Una 'boh¨¨me' de primera categor¨ªa
Ten¨ªa previsto la direcci¨®n del Teatro L¨ªrico Nacional la Zarzuela comenzar su tempor da con Sans¨®n y Dalila, de Camille Saint-Sa?ns, pero la enfermedad de quien deb¨ªa protagonizarla, el tenor Jos¨¦ Carreras, desvi¨® el proyecto. Sustituy¨¢ a la obra de Saint-Saens ese capolavoro del teatro musical llamado La boh¨¨me, representado ya hasta seis veces en la Zarzuela. Habidos los antecedentes, lo m¨¢s dif¨ªcil era encajar un reparto atractivo, pues la producci¨®n estaba garantizada al ser la misma presentada por el Teatro L¨ªrico Nacional hace dos a?os, seg¨²n la estupenda regie de Horacio Rodr¨ªguez de Arag¨®n sobre preciosos escenarios, figurines y luces de Hugo de Ana.La interpretaci¨®n de La boh¨¨me resulta siempre peliaguda, pues todos tenemos en la memoria grand¨ªsimas versiones, como la c¨¦lebre de Karajan para la Scala en el momento cumbre de Mirella Freni.
La boh¨¨me
De Giacosa-Illica- y Puccini.Int¨¦rpretes: Luis Lima, Paolo Gavanelli, Enric Serra, Alfonso Echeverr¨ªa, Miguel Sola, Ilona Tokodi, Carmen Gonz¨¢lez, Julio Pardo, Jes¨²s Valderr¨¢bano, Fernando Balboa y Jes¨²s Landin. Coro y orquesta titulares. Director del coro: Jos¨¦ Perera. Escolan¨ªa dirigida por C. S¨¢nchez. Escenarios, figurines y luces: Hugo de Ana. Director esc¨¦nico: Horacio Rodr¨ªguez de Arag¨®n. Direcci¨®n musical: Antoni Ros Marb¨¤. Teatro L¨ªrico Nacional la Zarzuela. Madrid, 19 de enero.
Como primera y acertad¨ªsima medida se encarg¨® la direcci¨®n musical a Antoni Ros Marb¨¤, maestro excelente y sensibilidad id¨®nea para la pieza pucciniana. El director barcelon¨¦s ha conseguido maravillas. Su exigencia musical, su af¨¢n por hacer tocar bien, su medida de todos los elementos, desde la clarificaci¨®n de la textura hasia la afectividad de la expresi¨®n, como en la magn¨ªfica diferenciaci¨®n entre las dos mitades del primer acto, al modo karajaniano: cuando va a entrar en escena Mimi, el personaje central de la ?pera, el aire se detiene y el encantamiento se produce. Ensimismado, moroso, recre¨¢ndose en la marcha mel¨®dica y en las tan persofiales estructuras arm¨®nico-t¨ªmbricas, Antoni Ros Marb¨¤, aparte de poner bello orden en todo, supo enaltecer al personaje que da raz¨®n de ser a la obra entera.
Seguir al director en su repertorio de exigencias, en su grande y espl¨¦ndida l¨ªnea, en la retenci¨®n de los tiempos, en las respiraciones expresivas no es asunto f¨¢cil, y tanto la, soprano h¨²ngara Ilona Tokodi -prernio en Ginebra el a?o 1976- como el tenor argentino Luis Lima respondieron con la nobleza y mordente de sus medios y su est¨²o a las incitaciones de la batuta. La eficacia dram¨¢tica se enriquec¨ªa en este caso por la juventud y estampa de los protagonistas, que parecen convenir con exactitud a los ideados por Giacosa-Illica y Puccini.
Redondearon, en perfecta unidad de estilo, el todo m¨²sico-teatral el bar¨ªtono Paolo Gavanelli (Marcello), el catal¨¢n Enric Serra (Schaunard) y el donostiarra Alfonso Echeverr¨ªa (Colline). El otro personaje femenino, Musetta, que con frecuencia queda en segundo plano, qued¨® bien resaltado por el timbre fresco, atractivo y la gracia juvenil de Carmen Gonz¨¢lez, que -a pesar de un visible trac- compuso y cant¨® el tipo con todo acierto.
Coro, escena, banda, todo estuvo a punto en una representaci¨®n bella y equilibrada cuya intensidad emocional culmin¨® en el acto final. La muerte de Mimi constituy¨® una creaci¨®n de alta poes¨ªa, y como contraste, el acto segundo, un ejemplo de animaci¨®n esc¨¦nica, de pintura de ¨¦poca, de rara vitalidad. Al ¨¦xito colaboraron el resto de los int¨¦rpretes, las voces bien ensayadas dePerera del coro titular y los ni?os de C¨¦sar S¨¢nchez.
La boh¨¨me inaugural de la Zarzuela tuvo la gran virtud: no necesitamos recordar versiones anteriores, pues est¨¢bamos ante un supermusical cuyo valor determinaba la misma sustancialidad teatral. Fue, como quiso Puccini, aut¨¦ntico teatro musical antes que m¨²sica teatral, y Antoni Ros Marb¨¤, Rodr¨ªguez de Arag¨®n, el reparto completo y todo tipo de colaboradores merecieron largu¨ªsimos aplausos de un p¨²blico conmocionado desde el primer momento.
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