'Combate nulo' entre Mitterrand y Chirac
"Combate nulo" ha sido el diagn¨®stico casi un¨¢nime de los comentaristas pol¨ªticos franceses respecto al resultado del debate entre el presidente de la Rep¨²blica, Fran?ois Mitterrand, y el primer ministro, Jacques Chirac, que reuni¨® el jueves por la noche ante las pantallas de los televisores a unos 30 millones de telespectadores durante dos horas y cuarto. Un sondeo de opini¨®n realizado al t¨¦rmino del debate demostr¨® que Mitterrand sigue contando con la buena opini¨®n de la mayor¨ªa del electorado. Un 32% de los encuestados lo consider¨® vencedor en la justa televisiva, mientras el 24% se?alaba a Chirac como ganador y un 20% apreciaba una situaci¨®n de empate entre los dos candidatos a la presidencia de la Rep¨²blica.
Tras el debate televisivo, convertido en el momento central de la campa?a electoral entre las dos vueltas, ayer empez¨® la campa?a oficial, con sendos m¨ªtines, Mitterrand en la ciudad de Lille y Chirac en el pabell¨®n deportivo de Bercy, en Par¨ªs, acompa?ado del derrotado de la primera vuelta, Raymond Barre. Jean-Marie Le Pen, cuyos votos ser¨¢n necesarios a cualquiera de los dos candidatos para vencer en la segunda vuelta, ha adelantado su toma de posici¨®n, anunciada para el domingo 1 de mayo, en unas declaraciones a Figaro-Magazine que aparecen hoy, en las que solicita la "formaci¨®n de un frente de toda la derecha para cerrar el paso al socialismo".La propuesta lepenista, aunque no tiene posibilidad alguna de ser aceptada, es el abrazo mortal que le faltaba a Chirac para debilitar sus intentos de captar los votos centristas.
Todos satisfechos
El resultado m¨¢s visible del debate es la consolidaci¨®n de la imagen presidencial de Mitterrand y la demostraci¨®n por parte de Chirac de su talla pol¨ªtica y de su energ¨ªa en la defensa de su programa y en la denuncia de su oponente. Giscard d'Estaing, en el debate con Mitterrand en 1981, empez¨® con aires presidenciales y termin¨® reducido a la imagen de un candidato. Chirac, en cambio, no consigui¨® el jueves por la noche destruir la imagen del presidente, aunque consigui¨® demostrar que en caso de derrota es el mejor dotado para encabezar la oposici¨®n.Los partidarios de Chirac han manifestado un¨¢nimente su satisfacci¨®n por el debate, en el que consideran que es su candidato el vencedor. Los de Mitterrand han manifestado id¨¦ntica opini¨®n, pero con menos calor. Chirac golpe¨® sin piedad a Mitterrand en pol¨ªtica fiscal, econom¨ªa, educaci¨®n, inmigraci¨®n, Nueva Caledonia, y s¨®lo admiti¨® la existencia de consenso en las reglas de juego de la cohabitaci¨®n y en las cuestiones en las que los socialistas han cambiado de pol¨ªtica. El primer ministro no intent¨®, sin embargo, ning¨²n golpe definitivo, en el que podr¨ªa haber arriesgado el escaso capital electoral acumulado en la primera vuelta.
Mitterrand hizo un combate a la defensiva, adornado por numerosas fintas sobre las responsabilidades de todos los Gobiernos sucesivos en el paro y en la inseguridad y por el elogio de la continuidad y del consenso, frente al manique¨ªsmo de Chirac. Los golpes asestados por el presidente fueron escasos pero de gran precisi¨®n. Algunos ejemplos: "Usted tiene muy buenas cualidades, pero no tiene la de la imparcialidad ni el sentido de la justicia en la direcci¨®n del Estado"; "Pol¨ªticamente el Estado RPR es un gran peligro que es percibido por muchos otros". O su frase sobre la responsabilidad socialista en el desarrollo del terrorismo en Francia: "Es triste para su persona y para su funci¨®n realizar estas insinuaciones. Es indigno de usted decir tales cosas". Mientras Chirac apelaba a las ideas del general De Gaulle como argumento de autoridad en siete ocasiones, Mitterrand cit¨® varias veces elogiosamente al ex presidente Giscard d'Estaing y al ex primer ministro Raymond Barre.
El punto m¨¢s pol¨¦mico del debate se produjo en la revelaci¨®n por parte de Mitterrand de una conversaci¨®n con su primer ministro. Mitterrand quiso demostrar con ello que Chirac ha dejado en libertad a varios terroristas y provoc¨® as¨ª el momento de mayor dureza, cuando ambos pol¨ªticos se desmintieron mutuamente. "?Usted puede decir, se?or Mitterrand, mir¨¢ndome a los ojos, que yo le he dicho que ten¨ªamos las pruebas de que Gordji era culpable?", dijo Chirac. "Mir¨¢ndole a los ojos le contesto", respondi¨® el presidente.
Este episodio, en el que se pod¨ªa cortar el aire, fue la ceremonia funeraria de la cohabitaci¨®n, dentro de esta gran ceremonia electoral que es el obligado debate televisivo. Los franceses saben desde el jueves c¨®mo han funcionado las cosas en la dificil intimidad entre Chirac y Mitterrand: con grandes dosis de fr¨ªa cortes¨ªa y con un constante esfuerzo para contener el odio y el rencor mutuo.
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