Shultz y Delors presentan una versi¨®n id¨ªlica de la 'guerra comercial' entre Estados Unidos y la CE
El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jaeques Delors, ofrecieron ayer una versi¨®n id¨ªlica de las turbulentas relaciones comerciales Estados Unidos-CE. El fracaso de la reuni¨®n del GATT en Montreal fue presentado ayer como "una continuaci¨®n de las discusiones hasta abril". La seguridad, la libertad y la defensa de Occidente, junto al enorme volumen de intercambios de los dos colosos comerciales, primaron, dijeron, sobre las diferencias. Pero las subvenciones agr¨ªcolas y el futuro mercado ¨²nico de la defensa que proyecta la CE ser¨¢n los dos factores que presidir¨¢n los enfrentamientos.
El pr¨®ximo relevo en la Administraci¨®n estadounidense fue determinante para que la reuni¨®n anual entre Estados Unidos y la CE, celebrada ayer en Bruselas, pareciera de tr¨¢mite en lugar de enconada. Aunque la escenograf¨ªa estaba preparada tras el fracaso de la reuni¨®n del GATT, prim¨® la intenci¨®n de no estropear la despedida de George Shultz, despu¨¦s de seis a?os y medio en el cargo y 30 visitas a Bruselas.George Shultz record¨® a los periodistas el vertiginoso crecimiento de los intercambios comerciales entre Estados Unidos y la CE, que este a?o ascender¨¢n a 166.000 millones de d¨®lares (18,8 bilones de pesetas). Las dos potencias absorben por s¨ª solas el 30% del comercio mundial y representan el 40% de la econom¨ªa. Las inversiones mutuas superar¨¢n los 280.000 millones de d¨®lares (31,6 billones de pesetas), con clara ventaja para los europeos, que se han convertido en los ¨²ltimos a?os en exportadores netos de capital hacia Estados Unidos.
Las bazas en juego
Este predominio comercial de la Comunidad, a pesar de que contin¨²a siendo el principal cliente de Estados Unidos, es la base de esta guerra comercial, que tiene muchos frentes, pero que encuentra en el sector agrario el punto m¨¢s conflictivo. Los europeos han construido, a fuerza de subvenciones, una agricultura excedentaria, que a base de primar las exportaciones disputa mercados internacionales a los norteamericanos.
"Hay muchas bazas importantes en juego, economicas y pol¨ªticas", reconoci¨® Shultz. Jacques Delors contraargument¨® que la CE ya ha reducido un 20% las ayudas.
Por si fueran pocos los problemas, el presidente de la Comisi¨®n Europea se?al¨® que "la extensi¨®n de las reglas del mercado ¨²nico a la defensa nada tiene que perjudicar a la defensa de Occidente ni a la cooperaci¨®n militar en el seno de la Alianza Atl¨¢ntica". Para Shultz, sin embargo, "la mejor utilizaci¨®n de recursos en de fensa de la libertad no deber¨ªa suponer implantar medidas en estas cuestiones". Cuando el 20 de enero George Bush asuma la presidencia de Estados Unidos, seguir¨¢ estando sobre la mesa de las cuestiones bilaterales el diferente enfoque de las relaciones Este-Oeste y una guerra comercial que Estados Unidos centra en las subvenciones agr¨ªcolas, y la Comunidad Europea en el proteccionismo instaurado por la Trade Act aprobada en agosto, la cual "confirma una tendencia americana a interpretar unilateralmente las reglas internacionales que rigen el comercio".
Aunque las dos grandes potencias comerciales tienen en vigor acuerdos temporales sobre las guerras pasadas de las exportaciones de acero, el ma¨ªz que tiene que importar Espa?a, las preferencias a los pa¨ªses mediterr¨¢neos y las pastas, subsisten otros muchos contenciosos sin resoIver.
Las amenzas de represalias se suceden a cuenta de la prohibici¨®n europea de vender carne tratada con hormonas, las ayudas p¨²blicas al Airbus, el acuerdo para monopolizar el mercado de semiconductores entre Estados Unidos y Jap¨®n, las ayudas comunitarias a las materias grasas y las tasas especiales con que los nortearnericanos gravan la importaci¨®n de petr¨®leo y de az¨²car.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.