Andreotti, en contra de la desaparici¨®n del voto secreto en el Parlamento italiano
El ministro de Asuntos Exteriores italiano, el divino Giulio Andreotti, acaba de a?adir nuevos grados de tensi¨®n al clima ya tenso que vive el mundo pol¨ªtico italiano, en v¨ªsperas del debate parlamentario previsto hoy para decidir sobre la propuesta gubernamental de suprimir el voto secreto en las dos c¨¢maras legislativas. El pol¨ªtico democristiano se ha pronunciado, de forma sorprendente, por la desaparici¨®n del pol¨¦mico recurso. Andreotti lo ha hecho desde Nueva York, en una entrevista a la televisi¨®n y con el lenguaje humor¨ªstico y parab¨®lico que le caracteriza: "A veces", ha dicho, "los extintores permanecen mucho tiempo sin usarse, pero puede llegar el momento del incendio y servir".Al ser preguntado si con esta actitud se pone de parte del partido comunista y en oposici¨®n a la mayor¨ªa del Gobierno del que es ministro, Andreotti respondi¨®: "Si el s¨¢bado los comunistas dicen que es s¨¢bado, yo no puedo decir que es domingo o lunes s¨®lo por contradecirles".
Las hip¨®tesis sobre el porqu¨¦ de la declaraci¨®n son muchas. Sobre todo porque, aparentemente, el problema se lo ha creado tambi¨¦n al secretario general socialista, Bettino Craxi, que es el gran defensor de la desaparici¨®n del voto secreto y que no quiere pactar con los comunistas.
El dirigente socialista quiere acabar con esta pr¨¢ ctica, que ha permitido a los comunistas en muchas ocasiones bloquear acciones de gobierno con los votos de los llamados francotiradores. "Este asunto es la base del acuerdo de formaci¨®n del Gobierno de coalici¨®n", afirma Craxi.
De Mita y Craxi estaban conformes, pero Andreotti les acaba de derribar con sus palabras un castillo de naipes. Sin embargo, lo que no se entiende es por qu¨¦ el inoxidable Andreotti ha querido crear problemas a Craxi, ya que ¨¦l es el mejor interlocutor de los socialistas.
Hay quien llega a ver en todo eso una operaci¨®n diab¨®lica. Andreotti ha querido crear problemas a De Mita, a quien desea sustituir en la direcci¨®n democristiana; echar una mano a los comunistas, que siempre le pueden ser ¨²tiles en caso de alguna promoci¨®n que necesite los votos de ¨¦stos en el Parlamento; y, al mismo tiempo, ayudar tambi¨¦n a Craxi, quien acaba de decir que la victoria ser¨¢ suya de cualquier modo. Craxi as¨ª lo piensa, tanto si pasa la propuesta de abolici¨®n del voto secreto como si no, porque en este segundo caso se forzar¨ªa la dimisi¨®n de De Mita en la presidencia del Gobierno y pondr¨ªa tambi¨¦n en peligro su puesto como secretario general de la Democracia Cristiana, dos cosas que Craxi y su partido desean con toda el alma.
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