Dos concertistas, dos estilos
Dos j¨®venes concertistas de guitarra flamenca tuvieron brillantes actuaciones y nos brindaron la oportunidad de contrastar estilos.En la terraza del Canal, Riqueni volvi¨® a ejercer su clasicismo flamenco, su fidelidad a una l¨ªnea de rigor expresivo que prescinde por completo de lo accesorio para atenerse a lo puramente jondo. Quiz¨¢ en los toques libres, Riqueni se siente m¨¢s a gusto, y por ello eligiera dos estilos tan semejantes como la minera y la taranta, que le permitieron obtener de su instrumento unos sonidos, unos matices de enorme belleza. En su forma de entender las buier¨ªas ser¨ªa deseable acaso un mayor nervio.
Gerardo N¨²?ez, en cambio, nos castig¨® sin las buler¨ªas, que es su palo estrella. Pero nos regal¨® un fastuoso toque por ronde?as que fue casi una obra sinf¨®nica, una verdadera explosi¨®n de m¨²sica de muy diversa genealog¨ªa. Antes, como para dejar constancia de su irrenunciable filiaci¨®n flamenca, se hab¨ªa explayado por soleares, por alegr¨ªas o en uno de los m¨¢s hermosos toques por granadinas que recuerdo. Cort¨¦s le secund¨®, como siempre, con notable entendimiento.
Sintoniza con el Canal
Guitarra en concierto: Rafael Riqueni. Baile: Javier Bar¨®n, con Guadiana y Antonio el Yey¨¦, al cante, y Paco Cruz y Pedro Sierra, al toque. Canal de Isabel II, 21 de julio.Veranos de la Villa Guitarra en concierto: Gerardo N¨²?ez, con Mario Cort¨¦s. Cante: Carmen Linares, con Paco Cort¨¦s, al toque, y Guadiana, Paquete y Negri, al son. Jardines de Cecillo Rodr¨ªguez, 22 de julio.
Baile y cante
El joven bailaor Javier Bar¨®n sigue ofreciendo en cada recital una espl¨¦ndida muestra de preparaci¨®n y de dominio de la t¨¦cnica. Cuando adquiera mayor experiencia -esa soltura que s¨®lo dan los a?os de una presencia casi constante en la escena-, Bar¨®n debe convertirse en primer¨ªsima figura. Sus buler¨ªas por soleares -que Guadiana le cant¨® de maravilla-, sus alegr¨ªas -cantadas con no menor autoridad por el Yey¨¦-, le sirvieron para ofrecernos una aut¨¦ntica teor¨ªa de gran baile jondo. Javier Bar¨®n tiene un enorme sentido de la medida, del matiz, de la presencia; no se descompone jam¨¢s, y sabe como nadie, en el momento de mayor exaltaci¨®n, parar el baile, templar y apuntar apenas una pincelada de la m¨¢xima delicadeza. Eso es muy dif¨ªcil, y muy flamenco.Y Carmen Linares, por fin. La gran cantaora de nuestro tiempo, sin parangon posible. Cada vez que canta Carmen da una lecci¨®n de humildad, pero tambi¨¦n de sabidur¨ªa. Y si la taranta es, desde hace a?os ya, laperla de su corona personal -su Gabriela de esta noche fue memorable-, a las alegr¨ªas, las buler¨ªas o los aires de Huelva les da una ejecuci¨®n brillante y jugosa, mientras que de los tangos granadinos hace una aut¨¦ntica creaci¨®n. Paco Cort¨¦s, con quien Carmen ha llegado a un entendimiento ejemplar, estuvo admirable.
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