Garc¨ªa Lorca, Llu¨ªs Llach, Paco Ib¨¢?ez y Zurbar¨¢n se incorporan al idilio cultural hispano-franc¨¦s
Por si alguien dudaba que Espa?a est¨¢ de moda en Par¨ªs, la cartelera de la capital francesa ofrece esta semana dos representaciones de Garc¨ªa Lorca, sendos recitales de Paco Ib¨¢?ez, acompa?ado del Cuarteto Cedr¨®n, y de Llu¨ªs Llach, y ayer, jueves, como cada jueves durante toda la temporada, las noches flamencas de Le Palace, una de las discotecas m¨¢s c¨¦lebres de la vida noct¨¢mbula. La semana pr¨®xima abrir¨¢ sus puertas la exposici¨®n antol¨®gica de Zurbar¨¢n, que puede pisar los talones a De El Greco a Picasso en asistencia de p¨²blico, y a partir del 20 de enero, el Centro Pompidou ofrecer¨¢ una antol¨®gica de 100 filmes de toda la historia del cine espa?ol.
La continua y nutrida presencia espa?ola en Par¨ªs no se debe ¨²nicamente a los acuerdos culturales entre los dos pa¨ªses ni a las iniciativas de las instituciones p¨²blicas. Lo espa?ol, y lo hisp¨¢nico en general, est¨¢ encajando con una soltura ins¨®lita hasta ahora en el p¨²blico parisiense. En el pasado oto?o, las librer¨ªas francesas ofrecieron por primera vez un peque?o alud de traducciones de escritores espa?oles j¨®venes. Pero a fines de a?o, en la lista de los discos m¨¢s vendidos pod¨ªa observarse, quiz¨¢ tambi¨¦n por primera vez en muchos a?os, que las letras de dos de los cinco discos mejor colocados en el mercado estaban escritas en lengua castellana. Una de ellas, La bamba, responde a un fen¨®meno que escapa a la moda francesa, y que tiene que ver con el ¨¦xito de La isla bonita, de Madonna, y de su peculiar y discutible hispanismo. La otra, Bamboleiro, es una rumba, cantada por Gipsy Kings, un grupo gitano de origen espa?ol y afincado en Arl¨¦s.Los Gipsy Kings, como otros grupos de rumberos, practican un flamenco-rock que se est¨¢ llevando de calle al p¨²blico de las discotecas. Todav¨ªa hay fen¨®menos m¨¢s curiosos, y en cualquier caso espurios, que explican algunas de las razones de esta emergencia de la m¨²sica y de la cultura espa?ola en Francia. ?ste es el caso de Eric Morena, que canta en franc¨¦s pero con acento navarro y amanerado y que explota a fondo el rastro de Luis Mariano en la cultura popular francesa.La lecci¨®n parece clara. Hasta el pasado a?o, la cultura espa?ola todav¨ªa llegaba a Par¨ªs vestida con los volantes de Carmen y de la Espa?a ex¨®tica inventada por M¨¦rim¨¦e y por Napole¨®n III, o con los harapos de los republicanos derrotados y de los inmigrados. Espa?a interesa ahora, sin embargo, en toda su multiplicidad: en lo m¨¢s t¨®pico -toros y flamenco- y en lo m¨¢s moderno -arquitectura o narrativa-, en lo m¨¢s serio y en lo m¨¢s cutre. El mejor ejemplo de que los t¨¦rminos cl¨¢sicos de las relaciones culturales franco-espa?olas est¨¢n cambiando lo proporciona el papel central de Federico Garc¨ªa Lorca en toda esta moda.
Para muchos franceses, incluso entre los m¨¢s cultos, no hay dudas de que la literatura espa?ola se sintetiza en dos nombres: Cervantes y Garc¨ªa Lorca. Con el primero ha quedado tradicionalmente satisfecha la necesidad de conocer los cl¨¢sicos. Con el segundo se ha conseguido destilar una s¨ªntesis de la Espa?a de M¨¦rim¨¦e y de la Espa?a de la guerra civil, aun a costa del falseamiento o de la simplificaci¨®n burda de la obra inmensa y modern¨ªsima del poeta granadino. Pues bien, en 1986 el cincuentenario del asesinato del poeta pas¨® en Francia casi desapercibido, en un gesto inconsciente de inhibici¨®n ante el Lorca t¨®pico que ahora aparece como un presagio del redescubrimiento.
En los mismos d¨ªas, el Th¨¦atre de la Ville ofrece un memorable montaje de La zapatera prodigiosa, a cargo de la Compagnie des Treize Vents de la regi¨®n Languedoc-Roussillon, dirigido por Jacques Nichet.
La revista Le magazine Litteratre, quiz¨¢ la publicaci¨®n especializada de mayor prestigio y difusi¨®n, dedica el n¨²mero de enero entero a Garc¨ªa Lorca. Y Jorge Lavelli, nuevo director del Teatro Nacional de la Colina, estrena la temporada y el propio teatro con su versi¨®n de El p¨²blico. El Lorca que se ofrece ahora a los franceses es todo Lorca.
No el de la poes¨ªa popularista del Romancero Gitano ni el poeta asesinado al principio de la guerra civil, sino el escritor capaz de realizar, en El p¨²blico, una de las b¨²squedas m¨¢s audaces y sangrantes sobre el papel del teatro y de su p¨²blico.
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