A favor de Madrid
El objetivo del Gobierno municipal parec¨ªa plausible, necesario para la ciudad y aceptado por todos los grupos pol¨ªticos. Las carencias y posibilidades de Madrid reclamaban la inmediata realizaci¨®n del proyecto. Todo parec¨ªa aconsejarlo. Sin embargo, la construcci¨®n en el norte de la ciudad de un ¨¢rea internacional de negocios, de un palacio de congresos, de una gran zona hotelera, de oficinas y servicios; en definitiva, del proyecto conocido como Campo de las Naciones, se ha visto entorpecido por razones claramente pol¨ªticas. No ha servido de nada ni la necesidad del proyecto ni que los grupos del Ayuntamiento hubieran apoyado su puesta en marcha. Sobre los intereses del pueblo de Madrid han primado los intereses de los partidos de oposici¨®n.El pleno del Ayuntamiento hab¨ªa creado la empresa municipal Campo de las Naciones, SA, con capital ¨ªntegro del Ayuntamiento y con una junta de accionistas constituida por todos sus concejales. Como objetivo de esta sociedad, la construcci¨®n de uno de los complejos m¨¢s importantes de los ¨²ltimos a?os. El sistema adoptado para llevar adelante el proyecto tiene una doble ventaja: la flexibilidad en la gesti¨®n y el control p¨²blico del proceso. Con estos dos criterios, Campo de las Naciones, SA acord¨® convocar un concurso p¨²blico para la ejecuci¨®n urban¨ªstica del proyecto, concebido como un todo unitario y arm¨®nico y con un pliego de condiciones t¨¦cnicas y econ¨®micas que garantizaban la ejecuci¨®n y puesta en marcha del complejo.
Varias ofertas
Varias ofertas cumpl¨ªan sobradamente los requisitos exigidos tanto por capacidad financiera como desde un punto de vista arquitect¨®nico, urban¨ªstico y de dise?o. Y una de ellas, adem¨¢s de cumplir los mismos requisitos, superaba con creces las dem¨¢s propuestas y de manera m¨¢s ventajosa para los intereses municipales. Parec¨ªa l¨®gico que fuera ¨¦sta la que se llevara la adjudicaci¨®n del proyecto. No hab¨ªa razones para rechazarla, o al menos no hab¨ªa razones t¨¦cnicas, econ¨®micas o art¨ªsticas que justificaran el rechazo del pleno municipal. Pues bien, ocurri¨® lo contrario: la oferta no fue aceptada. Todos los grupos pol¨ªticos de la oposici¨®n dijeron no sin aportar una sola raz¨®n que tuviera algo que ver con el pliego de condiciones o el desarrollo urban¨ªstico del Campo de las Naciones.
Dentro y fuera del pleno municipal no se escucharon argumentos de peso. Y los que los distintos portavoces de la oposici¨®n han hecho llegar a la opini¨®n p¨²blica son contradictorios y no resisten un m¨ªnimo an¨¢lisis. Ninguno ha podido demostrar que la oferta apoyada por el PSOE fuera inferior en calidad y seriedad a cualquiera de las otras. Se ha hurtado al pueblo de Madrid un debate t¨¦cnico y necesario. Tampoco se ha dado respuesta a por qu¨¦ se ha impedido al Ayuntamiento unos ingresos que necesitaba para poner en marcha proyectos menos espectaculares pero de igual importancia para los madrile?os: la construcci¨®n de 8.000 viviendas para los m¨¢s necesitados. La irresponsabilidad de la postura que adopt¨® tan variopinta oposici¨®n tuvo una sorprendente traca final cuando, con la excepci¨®n del Grupo Mixto, el CDS e Izquierda Unida votaron una moci¨®n de urgencia de AP para que se subastase por parcelas el desarrollo del Campo de las Naciones.
Alianza Popular puede, posiblemente, justificarse en la necesidad de buscar una salida a la desesperada. Pero ello no puede ocultar el car¨¢cter especulativo de su propuesta. Y lo que desde luego no se justifica es el apoyo del CDS e IU, aunque este apoyo lo fuera en t¨¦rminos de lo que se llama calculada ambig¨¹edad.
Ya no se trata de resaltar la p¨¦rdida de ingresos que la aberrante decisi¨®n de la mayor¨ªa del no ha supuesto para el Ayuntamiento. Se trata ahora de abordar inmediatamente una soluci¨®n al Campo de las Naciones. Y la soluci¨®n no puede ser otra, una vez rechazada la propuesta de adjudicaci¨®n del concurso a la mejor oferta presentada, que la que ha planteado el equipo de gobierno. Es decir: gesti¨®n y ejecuci¨®n directa del Campo de las Naciones por la empresa municipal.
A estas alturas, ¨¦sta es la ¨²nica garant¨ªa de que el proyecto tendr¨¢ un desarrollo equilibrado. No hay otra soluci¨®n. Y a partir de ah¨ª intentar recuperar la credibilidad de la instituci¨®n municipal, y en el futuro resistir la tentaci¨®n de que las razones pol¨ªticas ahoguen los intereses del pueblo de Madrid.
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