El nacimiento del vodevil

De aqu¨ª nace todo el teatro c¨®mico burgu¨¦s que est¨¢ durando m¨¢s de un siglo y se prolonga con nuevas combinaciones en torno a lo mismo: equ¨ªvocos, sosias, adulterios, apuros, maridos cornudos, esposas casquivanas. Carreras, escaleras arriba y abajo; escondrijos, montones de puertas, esp¨ªas, gritos para animar a los espectadores ("?Esto es la locura! ?Jam¨¢s olvidar¨¦ este d¨ªa! Pero ?qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª?"); y, en los ¨²ltimos momentos, las carreras, saltos y apuros para lograr un final feliz. Aunque p¨ªcaro. Los hombres seguir¨¢n enga?ando a sus mujeres que ser¨¢n de virtud fragil, de forma que ese aspecto de la sociedad burguesa, que hace contraste con el drama de las letras de cambio, se siga asegurando como un paso adelante en la evoluci¨®n hacia el bienestar. Normas, pero con capacidad para burlarlas.No sac¨® Georges Feydeau su teatro de generaci¨®n espont¨¢nea. Llegaba desde Arist¨®fanes, desde Plauto y otros: del fondo grecorromano. Pas¨® por lo que en el siglo de oro espa?ol se llam¨® comedia de enredo, y por arlequinadas a la italiana. Feydeau lo adapt¨® con arreglo a nuevas posibilidades escenogr¨¢ficas y, sobre todo, a una sociedad parisiense de fin de siglo; dej¨® flotar continuamente una rijosidad especial, de la l¨ªnea fina. Le han sobrado herederos.

Y, de cuando en cuando, tiene estas resurrecciones ins¨®litas: tras a?os de olvido, hay dos obras suyas en la cartelera madrile?a. Esta cl¨¢sica, Con la mosca en la oreja (La puce a l'oreille, 1907) lo tiene todo, incluido el tartamudo, el borracho, los personajes id¨¦nticos. Juan Jos¨¦ Alonso Mill¨¢n ha afilado su versi¨®n espa?ola para darle a los chistes y a los juegos de palabras un valor real, aunque ha ahorrado poca longitud: pasan dos horas y cuarto con este juego. Demasiado para una resurrecci¨®n.

Reparto famoso

La compa?¨ªa est¨¢ encabezada por un famoso reparto -Anal¨ªa Gad¨¦, ?ngel de Andr¨¦s L¨®pez, Mar¨ªa Luisa San Jos¨¦, Rafael Castej¨®n, Mari Bego?a, Pepe Lara, Vicente Parra...-, aunque ?ngel Montesinos ha conseguido que tengan todos una homogeneidad y que se muevan con el v¨¦rtigo preciso dentro de los calculados escenarios de Alfonso Barajas. El p¨²blico -entre ellos, la Reina: era una funci¨®n ben¨¦fica- aplaudi¨®, ri¨® a carcajadas y ovacion¨®.