La crisis permanente del Ministerio de Econom¨ªa
El Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, centro productor de la pol¨ªtica econ¨®mica, naci¨® trufado de problemas desde su principio hace cinco a?os y medio. En noviembre de 1982, Felipe Gonz¨¢lez, acompa?ado de Miguel Boyer, se reuni¨® con los principales hombres de la patronal, dirigidos por Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas. D¨ªas antes de los comicios de octubre, la CEOE hab¨ªa hecho p¨²blico un an¨¢lisis del programa econ¨®mico socialista en el que llegaba a la conclusi¨®n de que los objetivos del PSOE aproximaban a la sociedad espa?ola a los pa¨ªses del Este europeo.Gonz¨¢lez tranquiliz¨® a los empresarios y les dio una primicia: se crear¨ªa un superministerio para aglutinar las ¨¢reas de Econom¨ªa, Hacienda y Comercio. Su titular ser¨ªa Miguel Boyer. A pesar de la cercan¨ªa personal del economista al l¨ªder del PSOE, la decisi¨®n de Gonz¨¢lez caus¨® sensaci¨®n, pues Boyer hab¨ªa permanecido aislado del equipo de t¨¦cnicos que hab¨ªa elaborado la alternativa socialista de cambio.
Pero Boyer no lleg¨® solo al viejo caser¨®n de la calle Alcal¨¢, sede principal del superministerio. Ante tan amplias competencias se crearon tres secretar¨ªas de Estado: Econom¨ªa, Hacienda y Comercio, para que funcionasen casi como tres ministerios. Como Boyer no pertenec¨ªa al aparato del PSOE, ¨¦ste se moviliz¨® para marcarlo en las personas de los tres secretarios de Estado: Jos¨¦ Sevilla (Hacienda), inspector de Hacienda ajeno al PSOE que en 1982 hab¨ªa publicado un op¨²sculo titulado Econom¨ªa pol¨ªtica de la crisis, cuya lectura impact¨® a Felipe Gonz¨¢lez; Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez (Econom¨ªa), militante socialista pasado por el aprendizaje en Estados Unidos, y Luis Velasco (Comercio), muy cercano a las filas de Alfonso Guerra.
La primera crisis del Gobierno socialista se produjo cuando Jos¨¦ Sevilla fue destituido por Miguel Boyer, a cuenta de las discrepancias sobre el tratamiento fiscal del dinero negro (Sevilla entend¨ªa que con la nueva legislaci¨®n se le dejaba al Estado el monopolio del dinero negro). Se cuenta que en el Consejo de Ministros en el que se trat¨® el problema un miembro del Gabinete propuso, con la total oposici¨®n de Boyer, que se le dejase a Sevilla la opci¨®n de dimitir y no de ser destituido.
La sucesi¨®n
Sucedi¨® a Sevilla un joven ingeniero socialista, que hab¨ªa sobresalido en la Comunidad de Madrid: Jos¨¦ Borrell. Para entonces, Luis Velasco ya estaba aislado (incluso f¨ªsicamente, pues mientras la sede del ministerio est¨¢ pegando a la Puerta, del Sol, la Secretar¨ªa de Estado de Comercio est¨¢ cerca de la plaza de Castilla) de Boyer y de sus hom¨®logos. El superministro apenas despachaba con Velasco, quien, adem¨¢s, ten¨ªa serias divergencia con su segundo de a bordo, Guillermo de la Dehesa.
FI segundo equipo de Boyer queda, pues, formado por Borrell, Fern¨¢ndez Ord¨®?ez y Velasco. Mientras el ¨²ltimo se con vierte en un outsider, los dos primeros inician una batalla por la influencia en el departamento y, sobre todo, por el control del Presupuesto, verdadero eje del poder dentro de la pol¨ªtica econ¨®mica. Las relaciones entre ambos secretarios de Estado se agr¨ªan y se esquematizan maniqueamente, ante la opini¨®n p¨²blica, en dos l¨ªneas ideol¨®gicas: Ord¨®?ez es la derecha y Borrell es la, izquierda del ministerio.
Esta batalla sufre un un impasse con la crisis gubernamental. Cuando parece que la l¨ªnea Boyer ha ganado la partida y el favor de Gonz¨¢lez, y el ministro se convertir¨¢ en el segundo vicepresidente compartiendo mesa con el todopoderoso Alfonso Guerra, el desenlace es claramente el contrario: Miguel Boyer dimite y se refugia en la presidencia del Banco Exterior. Su sucesor natural es Carlos Solchaga, hasta entonces ministro de Industria y Energ¨ªa.
Solchaga adopta una l¨ªnea de continuidad y mantiene al equipo Boyer. Los problemas entre los tres secretarios de Estado se agudizan: Velasco y De la Dehesa no se entienden; mientras el primero, el titular de la secretar¨ªa, permanece habitualmente en silencio, De la Dehesa se prodiga en declaraciones, asumiendo aparentemente las funciones de Velasco. Borrell y Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, tras algunos encontronazos encarnizados, dejan de hablarse pr¨¢cticamente. Eso s¨ª, han de sufrir la cruz de darse los buenos d¨ªas y las buenas tardes en el Congreso, al ser elegidos diputados en las ¨²ltimas elecciones y coincidir un esca?o al lado del otro. Todo el mundo es consciente de que la situaci¨®n no puede continuar.
Ascensos y descensos
Poco antes de viajar con Felipe Gonz¨¢lez a Am¨¦rica Latina, Solchaga comunica el presidente su deseo de hacer cambios en el ministerio. Pero antes de llegar a Cuba, los funcionarios m¨¢s allegados ya saben que Velasco est¨¢ destituido. Guillermo de la Dehesa comunica a sus amigos la decisi¨®n de abandonar la Administraci¨®n y trabajar en la empresa privada. Borrell expresa a sus ¨ªntimos su convicci¨®n de que ha perdido, e incluso empieza a preparar la maleta con sus papeles particulares; adem¨¢s, ha entrado en barrena con su colaborador m¨¢s directo, Juan Francisco Mart¨ªn Seco. Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, por el contrario, el economista que m¨¢s ha interiorizado la bondad de la l¨ªnea Boyer en pol¨ªtica econ¨®mica y el responsable de los datos macroecon¨®micos -cada vez m¨¢s excelentes-, parece el hombre fuerte de la crisis. Tanto Ord¨®?ez como Borrell son aspirantes cl¨¢sicos a elevarse de categor¨ªa y ser ministros de Felipe Gonz¨¢lez en cualquier momento.
Carlos Solchaga sorprende a todos; su cambio de staff levanta ronchas en el aparato del PSOE: Luis Velasco, destituido; su contrincante, Guillermo de la Dehesa, que no es militante socialista y se le vincula a la beautiful people, secretario de Estado de Econom¨ªa; Jos¨¦ Borrell permanece reforzado en sus competencias; Mart¨ªn Seco deja Hacienda y se le hace presidente de la empresa p¨²blica Minas de Almad¨¦n, y Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, al destierro de Comercio en el Cuzco madrile?o. La crisis se cierra en falso, puesto que los principales problemas persisten -Borrell y Fern¨¢ndez Ord¨®?ez siguen sin tratarse, aunque ahora quede claro qui¨¦n de los dos manda m¨¢s- y nacen otros nuevos: Ord¨®?ez y De la Dehesa tambi¨¦n se distancian, quiz¨¢ por el hecho de que al primero no le gusta c¨®mo administra su herencia el nuevo titular de Econom¨ªa. Adem¨¢s, la incontinencia verbal de De la Dehesa y su aparato ideol¨®gico irrita permanentemente al aparato de la Moncloa.
Por tanto, los problemas que acaban de hacerse p¨²blicos no son sino la continuaci¨®n de esta historia, no algo puntual y descontextualizado. De la Dehesa conoce perfectamente que su carrera administrativa ha tocado techo. Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez no puede ser ministro mientras su hermano Francisco lo siga siendo de Asuntos Exteriores, en coherencia con la filosof¨ªa del presidente del Gobierno de no llevar al Gabinete a distintos miembros de una misma familia. Sorprende, eso s¨ª, que se desmarque de la carrera hacia el Banco de Espa?a, en la que figuraba como favorito para sustituir a Mariano Rubio. Es l¨ªcito interpretar que Felipe Gonz¨¢lez, al¨¦rgico a los grandes cambios, puede haber decidido mantener al actual gobernador. Por el contrario, se da por seguro que el subgobernador, Juan Antonio Ruiz de Alda, ser¨¢ sustituido; el nombramiento de Ruiz de Alda, a propuesta de Boyer, desencaden¨® una de las pol¨¦micas m¨¢s apasionadas dentro del Consejo de Ministros y tuvo la oposici¨®n de los componentes del Gobierno.
Salarios no competitivos
Los problemas del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda no son s¨®lo organizativos o personales; tienen bastante que ver con los niveles salariales. No s¨®lo en los altos cargos, sino entre los inspectores de Hacienda u otros cuerpos de elite, se conoce que la empresa privada pagar¨ªa el doble o el triple de lo que se gana en la Administraci¨®n por el mismo nivel de profesionalidad y de gesti¨®n. El propio Borrell suscitaba por primera vez en p¨²blico esta dificultad hace escasas semanas. El caso es que la Administraci¨®n p¨²blica, y preferentemente el ¨¢rea econ¨®mica, se est¨¢ descapitalizando a marchas forzadas por falta de competitividad en los sueldos. La sangr¨ªa de inspectores -que piden la excedencia- hacia el sector privado es permanente desde hace bastantes a?os.Ahora comienza la carrera en los altos cargos. Hace escasas jornadas cesaba el secretario general de Hacienda, Leopoldo L¨®pez Aranda, por problemas personales. Hoy trabaja en Fuerzas El¨¦ctricas de Catalu?a y posee su despacho personal. El subsecretario de Econom¨ªa y Hacienda, Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa Alonso, el t¨¦cnico que ha asegurado la cotidianidad del departamento durante muchos meses, ha fichado por Cajamadrid, donde llevar¨¢ el grupo de empresas y el ¨¢rea de nuevos productos financieros. Su presidente, Jaime Terceiro, se ha dado cuenta de la jugada y lleva a la caja de ahorros a un hombre de una experiencia en el sector casi inigualable; Garc¨ªa Alonso no ser¨¢ el ¨²nico en poner despacho a Cajamadrid, pues es probable que le acompa?e la plantilla de sus colaboradores m¨¢s cercanos. La carrera de Garc¨ªa Alonso en la Administraci¨®n es imbatible: comenz¨® como auxiliar y desde dentro gan¨® las oposiciones a inspector financiero y tributario. Ha sido subdirector del Tesoro, director general del Seguro y director general del Tesoro e Instituciones Financieras. Por sus cargos ha pertenecido al consejo del Banco de Espa?a. Garc¨ªa Alonso no es militante del PSOE. Adem¨¢s de la oferta de Cajamadrid, ha tenido al menos otra de uno de los grupos m¨¢s de moda en estos momentos por su agresividad financiera.
T¨¦cnico por t¨¦cnico
Le sustituir¨¢ en el ministerio, probablemente, Enrique Mart¨ªnez Robles, otro funcionario de primera l¨ªnea, que asegurar¨¢ la continuidad y que est¨¢ identificado con el proyecto socialista. Mart¨ªnez Robles, colaborador de Borrell, ha sido el t¨¦cnico que ha elaborado el reciente acuerdo financiero con los ayuntamientos.
Los cambios no cesar¨¢n ah¨ª. Prudencio Garc¨ªa, director general del Patrimonio, tambi¨¦n trabajar¨¢ en la empresa privada, probablemente en el ¨¢rea de telecomunicaciones. Rafael de la Cruz, secretario de Planificaci¨®n y Presupuestos, puede trasladarse al Ministerio de Defensa, cuyo titular, Narc¨ªs Serra, le lleva reclamando desde hace tiempo. Por ¨²ltimo, es muy posible que el interventor general, Ricardo Bolufert, tambi¨¦n deje el departamento, puesto que, en las ¨²ltimas semanas, se han recrudecido sus enfrentamientos con el secretario de Hacienda, Jos¨¦ Borrell, que, por cierto, tambi¨¦n ha recibido ofertas del sector privado.
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