Medio siglo de literatura sobre la literatura
Miron Grindea, editor de 'Adam', sabe a plazo fijo cu¨¢ndo terminar¨¢ su obra
"Estoy en Antibes bebiendo a su salud un whisky largo", le escribi¨® Graham Greem a Miron Grindea hace cinco en el 45? aniversario de Adam, una de las revistas literarias con m¨¢s solera de Europa. "Desde luego ha convertido usted la supervivencia en arte. Mis mejores deseos adelantados para su 50? aniversario en el caso de qne para entonces no pueda brindar de la misma forma". Adam est¨¢ llegando al medio siglo, y aunque Greene pueda brindar, la revista cerrar¨¢ porque el de Grindea que ha visitado Madrid para preparar un n¨²mero de literatura latinoamericana, ha sido inevitablemente el empe?o de un solo artista.
Miron Gr¨ªndea, nacido en una aldea rumana en 1908, lleg¨® a Londres de turista el 1 de septiembre de 1939, el mismo d¨ªa en que tanques alemanes aplastaban a la caballer¨ªa polaca y comenzaba la II Guerra Mundial. Aprendi¨® el ingl¨¦s con sonido rumano que a¨²n habla, y se acord¨® de una revista en la que hab¨ªa colaborado y que en 1941 decidi¨® resuscitar: Adam (Arts, drama, architecture, music).La revista, en ingl¨¦s y franc¨¦s, se imprime en Londres aunque se piensa en Brighton, donde Grindea reside entre los pianos y violines de su familia de m¨²sicos. Los 600 nombres de sus colaboradores incluyen a Eliot, Stravinsky, Gide, Mauriac, Claudel, Sartre, el poeta Picasso, Neruda, Aragon, EIuard, Tzara, Val¨¦ry, Borges y Thomas Mann. Cocteau le dibuj¨¦ como un Ad¨¢n, y Picasso, como un caballero andante de mirar travieso. Para saber hasta qu¨¦ punto ha sabido hacerse con amigos basta ver un n¨²mero sobre Tolstoi, que reun¨ªa textos de Moravia, Dos Passos, Pastemak, Murdoch y una carta de Gandhi.
Grindea es un hombre menudo, con una cabellera gris a lo director de orquesta y unos ojos sensibles y m¨¢s r¨¢pidos a¨²n que ¨¦l. No para: en los tres d¨ªas de su visita a Madrid para recoger buena informaci¨®n sobre Carlos Fuentes y Sergio Ram¨ªrez, con vistas a un n¨²mero de literatura latinoamericana, el editor se las arregl¨® para establecer muchos m¨¢s contactos, cenar hasta muy tarde con escritores y periodistas espa?oles y comprobar qu¨¦ hay de cierto en la leyenda de Toledo. Es indudable que tiene tras de s¨ª una de esas biograf¨ªas que ya no se hacen, pero la debe de reservar para sus memorias, que escribe, porque es dif¨ªcil hacerle hablar de algo que no sea su revista. Es posible que ambas se confundan.
La utopia del loco
Cada n¨²mero de Adam, trimestral, lleva unos catorce meses de preparaci¨®n. Con frecuencia son monogr¨¢ficos, y aunque muchos versan sobre temas cl¨¢sicos -Proust, Strindberg o Joyce-, otros tratan de literaturas no siempre conocidas: en 1946 public¨® una antolog¨ªa de autores catalanes, y tres a?os despu¨¦s, otra de literatura ecuatoriana. Su intenci¨®n es "tratar de asuntos que no est¨¢n cubiertos por los dem¨¢s". A juzgar por opiniones de Eliot, Bernard Cassen, de Le Monde, o Bertrand Russell, en la misma l¨ªnea de Greene, Grindea lo ha conseguido. Lo intuy¨® con el primer n¨²mero, que George Bernard Shaw coment¨® con su estilo de cascarrabias: "Si usted desea que su revista funcione, deje de publicar a autores victorianos", le escribi¨® en una nota.Antes de su retiro, que coincidir¨¢ con sus 80 a?os, Grindea prepara a¨²n algunos n¨²meros: las literaturas finlandesa y norue ga, el caso Dreyfuss en la Uteratura europea... No deja tras de s¨ª herederos que recojan su obsesi¨®n: casado con una pianista, toda su descendencia inclu¨ªda la pol¨ªtica se dedica a la m¨²sica y las fiestas en su casa se celebran coh conciertos. Tampoco parece posible que nadie pueda continuar una publicaci¨®n atravesada de punta a punta por el estilo, no de un periodista, sino de un loco ut¨®pico, como ¨¦l mismo se define. Aunque como dijo su amigo Fraser, editor del suplemento fiterario de The Times, "al menos su man¨ªa es inocente". El diagn¨®stico m¨¢s preciso parece en este caso el que proporciona el propio loco como un comentario sin importancia: "Vivimos en tiempos tan desesperados que uno se tiene que agarrar a algo".
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