Irak enarbola la bandera en Fao
La recuperaci¨®n de la pen¨ªnsula, un regalo de cumplea?os para Sadam Husein
Una ciudad fantasma a orillas de Chat el Arab y un trazo del desierto de barro y sal que se prolonga a espaldas de los palmerales que bordean el canal. Este fue el escenario de la ofensiva con que Irak logr¨® recuperar el 18 de abril un total de 120 kil¨®metros cuadrados dentro de la pen¨ªnsula de Fao, que Ir¨¢n le hab¨ªa arrebatado en combate hac¨ªa dos a?os. La guerra sigue su curso sin esperanzas de que, tras casi nueve a?os de enfrentamientos en el Golfo, tenga fin a corto plazo. Pero por primera vez, desde 1980, Irak ha tomado la iniciativa frente a Ir¨¢n, y ha triunfado. Bagdad tiene ahora un buen motivo para espolear la baja moral de las tropas y de la poblaci¨®n, agobiada por una grave crisis econ¨®mica.
Dicen que la victoria ha sido el mejor regalo de Cumplea?os para el presidente Sadam Husein, que el jueves celebr¨® con gran despliegue oficial su 51? aniversario.Una carretera impecablemente asfaltada permite a los veh¨ªculos militares iraqu¨ªes avanzar a toda velocidad a trav¨¦s de las marismas de la pen¨ªnsula de Fao hacia las primeras l¨ªneas de fuego contra los iran¨ªes situadas en la ciudad del mismo nombre.
"?sta es la mahama, el mar de barro y sal", explica un portavoz militar iraqu¨ª a los periodistas a los que gu¨ªa hacia la ciudad de Fao, a apenas 90 kil¨®metros de Basora, la segunda ciudad iraqu¨ª.
Tras la ofensiva iraqu¨ª, la calma reina de nuevo en las trincheras que surcan la llanura de barro. Los mont¨ªculos parapetados por sacos de arena que sirven de puesto de observaci¨®n o base de la artiller¨ªa son los ¨²nicos relieves que se levantan en el horizonte. Una resplandeciente gr¨²a y una excavadora trajinan para liberar el terreno de los restos de los carros de combate y otros artilugios de los dos bandos inutilizados en la ¨²ltima batalla. El ¨®xido que reposa sobre otras piezas testimonia que tambi¨¦n quedan cad¨¢veres de las refriegas, que en 1986 dejaron sobre el terreno unos 40.000 soldados muertos. Fao ha vuelto a ser iraqu¨ª. El gran retrato del presidente Husein preside de nuevo la entrada a la ciudad entre las v¨ªas del tren, frente a los dep¨®sitos de carburante que se hallan destruidos, al igual que el oleoducto, desde el principio de la guerra. No quedan m¨¢s que los caparazones de algunos de los edificios y alminar de la ciudad que en tiempos fue el principal puerto de Irak. Pero, aunque arrasada, Fao constitu¨ªa una peligrosa amenaza en manos de los iran¨ªes, que desde all¨ª pod¨ªan establecer una cabeza de puente hacia Basora o alcanzar con un c¨®modo radio para sus misiles, el territorio kuwait¨ª, amigo de Bagdad.
Los iran¨ªes han sido ahora rechazados a las posiciones que ocupaban hace dos a?os en la otra orilla de Chat el Arab, l¨ªmite tradicional entre los dos pa¨ªses beligerantes.
Una ¨®ptima coordinaci¨®n
La ¨®ptima coordinaci¨®n entre la infanter¨ªa, la artiller¨ªa y la aviaci¨®n ha sido la clave del ¨¦xito de la operaci¨®n, seg¨²n la versi¨®n oficial iraqu¨ª. "La ofensiva se desarroll¨® en menos de 35 horas, lo que demuestra la eficacia y preparaci¨®n de nuestras fuerzas" afirma el general Mahar Abdul Rashid, jefe del Estado Mayor del S¨¦ptimo Cuerpo del Ej¨¦rcito, encargado de la defensa de Basora. Sus hombres comparten junto al cuerpo de ¨¦lite de la Guardia Presidencial el triunfo.La batalla, seg¨²n afirman los iraqu¨ªes, fue brutal. "No puedo precisar el n¨²mero de bajas en ambas partes", se?ala Rashid, apuntando a la tesis oficial de que fueron muchos, muchos, los muertos iran¨ªes, y apenas ninguno, los iraqu¨ªes.
No hay muertos en este sector de las marismas de la guerra del Golfo. Los primeros observadores que llegaron a la zona a los pocos d¨ªas de la ofensiva aseguran haber visto cientos de cad¨¢veres sobre el barro. Las excavadoras, dicen, trabajaron r¨¢pido y bien para enterrar bajo las ci¨¦nagas un peligroso foco de infecciones. Pero aun as¨ª, los informes militares occidentales no logran hacer cuadrar las pocas bajas iraqu¨ªes, con las que est¨¢n de acuerdo, con las descripciones apocal¨ªpticas dadas por los comunicados de Bagdad respecto a los iran¨ªes. La sospecha es que la batalla no fue tan re?ida.
"Mi presidente, Sadam Husein, nos dio la orden de que dej¨¢ramos una v¨ªa de escape a los iran¨ªes para evitar la lucha hasta el ¨²ltimo hombre", intenta explicar un oficial iraqu¨ª que form¨® parte de los comandos de hombres-ranas que sabotearon dos de los cuatro puentes construidos por los iran¨ªes sobre el canal. El trasfondo de la pol¨¦mica del recuento est¨¢ en los indicios que apuntan a que los iraqu¨ªes atacaron en Fao con la certeza de que las posiciones iran¨ªes estaban inexplicablemente desguarnecidas: s¨®lo 15.000 guardias revolucionarios vigilaban, frente a los 30.000 que habitualmente defend¨ªan la parcela conquistada en la pen¨ªnsula. La aplastante diferencia a favor de los iraqu¨ªes, que atacaron con 40.000 hombres, explicar¨ªa la decisi¨®n de repliegue de los pasdaranes de Jomeini.
El si los iraqu¨ªes lograron estos datos de sus servicios de informaci¨®n o de los de otras Potencias extranjeras es otro aspecto del enigma.
En todo caso, los altos mandos iraqu¨ªes no est¨¢n dispuestos a dejarse amargar las mieles de la victoria que todos los d¨ªas avivan a toques de propaganda. Irak se ha quitado una dolorosa espina con la recuperaci¨®n de Fao. Ha sido sobre todo la revancha de la Guardia Presidencial, que hab¨ªa sido diezmada por los pasdaranes, en el mismo terreno, al intentar contraatacar, en vano, a la ofensiva iran¨ª de 1986. Desde entonces, la Guardia se ha estado preparando para la prueba con el reclutamiento de nuevos hombres, rastreados incluso en otras unidades, y un escrupuloso entrenamiento en los campos especiales de Jabanya y otras zonas del sur de Basora. En el momento de la verdad han dado muestras de una inhabitual disciplina que les ha permitido estar a la altura de los complicados y avanzados medios t¨¦cnicos de que disponen los iran¨ªes: entre ellos, por ejemplo, un puente en forma de tijera que un¨ªa sus brazos de 500 metros s¨®lo al abrigo de la noche, as¨ª como otro construido sobre pontones fijos de cemento 20 cent¨ªmetros por debajo del nivel del agua para disimular su presencia.
"Por lo menos esta vez hemos dado y no hemos recibido", comenta esc¨¦ptico un comerciante en Bagdad. En la capital no hay trincheras pero faltan la mantequilla, los huevos y el pescado. El man¨¢ del petr¨®leo no basta para subsanar la crisis econ¨®mica que alimenta un cierto descontento entre la poblaci¨®n. Por eso el presidente Husein est¨¢ muy agradecido a sus tropas por su gesta. As¨ª, por ejemplo, al jefe y s¨®lo al jefe de la Guardia Presidencial, Ayad Ftayah Jalifa, adem¨¢s de darle el ascenso, le ha clavado en el pecho 15 medallas al m¨¦rito.
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