En los l¨ªmites de la m¨²sica
Fue un concierto largo, demasiado largo. De los que pueden agotar al m¨¢s pertinaz. Pero el aficionado donostiarra, en cuanto le ofrecen calidad, no parece dispuesto a dejarse arrastrar por la fatiga.El primero de los tres conciertos comenz¨® a las 21.30; a las 2.15 el p¨²blico segu¨ªa aplaudiendo en pie, intentando convencer a Dizzy para que diese un segundo bis. Dizzy no se dej¨® convencer, pero si por el p¨²blico hubiese sido todav¨ªa estar¨ªamos todos all¨ª, oyendo a la Big Band boper, lo que tampoco tendr¨ªa nada de heroico porque a la nueva orquesta de Dizzy se la podr¨ªa escuchar d¨ªas enteros sin cansancio.
Antes de que Dizzy ocupara el escenario hab¨ªan pasado otras cosas. Por ejemplo, la Big Band de la escuela de m¨²sica Studio 4 de San Sebasti¨¢n sorprendi¨® a sus conciudadanos con un sonido bonito y compacto. A¨²n le queda camino por recorrer pero lo insinuado deja entrever perspectivas atractivas, muy especialmente cuando Dusko Gojkovic dirigi¨® cuatro de sus arreglos. L¨¢stima que la mayor parte de los solos recayeran en Vlady Bas, el otro invitado, que sumi¨® sus intervenciones en la intrascendencia.
Dizzy Gillespie
La Big Band Studio 4. Maria del Mar Bonet y Manel Camp. Dizzy Gillespie Big Band. Polideportivo de Anoeta, 23 de julio
Siguieron Maria del Mar Bonet y Manel Camp, y una buena parte de los asistentes todav¨ªa se est¨¢ preguntando qu¨¦ hac¨ªan dos buenos chicos como ellos en un polideportivo como aquel. El espect¨¢culo se titulaba inicialmente, cuando se estren¨® en el Teatre Lliure de Barcelona, Ben a prop (Muy cerca) y era exactamente eso: algo ¨ªntimo. En la inmensidad de Anoeta todo el charme de ese susurro al o¨ªdo del espectador cercano se qued¨® en nada, en distanciamiento, y la ausencia de comunicaci¨®n marc¨® una actuaci¨®n que, a la vista de los resultados, no ten¨ªa que haberse celebrado.
Despu¨¦s, cuando se iba a entrar en el meollo de la noche, result¨® que no. Dizzy, por horarios de viaje, no hab¨ªa probado sonido y, l¨®gicamente, no pod¨ªa actuar en esas condiciones, as¨ª que nos regalaron un aut¨¦ntico sound jet en vivo y en directo. Por suerte, lo que podr¨ªa haber sido un suplicio interminable s¨®lo fue una larga espera de los resultados auditivos posteriores, que compensar¨ªan con creces. En realidad, dig¨¢moslo ya, nunca Anoeta ha sonado mejor en esta edici¨®n del festival; por supuesto que todav¨ªa deben limarse rebotes y asperezas pero Berenice ha conseguido lo que ya parec¨ªa imposible a todos. Cuando Dizzy apareci¨® el p¨²blico olvid¨® su cansancio. Con los primeros compases qued¨® claro que no era un montaje de circunstancias, sino una orquesta s¨®lida como pocas. No es f¨¢cil ver en un escenario europeo una big band de esta contundencia. Dizzy lo sabe y se aprovecha haci¨¦ndola sonar al l¨ªmite de sus posibilidades.
Mofletes generosos
Toda la historia musical del trompetista, desde el d¨ªa en que invent¨® el be bop, condensada en peque?as obras maestras con un atractivo deslumbrante y Dizzy tocando mucho y muy bien. Su labio est¨¢ en perfectas condiciones, sus mofletes se siguen hinchando con la misma generosidad y sus solos emergen cargados de esa excitante sensualidad que ha caracterizado sus mejores momentos. ?ste si que es nuestro Dizzy.La contundencia del artista tampoco es fruto de la casualidad, sus pupitres no est¨¢n ocupados por ni?os reci¨¦n salidos de Berklee. Cada secci¨®n est¨¢ poblada de caras conocidas, lo que provoca cierto sentimiento de insatisfacci¨®n al ver que Sam Rivers, Jerry Dodgion, Jon Faddis, Garnett Brawn o James Williams casi no tienen opci¨®n para expresarse en solo; ¨¦sa es una de las servidumbres de la big band y tambi¨¦n uno de sus atractivos: el sonido total se impone al individual. De todas formas, Faddis bord¨® los sobreagudos como s¨®lo ¨¦l sabe hacerlo y Dodgion nos obsequi¨® con un Round midnight a recordar durante mucho tiempo mientras la secci¨®n r¨ªtmica mostraba una seguridad inusual. El concierto acab¨® con un vibrante A night in Tunissia, en el que todas las trompetas, Gojkovic invitado, tuvieron su lucimiento.
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