Reinosa, un a?o de lenta agon¨ªa
La furia laboral de la primavera, pasada ha dado paso a un abatimiento generalizado en la poblaci¨®n c¨¢ntabra
Flanqueado por cumbres de hasta 2.000 metros de altitud se extiende el casco urbano de Reinosa, por el que culebrean el Ebro y el H¨ªjar; la atm¨®sfera en estos albores de la primavera tiene una transparencia propia de la Castilla inmediata. Cientos de aficionados dan hoy salida a su mal contenido letargo de pescadores de truchas, y se les ve orillando los cauces de los r¨ªos. Muchos de estos hombres j¨®venes estaban hace un a?o enrolados en la guerrilla urbana, enfrent¨¢ndose a las fuerzas antidisturbios, pooniendo obst¨¢culos a los trenes y atizando las brasas de un peligroso volc¨¢n laboral.
Los truenos de la reconversi¨®n industrial se escucharon en aquella primavera de 1987, desde marzo hasta bien entrado el verano, pero las nubes de la tormenta social se hincharon algunos a?os atr¨¢s. El desarrollismo de los a?os sesenta y setenta hizo que las horas extraordinarias y las chapuzas fuera de la industria, am¨¦n de la crianza del ganado, trajeran una prosperidad sin precedentes. Pero la descapitalizaci¨®n y la p¨¦rdida de la movilidad empresarial acarrearon enseguida malos presagios.Mil cuarenta y nueve inmuebles, con un total de 5.114 viviendas, se alzan en este municipio de s¨®lo cuatro kil¨®metros cuadrados y 13.000 habitantes, el m¨¢s peque?o de la regi¨®n y segundo m¨¢s poblado. De aquellos hogares, m¨¢s de la mitad fueron construidos entre 1965 y 1980, a?os de las vacas gordas seguidos de un empobrecimiento progresivo.
"Tengo que remontarme a los a?os siguientes a la guerra civil para encontrar una situaci¨®n de abatimiento semejante", se duele Julio Ceballos, en cuya agencia de la propiedad inmobiliaria se suscribi¨® en tan felices ¨¦pocas el 90% de las transacciones de compra y venta de pisos y arrendamiento de locales. "Ahora no se vende ni una buhardilla porque no hay de manda. Mire, en la orilla del Ebro una constructora levant¨® hace seis a?os 28 aireadas viviendas que hoy siguen sin estrenar a la espera de un comprador que quiera pagar los precios de entonces"
Un joven director de banco confiesa, por su parte, que detecta cada d¨ªa m¨¢s signos de debilidad entre sus clientes. "La modernizaci¨®n de las comunicaciones con Santander -ahora a solamente una *hora de Reinosa por carretera- hace que muchos ahorros se orienten a la adquisici¨®n de viviendas en la capital o fincas r¨²sticas en sus cercan¨ªas. Aqu¨ª no hay nada que hacer".
El terreno de labrar se cotiza entre 800.000 y un mill¨®n de pesetas la hect¨¢rea, pero no se efect¨²an transacciones al no aparecer la demanda. Y sus propietarios tampoco tienen prisa en deshacerse de los terrenos porque acaso haya que buscar alternativas a la crisis fabril, volver a la agricultura y a la crianza del ganado selecto o de carne.
El cad¨¢ver de Gonzalo Ruiz, obrero muerto en los enfrentamientos con la Guardia Civil se halla todav¨ªa presente; de hecho, una conmemoraci¨®n masiva se prepara para el d¨ªa 5 de mayo pr¨®ximo, aniversario del ¨®bito. Aseguran los comunistas que el porcentaje de parados puede ascender aqu¨ª al 28% de la poblaci¨®n activa. En el Instituto Nacional de Empleo (Inem) las estad¨ªsticas son concretas: los 1.363 habitantes inactivos de 1985 pasaron a 1.645 al a?o siguiente y en estos momentos son ya 1.988. Esto es, por cada siete personas hay una que no trabaja, aunque no siempre se beneficie de los 75 millones de pesetas que cada mes se distribuyen en subsidios al desempleo.
La decadencia no s¨®lo se percibe en el car¨¢cter regresivo de la estad¨ªstica poblacional, sino en el hecho, tal vez sin precedentes en Espa?a, de que en Reinosa durante el ¨²ltimo trienio no se ha edificado una sola vivienda. 25 licencias de obra expidi¨® el Ayuntamiento en 1987, pero eran para acondicionar locales.
Mal ambiente de trabajo
?Para qu¨¦ sirvieron las movilizaciones, que costaron un muerto, decenas de heridos y cuantiosos millones de p¨¦rdidas a la Renfe y a los ciudadanos que sufrieron da?os en sus bienes? Fernando Fuente, secretario general de CC OO y presidente del comit¨¦ de empresa de Forjas y Aceros, lo tiene muy claro: "Sirvieron para evitar que la industria, perteneciente a un sector prendido con alfileres cual es el de aceros especiales, desapareciera".
Este l¨ªder inteligente e impetuoso, que hace un a?o andaba de un lado para otro armado de un meg¨¢fono, recuerda hoy a EL PA?S que la plantilla de la industria, la antigua Naval (fundada en 1918, primera gran piedra de la industrializaci¨®n comarcal), estaba constituida en agosto de 1987 por unos 686 trabajadores, de los que han causado baja en estos meses 357 por imperativos de la reconversi¨®n. De aqu¨ª a diciembre, seg¨²n sus cuentas, habr¨¢n salido otros 50 operarios mayores de 52 a?os y en enero pr¨®ximo los 29 ¨²ltimos. Total, 436 trabajadores excedentes.
El l¨ªder obrero reconoce que, excepto en piezas fundidas, Forjas y Aceros est¨¢ cumpliendo las previsiones m¨ªnimas de ventas contempladas por el plan comercial. Pero, en cambio, precisa que el ambiente en las naves es tan malo como el a?o pasado, aunque puede que no estalle como entonces "porque todos temen entrar en la lista de los despidos". Seg¨²n ¨¦l, las inversiones est¨¢n demor¨¢ndose y algunas de las m¨¢quinas adquiridas resultan tecnol¨®gicamente obsoletas. "Nos tememos que los ¨ªndices m¨¢s altos de corrupci¨®n pueden estar produci¨¦ndose actualmente en la f¨¢brica. Por todo, yo tengo escasas dudas de que al final no vayamos a revivir dolorosos episodios en la memoria de todos", a?ade.
Lo que parece mejorar son las relaciones (siempre dif¨ªciles, tras el cruel comienzo de la guerra civil en la zona) entre los vecinos y la guarnici¨®n de la Guardia Civil, ahora bajo el mando de un joven gallego, el teniente Manuel Veiga, de talante abierto, que se ha integrado pronto en la poblaci¨®n; los 10 guardias pertenec¨ªan al acuartelamiento cuando estallaron las violentas refriegas y ninguno pidi¨® cambio de destino para alejarse de Reinosa, aunque despu¨¦s de los sucesos tuvieron la sensaci¨®n de vivir en un gueto.
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