Poes¨ªa y desorden
Una literatura erudita para todo tipo de lectores
Edmund Wilson sosten¨ªa que cualquier obra literaria, aunque fuera la novela m¨¢s larga de todas las novelas largas, pod¨ªa resumirse en 15 l¨ªneas. As¨ª resum¨ªa D¨¢maso Alonso a T. S. Eliot en el pr¨®logo a Antolog¨ªa de poetas ingleses modernos, editada por Gredos en 1963: "En la poes¨ªa de Eliot hubo pronto mucha experimentaci¨®n de procedimientos o t¨¦cnicas, como esa especie de collage literario (cita de frases o trozos de texto en alem¨¢n y griego, metidos entre los versos del poeta) que hac¨ªan su poes¨ªa dif¨ªcilmente accesible sin anotaciones o s¨®lo para lectores de especial cultura". Sin duda de especial e in¨²til cultura, porque entonces y ahora es posible leer a Eliot sin descifrarlo, aunque los eruditos y los eliot¨®logos vivan m¨¢s o menos bien de hacerlo. La principal modernidad que aportan Eliot y Pound, entre otros poetas responsables del nacimiento de la poes¨ªa moderna, es la integraci¨®n de todo fragmentarismo dentro de la l¨®gica interna del poema. El placer que un Ernst Robert Curtius puede experimentar adentr¨¢ndose con una linterna erudita en la oscuridad del trobar clus de Eliot no es superior al del lector que s¨®lo cuenta con sus ojos y se ve obligado a encontrar la secreta verdad de aquel aparente desorden y lo encuentra precisamente por que en toda la poes¨ªa de Eliot hay un elemento conductor y verificador constante: un ritmo, una musicalidad.
Al erudito Curtius le emocionaba que Eliot fuera un poeta erudito, oscuro y mitol¨®gico. Erudito como demostraban sus constantes referencias a apropiaciones de otros escritores no s¨®lo poetas. Erudito porque revisa y succiona todo el patrimonio po¨¦tico anterior, seg¨²n la consigna de que toda escritura es el resultado de la s¨ªntesis entre tradici¨®n y talento del escritor. Oscuro como un poeta provenzal del trobar clus que administra el origen emocional e instrumental de cada palabra o verso pero no lo revela al posible lector, bien sea por la intenci¨®n de proponerle la b¨²squeda, bien sea por proponerle la excitaci¨®n ante todas las revelaciones, que protege lo imposible de revelar. Mitol¨®gico porque, como los poetas alejandrinos, utiliza el referente de los mitos, en su caso religiosos, aun que en ocasiones se valga de mitolog¨ªas personales, familiares, de estirpe, de clase cultural incluso. A pesar de que Eliot conste en el censo de poetas cat¨®licos y mon¨¢rquicos de cualquier historia ideol¨®gica de la literatura, su utilizaci¨®n de la mitolog¨ªa religiosa form¨® parte del artificio literario m¨¢s que de una militancia confesional. Nada hay tan polis¨¦mico como una compleja simbolog¨ªa religiosa bien manipulada por un gran poeta.
Amor y muerte
El propio Curtius, privilegiado e interesante lector critico de Eliot desde sus comienzos, advierte que toda su poes¨ªa est¨¢ movida por dos grandes obsesiones: el amor sexual y la muerte en el Eliot previo a Cuatro cuartetos, y la dial¨¦ctica entre materialismo y espiritualismo en esa su obra m¨¢s pretenciosa, m¨¢s en consonancia con el emblem¨¢tico Eliot de la II Guerra Mundial y sus consecuencias.
La utilizaci¨®n de lo que D¨¢maso llama collage y Hugo Friedrich fragmentarismo (Estructura de la l¨ªrica moderna) es en s¨ª misma reveladora de la filosof¨ªa de la vida de Eliot, escandalizado ante todos los des¨®rdenes de la modernidad, ante la evidente fragmentarizaci¨®n de la conciencia y utilizando la poes¨ªa precisamente para crear un orden verbal ensimismado, construido con esas "... im¨¢genes rotas sobre las que se pone el sol".
Escribe Friedrich: "El fragmentarismo... se manifiesta sobre todo en un procedimiento que consiste en tomar fragmentos del mundo real y reelaborarlos cuidadosamente en s¨ª mismos, pero procurando que su superficie de fractura no concuerden unas con otras. En estos poemas, el mundo real aparece rasgado por abigarradas v¨ªas y ha dejado ya de ser real". El poeta se mete en la poes¨ªa como en un burladero de la realidad, con un mont¨®n de fragmentos vivenciales, culturales, de memoria, de deseos, y construye el poema necesariamente en verso libre, en busca de una musicalidad singular en la que deposita toda la posible carga an¨ªmica del poema.
Desde el primer verso hasta el ¨²ltimo, vali¨¦ndose de simetr¨ªas y asimetr¨ªas, de disonancias y consonancias, el poeta introduce al lector en una complicidad an¨ªmica que est¨¢ m¨¢s all¨¢ del desvelamiento del sentido. El sentido es la complicidad lectora a trav¨¦s de paisajes cambiantes, muchas veces indescifrables, que se justifican en la contextualidad total del poema.
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