Claves para un proyecto de transformaci¨®n social
La dificultad que entra?a responder con acierto a la pregunta ?qu¨¦ es el socialismo? explica la crisis ideol¨®gica y pr¨¢ctica que aqueja a los partidos socialistas desde hace una d¨¦cada. A juicio del autor, los fines de transformaci¨®n social son esencialesa los proyectos socialistas dignos de este nombre. A ello hay que a?adir la elecci¨®n de medios adecuados y el apoyo de un bloque social sensible al cambio.
?Qu¨¦ es hoy el socialismo? O, dicho de otra manera, ?a qu¨¦ aspira un partido socialista? Pregunta f¨¢cil de hacer y dif¨ªcil de responder. Esa misma dificultad que es, al mismo tiempo, causa y efecto de la crisis ideol¨®gica y pr¨¢ctica -de acci¨®n- de esos partidos desde hace poco m¨¢s de una d¨¦cada. Perplejidad, falta de respuestas, desideologizaci¨®n, son algunos de los calificativos m¨¢s en boga.Pretender despachar en unas breves l¨ªneas como ¨¦stas un tema como ¨¦ste ser¨ªa vano intento. Pero s¨ª cabe apuntar algunos elementos que entendemos pueden ser ¨²tiles para la reflexi¨®n y el debate. El laborismo brit¨¢nico habla del socialismo como "libertad individual, una sociedad justa y una econom¨ªa productiva y eficiente". En el reciente congreso del PSOE se habl¨® del socialismo como profundizaci¨®n de la democracia. Por mi parte, puedo proponer la definici¨®n siguiente: una sociedad libre (dentro y fuera, es decir, en este caso con una relativa autonom¨ªa internacional), igualitaria (en el m¨¢ximo bienestar y no en la escasez) y solidaria (tanto dentro como respecto de los m¨¢s despose¨ªdos en otras naciones). Naturalmente, esta definici¨®n ni difiere l¨®gicamente mucho de las otras ni es original (recoge muchas aportaciones), pero puede ser v¨¢lida.
Dificultades
A partir de ah¨ª empiezan las dificultades. Porque ?hay alg¨²n partido o formaci¨®n pol¨ªtica que no quiera esos objetivos o, al menos, que no diga que los quiere, tanto en nuestro pa¨ªs como en cualquier otro pa¨ªs democr¨¢tico? Todos lo dicen. Entonces, ?d¨®nde est¨¢ la diferencia? ?ste es un punto importante, y precisamente en esta aparente similitud radica una de las causas del confusionismo presente.
En mi opini¨®n, la diferencia est¨¢ -o debe estar- en cuatro elementos: credibilidad, contenido de los fines, medios que se empleen y, finalmente, bloque social de apoyo al proyecto.
La credibilidad es un primer elemento. Basta una constataci¨®n hist¨®rica: los partidos de izquierda y las organizaciones sindicales (y, en general, lo que se define como el movimiento obrero) han sido la causa principal -no la ¨²nica- de los grandes avances de la humanidad desde el siglo pasado. Y yendo al caso espa?ol, no cabe duda de que los objetivos de libertad, igualdad, solidaridad, son mucho m¨¢s cre¨ªbles en un partido socialista que en cualquier otro. Dicho esto, conviene tener en cuenta que este argumento hist¨®rico es precisamente eso, hist¨®rico, y que, por tanto, su fuerza decrece en el tiempo ante argumentos actuales. Lo que nos lleva al segundo elemento.
El contenido del triple objetivo citado no puede ser el mismo en una opci¨®n progresista que en otra que no lo es. Eso se logra resumiendo ese triple objetivo en uno ya dicho: profundizaci¨®n de la democracia, que a su vez se subdivide en tres: democracia pol¨ªtica, econ¨®mica y social.
Democracia pol¨ªtica, que es mucho m¨¢s que votar peri¨®dicamente. Es repartir el poder, desconcentrarlo, distribuirlo, fortaleciendo la sociedad y sus instituciones intermedias. Es fomentar la participaci¨®n, la responsabilidad ciudadana. Es modificar progresivamente el Estado en favor de los m¨¢s. Es fortalecer la autonom¨ªa en materia de pol¨ªtica exterior.
Democracia econ¨®mica, que supone sobre todo el derecho al trabajo y un reparto justo de la riqueza y de la renta, lo que exige un papel clave del sector p¨²blico como redestribuidor exclusivo y como part¨ªcipe en el proceso de distribuci¨®n. Democracia que demanda como requisito imprescindible una econom¨ªa eficiente.
Medios y fines
Democracia social, que incorpora necesariamente elementos como una creciente igualdad de oportunidades, movilidad social, difusi¨®n amplia de la cultura, lucha contra la marginaci¨®n y la segmentaci¨®n social, etc¨¦tera. En suma, lo que podr¨ªamos resumir como justicia social.
Es imprescindible tener en cuenta que todos estos objetivos no son siempre compatibles. M¨¢s concretamente, hay en algunos casos incompatibilidad (trade-off) entre eficiencia econ¨®mica y equidad. Optar en esos casos es la labor de gobernar. Tan importantes como los fines son los medios. ?ste es otro de los puntos claves, en mi opini¨®n.
Un plantemiento liberal, y, por tanto, diferente del socialista, es el que dice que, escogidos los fines por razones ideol¨®gicas, "la elecci¨®n de los medios para alcanzarlos debe ser contemplada como un tema t¨¦cnico". (Nicholas Barr: The economics of the Welfare State.)
Otro plantemiento, en mi opini¨®n tambi¨¦n equivocado, es el que va al otro extremo: es socialismo todo lo que hacen los socialistas.
Frente a esos dos planteamientos, entiendo que en la elecci¨®n de medios deben jugar aspectos t¨¦cnicos y aspectos pol¨ªticos, y que, por supuesto, no todo lo que hacen ?os socialistas es por definici¨®n socialismo. Hay muchas medidas no espec¨ªficamente socialistas que, acertadamente, hay que aplicar.
En resumen, no cualquier medio sirve para los fines dichos. Por lo menos por dos razones: medios t¨¦cnicamente correctos (aunque no los ¨²nicos) pueden llevarnos a fines distintos de los buscados, y, segunda raz¨®n, la aplicaci¨®n de los medios normalmente no es neutral, sino que cuando se pueda deben llevar incorporados elementos inherentes a los fines que se buscan (por ejemplo, la solidaridad, la participaci¨®n, etc¨¦tera).
Con todo lo anterior se logra que tambi¨¦n en cuanto a los medios, a la metodolog¨ªa, se distinga una opci¨®n socialista.
?Cu¨¢l es el aspecto central en este tema? Especialmente en la econom¨ªa es el papel del sector p¨²blico y de su mayor o menor presencia.
No es posible extenderse en este tema. Pero sin duda forma parte del ideario socialista renovado la aceptaci¨®n de una econom¨ªa mixta con un papel triple de ese sector p¨²blico: como productor de bienes y servicios (por supuesto, eficiente, competitivo, pero teniendo tambi¨¦n en cuenta los costes y beneficios sociales); como regulador de la actividad econ¨®mica (y no hay duda de que, vistos los resultados de determinadas desregulaciones en las econom¨ªas occidentales, veremos en poco tiempo un reflujo ideol¨®gico y pr¨¢ctico en esta materia), como benefactor no eje del Estado del bienestar (en su triple aspecto de regulador econ¨®mico, redistribuidor social y legitimador del Estado). Obs¨¦rvese que en esta triple acci¨®n est¨¢n presentes los dos principios base de eficiencia y equidad, y recu¨¦rdese que no siempre son compatibles.
Finalmente, pero no menos importante, el bloque que apoya el socialismo debe ser otro elemento diferencial. Obviamente, debe ser mayoritario. Afirmaci¨®n que suscita algunos temas. Entre ellos: la constataci¨®n de que no basta en las sociedades m¨¢s industrializadas y posindustriales con los trabajadores manuales, que est¨¢n en descenso num¨¦rico; la necesidad de integrar al proyecto otras capas de unas sociedades cada vez m¨¢s complejas, fraccionadas y r¨¢pidamente cambiantes; la urgencia de incorporar a los sectores m¨¢s marginales o en peligro de marginaci¨®n; lo imprescindible de contar con el apoyo de las organizaciones sindicales y de su fortalecimiento y participaci¨®n tanto institucional como en las empresas (y, por tanto, aunque ¨¦ste es otro tema, la necesidad de reforma del concepto y de la pr¨¢ctica de empresas). Es decir, la mayor¨ªa es imprescindible, pero no es lo mismo cualquier mayor¨ªa, sino una mayor¨ªa que perciba n¨ªtidamente el proyecto de transformaci¨®n y de progreso y que lo apoye.
Cabr¨ªa una ¨²ltima reflexi¨®n: un partido que busque todo lo anterior, que aspire a transformar la sociedad, juega en campo contrario, y, por tanto, su claridad de ideas, su organizaci¨®n, su trabajo, deben ser siempre mayores que en cualquier otro partido que busque solamente mantener lo esencial del esquema capitalista cediendo en lo accesorio.
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