Los matones del Sur
En los ¨²ltimos tiempos me ha correspondido acercarme a algunos de los sucesos m¨¢s preocupantes de nuestra pobre humanidiad.Comenc¨¦ el a?o en los territoriosocupados de Gaza y Cisjordania, donde los palestinos luchan denodadamente por su libertad y por el derecho elemental a poseer su tierra, pagando diariamente su tributo de muertos. De muertos j¨®venes que ya jam¨¢s vivir¨¢n la libertad. Vimos los brazos rotos y las intu?ecas torturadas de los manifestantes-ni?os y llegamos -?nunca lo hubi¨¦ramos imaginado!- a aflorar las defensas de gorna oscura y las esposas met¨¢licas de nuestros polic¨ªas. Ahora me ha tocado ser testigo de otra tragedia, un poco menos conocida por nosotros: ?frica austral. Durante una semana larga, la Asociaci¨®n de Parlamentarios de Europa Occidental contra el Apartheid se ha reunido -nos hemos reunido- en Lusaka y en Harare, las calpitales de Zambia y de Zimbabue. Hemos estado all¨ª Ciriaco de Vicente, diputado socialista, y yo mismo, junto a parlamentarios de toda Europa y de los pa¨ªses africanos que ya han hecho su "primera revoluci¨®n" es decir, pa¨ªses de ?frica donde gobiernan ciudadanos negros, como supongo que Dios manda.
Hemos escuchado razonamientos irrebatibles de los hombres de Estado africanos. De los h¨¦roes de la resistencia negra. De obispos y hombres religiosos. El pastor Kissner, de, la Iglesia surafricana, casi rezaba ante el micr¨®fono: "El Dios de justicia que nuestra comunidad concibe desea la liberaci¨®n de los pueblos. El amor sin acci¨®n ni) existe".Hemos escuchado a l¨ªderes sindicales negros que saben que las sanciones econ¨®micas a Sur¨¢frica atraer¨¢n nuevos males sobre su propia clase social, pero que las asumen porque est¨¢n convencidos de que ah¨ª est¨¢ el principio de su emancipaci¨®n como negros y como trabajadores. "Los obreros est¨¢n a favor de las sanciones. Aceptan los sacrificios", dec¨ªa, textualmente, desde la tribuna, un militante clandestino, mientras las c¨¢maras de televisi¨®n y los fot¨®grafos apartaban su objetivo del rostro oscuro e inteligente para respetar su anonimato.
Realidad estremecedora
Hemos conocido y manejado datos y estad¨ªsticas reveladores de una realidad estremecedora. Me tienen que perdonar que no aporte ni siquiera los m¨¢s significativos. Las l¨ªneas a¨¦reas han perdido el equipaje donde tra¨ªa mis papeles. Pero he preferido no esperar a recuperarlo -?si lo recupero!- para redactar estas l¨ªneas urgentes que quieren ser un grito de alarma. Pero no puedo dejar de consignar que al Gobierno de Sur¨¢frica le cuestadiez veces m¨¢s la educaci¨®n de un ni?o blanco que la de un ni?o negro.
Pero hay otra reflexi¨®n que yo quiero hacer y que necesariamente tiene una cierta vertiente pesimista. Mientras las Naciones Unidas no cesan de aprobar resoluciones que en teor¨ªa -y en la pr¨¢ctica, si se aceptarapondr¨ªan en v¨ªas de soluci¨®n los graves problemas de Palestina, Sur¨¢frica, S¨¢hara occidental, Centroam¨¦rica y Afganist¨¢n, por ejemplo, la sangre humana no deja de correr en aquellos y en otros lugares de nuestro insensato mundo. Lo que lleva necesariamente a profesar cierto escepticismo sobre la eficacia de todo intento de orden mundial ftindamentado en el derecho intemacional.
Mientras nosotros, gentes de buena voluntad, reflexion¨¢bamos sobre todo esto en Lusaka y en Harare, el ej¨¦rcito surafricano penetraba hasta 400 kil¨®metros m¨¢s all¨¢ de las fronteras de Angola en incursiones de apoyo a los rebeldes de UNITA, los soldados de Pretona se internaban en Botsuana y daban muerte a tres militantes del Congreso Nacional Africano (ANC), en las proximidadesde la capital, Gaborone, y en el homeland de Venda, cerca de la frontera del pa¨ªs del que ¨¦ramos hu¨¦spedes, liquidaban a otros tres impunemente. ?Y nosotros, dale que te pega a la reflexi¨®n!
Como ha dicho el arzobispo Desmond Tutu, realmente Botha y sus secuaces se han convertido en "los pistoleros del sur de ?frica". No se conforman con persistir en esa siniestra escalada de ejecuciones, en que siempre son negros o mestizos los ahorcados, sino que su acci¨®n terrorista ha llegado ahora a Par¨ªs. Mientras nosotros segu¨ªamos reflexionando, Dulcie September, delegada del Congreso Nacional Africano para Francia, B¨¦lgica y Suiza, era asesinada a tiros en la puerta de su despacho en Par¨ªs. El Gobierno de Pretoria ha impulsado la mano asesina.
Es preciso que todos abandonemos ya el papel de simples pla?ideras. La ONU, la CE, la Europa del Este, los tribunales internacionales de justicia de La Haya, los parlamentos de los pa¨ªses democr¨¢ticos, los diputados que nos reunimos aqu¨ª y all¨ª para enterarnos y se supone que para actuar, la opini¨®n p¨²blica, usted mismo, querido lector, tenemos la obligaci¨®n de forzar que las sanciones pol¨ªticas y econ¨®micas del conjunto de los pa¨ªses al Gobierno de Sur¨¢frica le obliguen a cambiar de actitud.
Todav¨ªa estamos a tiempo. Yo mismo voy a empezar con una pregunta en el Congreso al Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez sobre nuestras relaciones diplom¨¢ticas, pol¨ªticas y econ¨®micas con los matones de Sur¨¢frica.
Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s es diputado de Euskadiko Ezkerra. M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 13
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