Los nueve burros de Sebasti¨¢n

Sebasti¨¢n Segura Batista, de 58 a?os, espera desde el 4 de diciembre pasado en la finca La Zahurdilla, en Hornachuelos (C¨®rdoba), a que la Administraci¨®n andaluza le autorice a marcharse a su casa, en La Puebla de los Infantes (Sevilla), con sus nueve burros. Este hombre, que ha dedicado toda su vida a trabajar con animales, lleg¨® ese d¨ªa a la hacienda cordobesa llamado para que sus bestias sacaran a cargadero los venados que se matar¨ªan en una monter¨ªa organizada para aquella fecha. Sebasti¨¢n fue sorprendido por la Guardia Civil de Hornachuelos cuando viajaba con sus nueve capones, lo que estaba prohibido en aquellas fechas por la peste equina. La denuncia fue inmediata, as¨ª como la advertencia de que las bestias no podr¨ªan salir hasta nuevo aviso. Y as¨ª sigue.

Ese mismo d¨ªa, el 4 de diciembre, la Guardia Civil elabor¨® el correspondiente oficio, y dio aviso al veterinario titular de Hornachuelos para que reconociera a los animales, "pero todav¨ªa no ha venido por aqu¨ª", dijo ayer Sebasti¨¢n.

El d¨ªa de Nochebuena, este hombre se traslad¨® hasta el cuartel de la Guardia Civil y pidi¨® permiso para ir a su casa a festejar la noche junto a su familia. La respuesta fue contundente: "Usted, s¨ª; pero los burros, no". Conocido el veredicto, Sebasti¨¢n march¨® de nuevo a la finca y celebr¨® el d¨ªa en un cuarto que los guardas de la hacienda le hab¨ªan habilitado para dormir.

"Yo no dejo solos a los burros", dec¨ªa el hombre, que se gana la vida con las bestias, ahora cargando venados; luego, aceitunas, y m¨¢s tarde, corcho. Los ahorros guardados se acaban en su familia, "y yo estoy perdiendo 4.000 pesetas diarias por burro y 3.000 por m¨ª", explica.

Quiere que los veterinarios vayan a reconocer a los borricos, "que, como ver¨¢, est¨¢n muy hermosos". "Capaces son", se?alaba su amo, "de vivir m¨¢s que yo".