La 'nueva brisa' de Bush
El presidente nortearnericano comienza a separarse de Reagan en los gestos significativos
La primera semana de George Bush en la Casa Blanca se la ha llevado un vendaval de gestos que, si bien indican que esta presidencia no va a ser una repetici¨®n del reaganismo, dejan en una nebulosa las verdaderas intenciones del 41? presidente de EE UU, su visi¨®n del mundo y qu¨¦ har¨¢ con los problemas que tiene planteados. El d¨¦ficit fiscal, el primero. Si Ronald Reagan represent¨® el triunfo de la forma sobre la sustancia, con Bush hasta ahora s¨®lo se ha notado la "nueva brisa que sopla", de la que habl¨® en su toma de posesi¨®n.
"Han sido siete d¨ªas para establecer el tono de la presidencia", ha afirmado el jefe del Gabinete de Bush, John Sununu. Y hemos viso a un presidente activista predicando una nueva moralidad c¨ªvica, un mayor altruismo, un ataque directo al materialismo y codicia rampantes del reaganismo. "Lo importante no es dejar a nuestros hijos un coche m¨¢s grande o una cuenta corriente m¨¢s abultada".La promesa de una Am¨¦rica "m¨¢s compasiva, m¨¢s humana", se ha convertido en la consigna de la presidencia. Y una insistencia en la ¨¦tica del servicio p¨²blico. Bush reuni¨® a su Gabinete y les dijo que "no basta con ser honrado, sino que tambi¨¦n hay que parecerlo", y advirti¨® que no tolerar¨¢ ni siquiera la apariencia de inmoralidad.
Su primer acto como presidente fue la apertura de la Casa Blanca, a las ocho de la ma?ana, a todos los ciudadanos (miles de ellos se pasaron la noche en la cola), y su declaraci¨®n de que "¨¦sta es la casa del pueblo". Los 20 primeros fueron sorprendidos con una visita por la mansi¨®n presidencial con los Bush, George y Barbara, como cicerones. Un gesto que no se hab¨ªa producido desde hac¨ªa 80 a?os. Una acumulaci¨®n de detalles que est¨¢n diciendo que "no vamos a ser como los Reagan y aqu¨ª se ha abierto una nueva etapa". Y luego est¨¢n los gestos f¨ªsicos que resaltan la distancia que uiere marcar con su antecesor. A las 7.15 George Bush ya est¨¢ sentado ante su mesa (un regalo de la reina Victoria). "Aqu¨ª las luces se van a apagar tarde", dijo en su primera jornada completa, en una referencia nada velada a los h¨¢bitos perezosos de Reagan, que a las cinco ya emprend¨ªa el retiro a sus habitaciones privadas, e incluso muchos d¨ªas a las tres. Y no iniciaba el trabajo antes de las nueve de la ma?ana.
El mundo a las 8.15
Antes de las 8.15, Bush ya ha tenido tres sesiones informativas con sus asesores. El nuevo presidente -es una novedad y tambi¨¦n un gesto indicativo- se desayuna con la visi¨®n del mundo ofrecida por la CIA. Dos expertos de la Agencia Central de Inteligencia le ofrecen, en su primera actividad diaria, el an¨¢lisis que hace el espionaje norteamericano de la situaci¨®n mundial en las ¨²ltimas 24 horas. A continuaci¨®n entra en el Despacho Oval su consejero de Seguridad Nacional, Brent Scowcroft, que hace otro tanto, con datos proporcionados por el Pent¨¢gono, el Departamento de Estado y su propio an¨¢lisis. Y Sununu remata, antes de las 8. 15, con una tercera sesi¨®n informativa.
Esta primera semana ha servido tambi¨¦n para se?alar una diferencia con Reagan que, aunque de matiz todav¨ªa, puede ser importante. Scowcroft, el coordinador de la pol¨ªtica exterior y de seguridad nacional, un alumno de Henry Kissinger, dec¨ªa en p¨²blico lo que ten¨ªa filtrando en privado desde hac¨ªa semanas. La guerra fr¨ªa no ha concluido. Lo de Gorbachov no est¨¢ nada claro y debemos ser precavidos. Lo mismo que d¨ªas anteriores James Baker, el nuevo secretario de Estado. "Prudencia y mucho realismo" con Mosc¨². Y John Tower, en las audiencias de confirmaci¨®n como secretario de Defensa, remachaba el jueves. S¨®lo hay un deshielo en la guerra fr¨ªa, y no confundamos los deseos con las realidades. Y el propio Bush, que viajar¨¢ a China a finales de febrero, aprovechando los funerales de Hirohito (antes realizar¨¢ una obligada visita de cortes¨ªa al vecino Canad¨¢ y recibir¨¢, el d¨ªa 1, al primer ministro japon¨¦s, Noboru Takeshita, en Washington, se?alando la importancia de la relaci¨®n con Tokio), remachaba la misma idea.
"No creo que tenga que responder, personalmente, al llamado reto de Gorbachov", dec¨ªa el presidente a Time. "Creo que si cometemos el error de evaluar nuestras relaciones con la URSS en t¨¦rminos de personalidad [otra bomba contra la l¨ªnea de flotaci¨®n de la diplomacia de Reagan] lo lamentaremos. Hay que realizar un an¨¢lisis de las intenciones sovi¨¦ticas m¨¢s amplio, que trascienda a un individuo".
Tambi¨¦n se han visto esta primera semana atisbos significativos que prueban la entrada en a etapa de mayor realismo pol¨ªtico. Lo que un analista ha calificado de "la prudente retirada de promesas que no puede cumplir". Bush ha hablado de que "tenemos m¨¢s voluntad que cartera", y concedi¨® el viernes que no hay dinero para luchar agresivamente contra la droga. "El abrumador problema del d¨¦ficit nos obligar¨¢ a concentrar el esfuerzo en la educaci¨®n para reducir el consumo, en vez de una guerra abierta en las fronteras de EE UU".
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