T. S. Eliot, padre de la poes¨ªa moderna
Peter Ackroyd, escritor y cr¨ªtico literario, es uno de los mayores especialistas en el estudio de la vida y obra de T. S. Eliot. La biograf¨ªa que public¨® hace cuatro a?os sobre el autor de The waste land (Tierra bald¨ªa), titulada escuetamente con el nombre del poeta, est¨¢ considerada como uno de los mejores documentos sobre su vida. El siguiente fragmento corresponde a esta biograf¨ªa, en un momento en el que la carrera de Eliot como poeta se inicia, a la vez que empieza una larga y dificil etapa de su vida tras su primer matrimonio, que dur¨® hasta 1947, en que ella muri¨®.
Si 1915 es el a?o que se?ala el principio de su carrera como poeta, es tambi¨¦n el a?o en que su existencia privada se vio alterada radicalmente: conoci¨® a una joven y se cas¨®. Se llamaba Vivien Haigh-Wood (originariamente era Vivienne, pero ella lo abreviaba, aunque Eliot, cuando se exasperaba, volv¨ªa a la pronunciaci¨®n original). Las circunstancias reales de su primer encuentro no est¨¢n claras, pero fue por mediaci¨®n de Scofield Thayer, un norteamericano que Eliot hab¨ªa tratado tanto en Milton como en Harvard y que ahora estaba en Oxford. Su hermana, Lucy, hab¨ªa trabado amistad con Vivien despu¨¦s de conocerla en Suiza seis a?os antes. Ella y Vivien iban a Oxford de cuando en cuando, y al parecer, Vivien y Thayer ten¨ªan alg¨²n tipo de relaci¨®n amorosa entre ellos -lo cual, en cualquier caso, es una conjetura de Pound. La teor¨ªa rom¨¢ntica es que Ellot y Vivien se conocieron en el r¨ªo durante las vacaciones de la Trinidad, y aunque en aquellas pocas semanas se sabe que hicieron remo junto S?, lo m¨¢s probable es que se conocieran en el apartamento de Thayer en el Magdalen.?Qu¨¦ clase de mujer era Vivien cuando ¨¦l la conoci¨®? Era m¨¢s vivaracha que guapa, seg¨²n Osbert Sitwell, cuando la conoci¨® tres a?os m¨¢s tarde. Era t¨ªmida, despierta hasta rozar la hipersensibilidad. Le gustaba ir al teatro y bailar al comp¨¢s de la m¨²sica del fon¨®grafo; vest¨ªa siempre bien, aunque a veces de una manera un poco chocante. Y, a juzgar por sus posteriores historias, ten¨ªa una instintiva agudeza de ingenio cercana a la crueldad; su voz era m¨¢s bien aguda -alguien ha dicho que como la de un loro-. "Por favor, no se r¨ªa", dec¨ªa si alguien la entend¨ªa mal. "?No tiene nada de divertido!". Abigail Eliot la describi¨® como una "persona deliciosa, encantadora, interesante, sensible a la belleza", y Osbert Sitwell dice que para Eliot debi¨® de ser la encarnaci¨®n de la despreocupaci¨®n y audacia de la juventud, aunque en realidad ella era seis meses mayor que ¨¦l. El diario de Vivien del a?o antes de conocer a Eliot nos la muestra como m¨¢s bien nerviosa, sujeta a murrias y depresiones, pero con repentinos cambios de humor que le produc¨ªan una exaltaci¨®n exuberante e inexplicable.EnfermedadViv¨ªan era ( ... ) rica y respetable.
Eliot, sin duda, lo valor¨® pronto; lo que no sab¨ªa, y no descubrir¨ªa hasta despu¨¦s del matrimonio, es que ella ten¨ªa una historia de enfermedad desde sus primeros a?os: de ni?a hab¨ªa sufrido tuberculosis en la mano izquierda. Sin embargo, en su origen sus problemas eran principalmente nerviosos, y entre los s¨ªntomas se contaban los dolores de cabeza, calambres y, desde los 12 a?os, un ciclo menstrual irregular y demasiado frecuente: como resultado de la antigua dolencia, ten¨ªa la obsesiva costumbre de lavar la ropa blanca de su cama, incluso aunque estuviera viviendo en un hotel. Aunque hoy su dolencia probablemente ser¨ªa diagnosticada como un desequilibrio o deficiencia hormonal, le daban tranquilizantes con morfina para controlar sus estados de ¨¢nimo, y su madre siempre tuvo miedo de que hubiera heredado lo que entonces se llamaba locura moral.
En cualquier caso, Vivien era totalmente distinta de las muchachas que ¨¦l hab¨ªa conocido en Harvard o en Oxford. En los meses antes de conocerla, Eliot hab¨ªa lamentado su virginidad y su timidez, y tambi¨¦n de la carencia de la compa?¨ªa femenina que necesitaba. Le preocupaba el futuro y no sab¨ªa qu¨¦ clase de vida quer¨ªa despu¨¦s de Oxford. Ahora ese joven virginal, perplejo, intelectualmente superrefinado, pero emocionalmente inmaduro, hab¨ªa conocido a una joven audaz y vivaz. Ella fue para ¨¦l una revelaci¨®n de vida sexual y emocional, una persona con quien pod¨ªa disipar sus dudas y ansiedades. Aldous Huxley cre¨ªa que hab¨ªa entre ellos "un nexo casi enteramente sexual": "se nota en la forma en que ¨¦l la mira..., ella es la provocaci¨®n encarnada". Pero yo creo que ¨¦l fue hacia ella con una especie de confianza infantil, con un repentino estallido de emociones capaces de dejar a un lado todos los refinamientos y vacilaciones que le hab¨ªan paralizado hasta entonces. ?Y qu¨¦ era lo que ella a su vez ve¨ªa en Eliot, aparte de que fuera un joven muy inteligente, que halagaba su amor propio enamor¨¢ndose de ella? Era atractivo y ten¨ªa en com¨²n con ella la agudeza de ingenio, era un extranjero que pod¨ªa apartarla del mundo de la respetabilidad eduardiana, y un poeta al cual sus amigos, como Scofield Thayer, predec¨ªan un gran futuro. Posteriormente se quej¨® a Bertrand Russell de que ¨¦l hab¨ªa 11 estafado a su imaginaci¨®n"; es m¨¢s posible que en esos primeros meses la impulsividad y alegr¨ªa de ella se las contagiara a Eliot, que as¨ª parec¨ªa mucho m¨¢s vivaz de lo que en realidad era. Y he aqu¨ª los ingredientes de su desdichada vida en com¨²n: desde el principio cada uno de ellos se equivoc¨® con respecto al car¨¢cter del otro.
Tras la boda se fueron en viaje de luna de miel a Eastbourne, donde estuvieron s¨®lo seis d¨ªas en vez de las dos semanas que hab¨ªan planeado. El hermano de Vivien, Maurice, fue enviado por los Haigh-Wood a recoger a los Eliot en la estaci¨®n de ferrocarril: record¨® cu¨¢n felices parec¨ªan, aunque hab¨ªa un aire de jovialidad forzada en la conducta de su nuevo cu?ado que entonces no entendi¨®. Los llev¨® en autom¨®vil a la casa familiar de Compayne Gardens, en Hampstead. Los Haigh-Wood acababan de regresar de Licolnshire, donde hab¨ªan recibido noticias del matrimonio por un telegrama de Vivien, y Maurice esperaba una desagradable ri?a familiar. Pero ¨¦sta no se produjo. Los perfectos modales de Eliot y su natural buena crianza debieron tranquilizar, y sin duda en su sosegado estilo explic¨® su situaci¨®n: que no ten¨ªa expectativas inmediatas, pero que amaba a su hija y que asumir¨ªa sus responsabilidades seriamente. Quiz¨¢ haya sido entonces tambi¨¦n cuando Rose le describi¨® la historia nerviosa y fisica de Vivien.
Desilusi¨®n
Pero Eliot tem¨ªa la desaprobaci¨®n de sus padres, y sin duda ya conoc¨ªa la historia de la enfermedad de Vivien: el primer impulso audaz del matrimonio se hab¨ªa disipado. En parte, la prueba de ello nos ha llegado a trav¨¦s de Bertrand Russell. ?ste se encontr¨® con su ex estudiante absolutamente por casualidad en New Oxford Street, poco despu¨¦s de la llegada de Eliot al Reino Unido, y comenz¨® a tomar un activo y casi paternal inter¨¦s por los asuntos del joven. Eliot le present¨® a su nueva esposa en julio, unas dos semanas despu¨¦s de la boda; antes le hab¨ªa hablado de ella un tanto misteriosamente. "Est¨¢ avergonzado de su matriinonio", le cont¨® Russell a Ottoline Morrell, "y agradece mucho si uno se muestra amable con ella". Russell dijo tambi¨¦n que Vivien le hab¨ªa,contado en esa ocasi¨®n que se hab¨ªa casado con Eliot para estimularle, pero que se hab¨ªa dado cuenta de que no pod¨ªa.
Traducci¨®n: Javier Alfaya.
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