La ¨²ltima lecci¨®n de Dal¨ª

El testamento de Salvador Dal¨ª instituyendo al Estado espa?ol como heredero universal de su obra genial no tiene por qu¨¦ amargar a nuestros hermanos catalanes, a quienes ning¨²n documento podr¨¢ arrebatar nunca -y esto es lo verdaderamente importante- la profunda catalanidad de la herencia espiritual del gran hombre.Una lectura inteligente de ese testamento -que a muchos no nos ha sorprendido en absoluto- entra?a la comprensi¨®n de una ¨²ltima lecci¨®n de Dal¨ª, genial hasta el fin. Esta lecci¨®n suena as¨ª: sobre la piel de toro coexisten y conviven varias culturas, igualmente respetables y con igual derecho a hacerse valer en el mundo, o, si se quiere, lo que he llamado varias patrias conc¨¦ntricas, desde las m¨¢s locales hasta las regiones o naciones de fuerte tradici¨®n y personalidad, como el Pa¨ªs Vasco, Catalu?a o Galicia, hasta llegar, sobrepasada la piel de toro, a la gran patria verdadera de todos, ¨²nica y universal, que es la humanidad. Pero la gran v¨ªa de inserci¨®n en la cultura universal de todas esas patrias conc¨¦ntricas de los habitantes de esta piel de toro -hayan nacido en Cadaqu¨¦s, en Bilbao, en San Sebasti¨¢n o en Gibraltar- tiene un solo nombre, sabido de todos, que ha reafirmado Dal¨ª al morir: Espa?a.-