Bar?a y Madrid llegan a la final en un momento dif¨ªcil

, Real Madrid y Barcelona han cumplido todos los pron¨®sticos y jugar¨¢n la final por el t¨ªtulo de Liga, al mejor de cinco partidos, con los dos primeros encuentros; a celebrar en el Palau Blaugrana (hoy, 20.15, TVE-2, y el lunes). Ninguno de los dos equipos est¨¢ en su mejor momento de juego ni tampoco en la situaci¨®n ideal: el Madrid porque perdi¨® a Romay hace 10 d¨ªas, y el Barcelona porque disputar¨¢ cuatro partidos en una semana. Y no puede evaluarse cu¨¢l de estos dos factores resultar¨¢ m¨¢s decisivo. Lo que s¨ª se intuye es que el t¨ªtulo puede depender del duelo entre Norris y Fernando Mart¨ªn.
Los enfrentamientos entre Real Madrid y Barcelona se han convertido, todav¨ªa m¨¢s claramente que, en el f¨²tbol, en los momentos de gala de la temporada de baloncesto. Son los dos equipos m¨¢s potentes, m¨¢s experimentados y con plantillas m¨¢s compensadas y su presencia en la final no es m¨¢s que una consecuencia de todo ello. A diferencia de otras temporadas, los dos equipos no presentan el tradicional debate en una final: antes un Madrid-Barcelona pod¨ªa ser visto como un duelo entre una concepci¨®n netamente ofensiva (Barcelona) frente a otra defensiva (Madrid). Actualmente, esa disyuntiva es mucho m¨¢s ambigua; podr¨ªa incluso concluirse que ambos equipos plantean sus batallas en el mismo terreno: el juego interior. En la actual temporada, se han enfrentado cuatro veces, con un balance de 3-1 favorable al Barcelona. Pero, casualmente, ninguno de los dos ha ganado a su rival en su propia cancha.Una final a cinco partidos, modalidad de muy reciente implantaci¨®n en Espa?a, ofrece suficientes oportunidades para que el equipo m¨¢s fuerte, el m¨¢s s¨®lido f¨ªsica y psicol¨®gicamente, se imponga. De ello ha dado suficiente prueba la semifinal disputada entre Barcelona y Joventut. Pero la posibilidad de jugar hasta cinco partidos permite tambi¨¦n un juego t¨¢ctico m¨¢s profundo y variado. En ese aspecto, una final Madrid-Barcelona resulta prometedora.
El Madrid, descansado
El Real Madrid accede a la final descansado, despu¨¦s del traspi¨¦ sufrido con el Taugr¨¦s y las dificultades que le ocasion¨® el CAI Zaragoza. Por el contrario, ha perdido la importante aportaci¨®n de Romay, un baluarte en los rebotes defensivos, y poco m¨¢s o menos que el 50% del poder intimidatorio madridista (Romay ha puesto casi el 50% de los tapones del equipo).
T¨¢cticamente, el Real Madrid lleva una temporada irregular: poca consistencia defensiva y excesivos problemas para coordinar su juego ofensivo. Parece, adem¨¢s, muy limitado a las apariciones y desapariciones de Fernando Mart¨ªn, que ha terminado convirti¨¦ndose, por activa o por pasiva, en el hombre llave del equipo. El juego interior madridista ha sido m¨¢s poderoso que su juego exterior, desconfiado por los altibajos de Biriukov y Alexis como tiradores. Llorente hizo un buen inicio de campa?a, pero Corbal¨¢n le ha robado protagonismo en momentos muy decisivos (final de la Copa Korac y minutos finales ante el CAI).
El Barcelona, por su parte, tampoco ha sido un equipo regular. Fracas¨® en la Copa de Europa y ha dado la imagen, similar en este caso al ejemplo madridista, de dependencia de las apariciones en escena del americano Audie Norris. El indudable potencial ofensivo del equipo, que puede ser terror¨ªfico en determinados momentos, lo han desarrollado con cuentagotas pero, a cambio, ha mejorado de forma importante en aspectos defensivos.
Pase el tiempo que pase, un jugador como Epi sigue siendo un basti¨®n al lado de hombres irregulares como Sibilio o Jim¨¦nez. Tambi¨¦n el Barcelona ha podido contar con un hombre especialmente destacado este a?o en los momentos clave, el base Soloz¨¢bal, autor de muchas canastas finales, de ellas dos ante el Real Madrid. El Barcelona ha utilizado la defensa 3-2 en momentos muy precisos y con buen resultado, as¨ª como la utilizaci¨®n del juego con dos bases, Soloz¨¢bal y Costa, para resolver situaciones de gran apuro. En ese sentido, el juego t¨¢ctico del Barcelona ha sido esta temporada m¨¢s variado que el del Madrid.
Ante esta final, por tanto, es dif¨ªcil precisar qu¨¦ rostro va a ense?ar cada equipo, pero todo indica que existe una predisposici¨®n en ambos t¨¦cnicos por librar la batalla en el juego interior, entre los pivots, donde ahora el Barcelona tiene ventaja num¨¦rica (4-3, e incluso 5-4 si se emplean las cualidades de Jim¨¦nez o Alexis). Y en esa batalla se encontrar¨¢n, adem¨¢s, los dos hombres llave: Mart¨ªn y Norris, dos jugadores que se buscan en cada partido. A diferencia de pasados enfrentamientos, parece que en esta final es posible personalizar m¨¢s que otras veces.
En cualquier caso, Norris frente a Mart¨ªn, Madrid contra Barcelona, se trata de dos equipos con recambios suficientes en todas sus l¨ªneas. Es la mejor final, es la ¨²nica final propiamente dicha que puede ofrecer ahora mismo el baloncesto espa?ol. Y no hay otra final posible que alcance el mismo rango ni la misma trascendencia, hasta el momento.
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