Mar¨ªa Barroso
De actriz de ¨¦xito a primera dama de Portugal
Muchos portugueses la recuerdan a¨²n como la hija rebelde en La casa de Bernarda Alba o encarnando a. la protagonista femenina en las obras de Anouilh en el Teatro Nacional de Lisboa. Ha actuado en varias pel¨ªculas del m¨¢s famoso de los directores lusos, Manuel de Oliveira. Todo lo dej¨® tras casarse con un abogado que hab¨ªa militado brevemente en el Partido Comunista, pero que despu¨¦s habr¨ªa de ser el dirigente socialista en el exilio. Hoy, Mar¨ªa Barroso, ex actriz, es la primera dama de Portugal.
Tiene dos hijos con Mario Soares: Jo?o -en la actualidad diputado del Partido Socialista- e Isabel. Tiene tambi¨¦n tres nietos. Estuvo m¨¢s de 30 a?os alternando el exilio de su marido en Par¨ªs con la direcci¨®n de la escuela propiedad de su suegro en Lisboa: "Era nuestro medio de vida", explica Mar¨ªa Barroso. Todav¨ªa lleva directa mente aquella vieja escuela, situada junto a la casa familiar, en la populosa zona lisboeta de Campo Grande.La vida de Mar¨ªa Barroso se inici¨® pronto con triunfos profesionales desde que, finalizada su carrera en el conservatorio con uno de los primeros n¨²meros, llega como actriz al Teatro Nacional. Eran tiempos dif¨ªciles, del salazarismo m¨¢s puro m¨¢xime para alguien que, como era el caso de la joven actriz, proven¨ªa de una familia contestataria al r¨¦gimen y, para colmo, buscaba hacer un teatro comprometido.
Luego vinieron las pel¨ªculas con el cine intelectual de Manuel de Oliveira. Fueron, comenta cinco a?os de vida apasionante y agitada, en los que la censura y las persecuciones pol¨ªticas no contribu¨ªan precisamente a la placidez.
Boda y cambio
Todo aquello cambi¨® tras la boda con Mario Soares. Entonces Mar¨ªa Barroso desempolv¨® su licenciatura en Letras y entr¨® a trabajar en el colegio propiedad de su suegro, que habr¨ªa de convertirse; en el largo tiempo del exilio, casi en el ¨²nico medio de sustento para los miembros de la familia.Esta mujer menuda, a la que los portugueses atribuyen un car¨¢cter "endiabladamente fuerte", parece casi la encarnaci¨®n del proverbio que asegura que tras cada ?gran hombre hay una gran mujer. Desde que, el 25 de abril de 1974, la revoluci¨®n de los claveles devolvi¨® la democrac¨ªa a Portugal, ha sido muy dif¨ªcil Corla ausente de los recorridos electorales de su marido, meg¨¢fono en mano o conduciendo un viejo dos caballos. Desde aquel 1974, que permiti¨® el regreso de toda la familia a Portugal, Mar¨ªa Barroso, que rechaza ser "feminista a ultranza", quiso voluntariamente ser, sobre todo y ante todo, la mujer del pol¨ªtico.
En estos 14 a?os de democracia ha sido la esposa del ministro de Asuntos Exteriores, del secretario general del Partido Socialista de Portugal (PSP), del primer ministro, del ¨ªdolo ca¨ªdo y en la actualidad del presidente de la Rep¨²blica: "Siempre me ha hecho caso, porque, como dem¨®crata que es, tambi¨¦n discute las cosas de pol¨ªtica en familia", dice orgullosa la ex actriz.
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