La tarde del reclinatorio
Las escas¨ªsimas fuerzas del ganado que se lidi¨® ayer en Las Ventas hicieron que todos los toritos estuvieran m¨¢s tiempo de rodillas que en pie. La tarde se caracteriz¨® por interminables tandas de la suerte del reclinatorio hechas por los animalillos a los toreros. El mundo al rev¨¦s o la antilidia. Los cence?os cuerpos de las frusler¨ªas de toros que saltaron a la arena se pegaban unos tremendos morrazos, en el sentido literal de la palabra.Una l¨¢stima, pues los esmirriaduchos animales aparentaban castita en su lucha con las recargadas? cabalgaduras y, sus orondos jinetes. Estos ni siquiera aplicaron sus cl¨¢sicas habilidades toricidas y se limitaron a simular dos o tres picotacitos. Ruiz Miguel y Tom¨¢s Campuzano, que tienen demostrado poder con morlacos de divisas de las consideradas duras, no pertenecen al grupo de supuestas figuritas especialistas en estos toritos de cart¨®n piedra. Se quitaron de debajo a sus enemigos sin pena ni gloria.
Eulate / Ruiz Migad, T
Campuzano, De la Vi?aCinco toros de Paloma Eulate, y uno, quinto, del Conde de Mayalde, que sustitu¨ªa, a su vez, a otro de esta divisa; de escaso trap¨ªo y floj¨ªsimos. Ruiz Miguel: metisaca, estocada ca¨ªda (palmas). Estocada baja (silencio). Tom¨¢s Campuzano: estocada desprendida y tres descabellos (silencio). Dos pinchazos, intento de descabello y bajonazo (palmas). Rafi de la Vi?a: estocada ca¨ªda (ovaci¨®n). Estocada baja y descabello (silencio). Plaza de las Ventas, 24 de abril.
Cuando hubieron de aguantar alguna peligrosa colada, pues los de cart¨®n piedra se defend¨ªan en el ¨²ltimo tercio, lo hicieron valientemente. Cuando se estiraron toreando de sal¨®n, aburrieron, al no transmitir su abnegada labor a la concurrencia, que se divert¨ªa solicitando los cambios de los mas esquel¨¦ticos y d¨¦biles animales al presidente Lamarca, lo que ¨¦ste concedi¨®. Destac¨® Ruiz Miguel en su faceta de director de lidia y en la buena colocaci¨®n de los toritos antes de que entraran a los percherones. Los dejaba casi en el platillo y los de cart¨®n piedra se arrancaban de largo, en lo que casi iba a ser su ¨²ltima voluntad. En el cuarto, ligeramente engatillado y de mayor alzada, pare¨® con brillantez El Formidable.
El quinto exhibi¨® una variante del morrazo y se destroz¨® el cuerno izquierdo al estrellarse contra las tablas. El unicornio deb¨ªa tener el hor¨®scopo en su peor situaci¨®n y luego se rompi¨® una pata. Campuzano se puso pesado a la hora de matarle, como ya se hab¨ªa puesto en el otro, al que moli¨® a derechazos, trabajador ¨¦l. Rafi de la Vi?a recibi¨® de hinojos al que abri¨® plaza.
Semejante desprecio no le gust¨® al renqueante animalillo y se veng¨® repitiendo en¨¦simas veces esta suerte del reclinatorio ante el diestro, que le fulminaba con iracundas miradas. Lo peor es que los hermanos del torito se solidarizaron en esta inc¨®moda y nada ortodoxa postura. Poco m¨¢s pudo apuntar de la Vi?a, salvo muchas ganas y ciertos aires de regusto y clase que deber¨¢ confirmar ante toros de verdad.
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