Humor
Es estupor lo que siento a la vista de la importancia que m¨¢s all¨¢ del Ebro se ha dado al supuesto esc¨¢ndalo causado en Catalu?a por el show de Els Joglars. As¨ª como el caso Mariscal cre¨® un mal solaje generalizado y un clima de linchamiento y auto de fe, el show de Els Joglars s¨®lo ha molestado profundamente a los partidarios de las v¨ªrgenes y a los directivos del Bar?a, y superficialmente a los que consideramos que el t¨®pico del materialismo de los catalanes merece al menos ser compartido en una Espa?a en la que un Gobierno socialista-andaluz proclama que lo que no es crecimiento del PIB son pu?etas. Me sobra esa alusi¨®n a la taca?er¨ªa catalana, como recurso man¨ªdo en una realidad en la que un navarro como Solchaga nos quita todo lo que puede y no nos da ni los buenos d¨ªas.Las reacciones m¨¢s interesadamente neur¨®ticas se han dado fuera de Catalu?a. Da la impresi¨®n de que se necesita un punching, en un proceso preelectoral en el que buena parte de la progres¨ªa espa?ola piensa utilizar el poco sentido del humor del pujolismo para derribarlo. Socorro. A m¨ª me aterran los antipujolistas. Buena parte del exceso de estatura pol¨ªtica de Pujol se lo debe a los antipujolistas, y yo una vez m¨¢s me santiguo y le pido a la Virgen de Covadonga que me cuide de los antipujolistas, que yo ya me cuido de los pujolistas. Se est¨¢ regalando al honorable Jordi Pujol la condici¨®n de v¨ªctima y blanco de la s¨¢tira de todo un Estado; blanco cuando no asume la s¨¢tira y blanco cuando la encaja, trag¨¢ndose todas las tripas que se quiera pero trag¨¢ndoselas.
Por lo dem¨¢s, bienvenidos sean los culos libres en la televisi¨®n libre, y que nadie se autocensure a la hora de utilizar el culo como pasqu¨ªn ni la m¨¢scara como broma. Ya hemos visto aparecer a Pujol disfrazado de pesetero; ahora quedamos a la espera de Felipe Gonz¨¢lez disfrazado de Cantinflas, experto en digos y diegos. Yo me he atrevido a proponerlo, Gurruchaga es muy capaz de escenificarlo y Pilar Mir¨® seguro seguro que se atreve a programarlo.
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