Manuel Alvar: "La Academia no puede seguir mendigando"

El nuevo director de la Real Academia Espa?ola estaba ayer como si hubiera ganado el Oscar. El ling¨¹ista Manuel Alvar atend¨ªa en su casa a periodistas, llamadas internacionales, televisi¨®n, fot¨®grafos. No le dio tiempo ni a comer, y sonre¨ªa con amabilidad. Sin embargo, el honor de presidir la primera instituci¨®n de la lengua espa?ola trae muchas m¨¢s frustraciones que beneficios, y arrastra una situaci¨®n econ¨®mica y log¨ªstica verdaderamente vergonzosa, debido al total abandono -parece incluso desprecio- de? Ministerio de Educaci¨®n. "No podemos seguir con la mendicidad para obtener subvenciones. Para hacer un trabajo serio necesitamos un s¨®lido y constante respaldo del Estado", opina.

Si bien los acad¨¦micos -y el propio Alvar- no piden un gran sueldo por su trabajo en la Academia, s¨ª les interesa la continuidad de su labor. "Habr¨ªa que pensar qu¨¦ es lo que se le exige a la Academia", afirma Alvar. "Porque es muy c¨®modo hablar de ella, para bien o para mal; pero al director se le pagan 33 pesetas al mes, los acad¨¦micos no cobramos y hacemos nuestro diccionario, que da muchos millones, y no cobramos derechos del autor ni de nada. Habr¨ªa que tener la consciencia de que la lengua es rentable, que vale much¨ªsimo dinero, que produce much¨ªsimas divisas. Pero, como en una f¨¢brica, hay que invertir, como lo hacen en Francia. Un centro cient¨ªfico del idioma como el Instituto de la Lengua Francesa, que s¨®lo para el diccionario tiene 150 investigadores de plantilla, es impensable aqu¨ª. Habr¨ªa que plante¨¢rselo no s¨®lo como la Academia, sino como un gran centro de investigaci¨®n de la lengua. No se puede decir: el d¨ªa que pueda usted y el d¨ªa que tenga ganas, pues venga y ¨¦chenos una mano", dice Alvar."Hace 40 a?os, los problemas laborales eran otros. Creo que una persona que trabaja debe ser pagada y nosotros no podernos".

El nuevo presidente de la Academia recuerda que "en un informe que present¨¦ hace dos d¨ªas a la Academia dec¨ªa que el problema no es que nos den unas subvenciones, que normalmente todos los ministros tienen buena voluntad y procuran hacerlo. Pero lo que s¨ª tendr¨ªa que existir es un compromiso de Estado. Que estuviera dentro de los presupuestos, como est¨¢ una universidad, un museo o la ense?anza media o el Centro Reina Sof¨ªa. Esto ya cambiar¨ªa las cosas. Entonces, las subvenciones se podr¨ªan pedir para otras cosas, para hacer ediciones especiales. No creo que con el prestigio que tiene la Academia, si uno lleva un programa de realidades concretas, haya ninguna instituci¨®n responsable que diga que no le da la gana de ayudar. Pero, claro, esto ser¨ªa cuando tuvi¨¦semos el respaldo del Estado. Cuando hay que ir a mendigar para pagar a los lexic¨®grafos el mes que viene, no puedes ir a pedir para lo otro".