolischnaya por parte de los yuppies que pueden hacer jogging con camisetas con la hoz y el martillo o sujetar su corbata con un alfiler con la efigie de Lenin.
Una tienda de perros vende unos Reagan y Gorbachov de goma que chillan al ser mordidos. El l¨ªder sovi¨¦tico se vende m¨¢s que el presidente. Pero no todo el mundo est¨¢ siendo contagiado, ni mucho menos, por esta fiebre. Un ex veterano de Vietnam que vive de retratar turistas a las puertas de la Casa Blanca por cinco d¨®lares, junto a una efigie tama?o natural del presidente Reagan, ha decidido que no sacar¨¢ estos d¨ªas un Gorbachov. "No me gusta este tipo, amo la libertad".
Una medalla conmemorativa de plata, ideada por una firma de California y fundida en Leningrado, en la que se ven dos manos unidas sobre un fondo de la bandera estadounidense y la hoz y el martillo, con un oso en el reverso y la leyenda "Por la paz y la cooperaci¨®n", est¨¢ teniendo muy poco ¨¦xito. Se vende a 195 d¨®lares (unas 22.000 pesetas), y es demasiado para el sector patriota, todav¨ªa mayoritario en EE UU y que fren¨® en seco la invitaci¨®n de Reagan para que Gorbachov se dirigiera a una sesi¨®n conjunta de las dos c¨¢maras del Congreso.
Pero la gorbiman¨ªa, advierten los soci¨®logos, ser¨¢ flor de unos d¨ªas en un pa¨ªs que se mueve en un p¨¦ndulo de exageraci¨®n y corta memoria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.