Sajarov: "Nadie sabe hacia donde vamos"
El premio Nobel de la Paz critica el nuevo sistema electoral de la URSS por considerarlo no democr¨¢tico
La entrevista que sigue a continuaci¨®n es un resumen de seis horas de conversaci¨®n que el autor mantuvo con el f¨ªsico sovi¨¦tico a lo largo de tres sesiones en su domicilio moscovita y en la que participaba de cuando en cuando su esposa, Elena Bon ner. El autor de la entrevista Jean-Pierre Barou, es tambi¨¦n autor del libro Sajarov, Sajarov publicado recientemente en Espa?a.Pregunta. La nueva ley ele toral de la URSS prev¨¦ la creaci¨®n el pr¨®ximo mes de marzo de una Asamblea Popular de 2 .250 miembros, dos tercios de los cuales ser¨¢n elegidos por su fragio universal, mientras que los restantes ser¨¢n designados de oficio en el seno de organismos pol¨ªticos o socioprofesio
Andrei Sajarov. D¨¦jeme interrumpirle. Lo que usted est¨¢ de nunciando no es m¨¢s que una ¨ªn Cima parte de un mecanismo muy complejo que comprende un gran n¨²mero de ardides, de aspectos escondidos que lo convierten en muy poco democr¨¢tico. Este nuevo sistema electora tiene, en mi opini¨®n, dos defectos principales. Los candidato que se presentan a la designa ci¨®n de oficio siguen un proceso de designaci¨®n que no es demo cr¨¢tico ni depende de ning¨²n criterio formal. ?Sobre qu¨¦ bases se elimina a los que no son selec cionados? No lo s¨¦, simplemente digo que lo mismo sucedi¨® el pasado mes de junio, cuando se tu vieron que enviar los delegados a la conferencia del partido. Pudimos constatar que se hab¨ªa preferido a aquellos que se oponen a las ideas progresistas, a la glasnost. Pero, sobre todo, las elecciones se hacen a varios niveles.
El miedo de Gorbachov
P. ?Piensa usted en el Soviet Supremo?
A. S. En efecto. Sus 400 diputados, todos ellos salidos de la Asamblea Popular, elegir¨¢n al presidente, pero no se sabe tampoco seg¨²n qu¨¦ criterios ser¨¢n ellos elegidos. Ahora se nos dice que ser¨¢n renovados a raz¨®n de una quinta parte cada a?o, pero ?seg¨²n qu¨¦ principios? Se ignora.
Elena Bonner. Otro punto importante. Estos 400 apparatchiki, desconocidos por todos, podr¨ªan deponer al presidente sin consultar al pueblo. La ¨²nica defensa verdadera del jefe del Estado son las elecciones directas. ?De qu¨¦ tiene miedo Gorbachov? Nosotros le hubi¨¦ramos elegido, nuestro pa¨ªs no tiene ning¨²n otro l¨ªder. Gorbachov se ha privado de la defensa del pueblo. Personalmente creo que ser¨¢ cambiado muy pronto, y con ¨¦l, todo el pa¨ªs, que ha cre¨ªdo en la perestroika. No apostar¨ªa 10 rublos por Gorbachov.
A. S. Le cambiar¨¢n o le dictar¨¢n sus decisiones. Yo lo he dicho durante mi estancia en Occidente. Gorbachov, a causa de la condenaci¨®n de] nuevo sistemaelectoral por m¨ª mismo, se ha enfadado. Nle lo han dicho. Pero no comprendo para nada la l¨®gica de sus objeciones. Su c¨®lera es completamente incomprensible para m¨ª.
P. ?Se interesa el pueblo por este debate? Quiero decir si no s¨®lo interesa a los intelectuales. A. S. S¨ª, pero est¨¢ dando una prueba de prudencia. Nosotros no estamos viendo venir ning¨²n efecto material de la perestroika. P. Se dice mucho...A. S. Y, sin embargo, el pueblo no se interesa ¨²nicamente por los bienes materiales. Desea que ya no haya m¨¢s mentiras, pero sigue habi¨¦ndolas. Nosotros buscamos un camino hacia las alturas en este per¨ªodo transitorio, pero hay que esperar.
P. ?Hoy d¨ªa, en la URSS, se le puede considerar a usted como el jefe de filas de una oposici¨®n democr¨¢tica?
A. S. Creo que nunca he tenido alma de jefe. Me esfuerzo enno representarme m¨¢s que a m¨ª mismo. Mi postura tambi¨¦n cambia en funci¨®n de las circunstancias.P. Entonces, ?qu¨¦ piensa usted de laperestroika?A. S. Pienso que es absolutamente necesaria, que no tenemos ninguna otra soluci¨®n, pero que esto no significa que haya que apoyar sin reservas a Gorbachov, aunque las cosas hayan comenzado por su iniciativa. No ser¨ªajusto asociar al cientopor ciento la perestroika a su nombre. Gorbachov puede sufrir presiones y puede tener otras ideas. Hay que apoyar la reestructuraci¨®n en general, sin tener miedo de provocar el enfado de unos u otros. Lo que importa es que todos comprendan que la cooperaci¨®n con Occidente s¨®lo es posible gracias al desarrollo progresivo de la perestroika. Esto se proclama oficialmente, pero la cuesti¨®n es cada vez m¨¢s compleja y contrastada. Yo constato que hay retrocesos; la ley electoral, como ya le he dicho, no me gusta; la ley sobre la dispersi¨®n de reuniones y manifestaciones tampoco me gusta; ni el arresto de miembros de? comit¨¦ Karabaj; ni la de Pulatov, un militante azerba1yano, incluso si ¨¦l no me es simp¨¢tico porque preconiza la violencia.
P. ?Usted mismo, como miembro de la asociaci¨®n Memorial, dedicada a la rehabilitac¨ª¨®n de las v¨ªctimas del estalinismo, ha sufrido reveses?
A. S. En Memoria?, nuestro fin es el de crear un centro de documentaci¨®n e investigaci¨®n consagrado a las v¨ªctimas de Stalin, as¨ª como una biblioteca p¨²blica. Abrimos una cuenta corriente en el Gosbank, alimentada por las contribuciones voluntarias de la poblaci¨®n. Cuando los animadores del movimiento Memorial se presentaron en el banco se enteraron de que-por orden del responsable de los asuntos culturales del Comit¨¦ Central del PCUS, Yudin, se les hab¨ªa prohibido el acceso a la cuenta y que ¨¦l hab¨ªa decididojue el d¨ªnero servir¨ªa para consTuir un monumento a las v¨ªctinas del estalinismo. "No es eso o que ustedes quer¨ªan?, nos dieron en el comit¨¦ central. Yo iab¨ªa sido convocado y reconoc¨ª ,ntre ellos a un militante de laorganizaci¨®n nacionalista Pamiat. Pero, por supuesto, seguiremos nuestra acci¨®n.
P. ?Pamiat es el movimiento nacionalista y antisemita?'
A. S. Pamiat, s¨ª.
P. ?Hay a¨²n muchos jud¨ªos que quieren abandonar la UR SS y no pueden?
A. S. Creo que su n¨²mero se ha reducido considerablemente, pero a¨²n quedan, y la legislaci¨®n a¨²n no ha sido modificada. Sin embargo, la cuesti¨®n delos refuseniks ha perdido bastante importancia.
E. B. Ahora aqu¨ª, en general, se puede salir del pa¨ªs. Psicol¨®gicamente el contexto ha cambiado. Las autoridades no rnantienen malas relaciones con respecto a los refuseniks o cualquier otra persona que deposita una demanda de emigraci¨®n. El problema vendr¨ªa, m¨¢s bien, por una vez, de Occidente. Aparte de EE UU, los dem¨¢s pa¨ªses desarrollados no tienen una verdadera pol¨ªtica de acogida, los norteamericanos deben soportar todo el peso, hasta el punto de que un gran n¨²mero de emigrados est¨¢n actualmente bloqueados en Italia, ya que EE UU no puede conceder a todo el mundo la condici¨®n de refugiado pol¨ªtico. No podemos reprocharles que hayan impuesto unas cuotas. En la Conferencia de Viena no se habla m¨¢s que de la inexistencia en la Uni¨®n Sovi¨¦tica del derecho a la emigraci¨®n. ?Que los pa¨ªses desarrollados cumplan con su deber! Incluso un disidente tan conocido como Yuri Orlov, actualmente en Francia y que no puede obtener la nacionalidad francesa. En Occidente, los cerebros funcionan al rev¨¦s; nadie, por ejemplo, se atreve a decirle a Mijail Gorbachov: "Destruya el muro de Berl¨ªn".
P. Usted ha dicho y escrito durante mucho tiempo que la libertad de circulaci¨®n para el individuo y la libre elecci¨®n del lugar de residencia era la piedra angular de los derechos del hombre.
A. S. La situaci¨®n ha evolucionado y las prioridades no son las mismas. Considero que en la actualidad la libertad de asociaci¨®n tiene preferencia. Todos los grupos informales que se multiplican incesantemente deben encontrar su lugar en nuestra sociedad. Para el individuo, hoy en d¨ªa, la cuesti¨®n de los derechos colectivos es m¨¢s actual que la de los derechos personales.
Estado de derecho
P. ?Suscribe usted esta noci¨®n del Estado de derecho, una de las palabras clave del nuevo pensamiento sovi¨¦tico?
A. S. La instauraci¨®n de un Estado de derecho encuentra su justificaci¨®n a la vista de nuestro contexto hist¨®rico, en el que el hombre ha sido v¨ªctima de los dikta?s del Estado. La ley debe defender al hombre contra los excesos del Estado, de las masas, de los medios de comunicaci¨®n, y favorecer una sociedad pluralista. Y si una sociedad es pluralista, o dicho de otra manera, no totalitaria, conservar¨¢ los principios morales.
P. Se hacen muchas referencias a Lenin en la URSS en los ¨²ltimos tiempos.
A. S. Gorbachov habla mucho de Lenin. Ha declarado que estamos en el proceso de restaurar los ideales de la ¨¦poca de Lenin. Imposible. Hoy en d¨ªa, si se puede apreciar una evoluci¨®n interesante, se adivina tambi¨¦n una fermentaci¨®n de los esp¨ªritus que no deja de recordarme la novela de ficci¨®n cient¨ªfica de Stanislav Lem Solaris, en la que aparecen im¨¢genes creadas por el cerebro del hombre ba?adas por un terror¨ªfico color naranja. Con esto quiero decir que la situaci¨®n no me satisface mucho. Pero, repito, no tenemos m¨¢s opci¨®n que la perestroika, y nadie sabe hacia d¨®nde vamos.
E. B. Por contra, se habla poco de Jruschov, a quien debemos todo lo que vivimos actualmente: una remuneraci¨®n real del trabajo de los koljozianos, una pol¨ªtica de vivienda, nuestro sistema de jubilaci¨®n y la primera aut¨¦ntica reducci¨®n de efectivos militares en la historia de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
A. S. Al reducir la oficialidad del Ej¨¦rcito, Jruschov tom¨® grandes riesgos, y es por eso por lo que fue destituido. Pero gracias a ¨¦l dimos un salto formidable con respecto a 1953.
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