Un libro poco conocido de Ricardo Gull¨®n
Es posible todav¨ªa que algunos lectores de la obra cr¨ªtica de Ricardo Gull¨®n, flamante premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras, limiten su extensa tarea a la producci¨®n literaria espa?ola. De hecho, sus investigaciones te¨®ricas en el terreno de la prosa y la estructura novel¨ªstica de Gald¨®s y sus reflexiones en torno al lirismo decimon¨®nico en la narrativa espa?ola est¨¢n avaladas por una visi¨®n siempre comparativa respecto de la literatura de otros pa¨ªses y otras lenguas.Ello nos lo recuerdan sus ensayos Gald¨®s, novelista moderno (1960) y La novela l¨ªrica (1984). No obstante, hay que insistir, Ricardo Gull¨®n pertenece a ese grupo de estudiosos y cr¨ªticos de la literatura que frecuentan con igual dedicaci¨®n, sensibilidad e inteligencia las m¨¢s diversas escuelas y per¨ªodos literarios universales. Como pertenece tambi¨¦n al mismo grupo el an¨¢lisis sutil y fruct¨ªfero de estudiosos como Antonio Prieto, Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde y el ya desaparecido Mariano Baquero Goyanes. En una palabra, historiadores del hecho literario y cr¨ªticos abiertos a todos los horizontes.
Y al hilo de este comentario exhumamos un texto lejano de Gull¨®n, Novelistas ingleses contempor¨¢neos, editado en Zaragoza en 1945. Un texto, de publicaci¨®n casi secreta, que nos indica inequ¨ªvocamente un costado poco resaltado de su vocaci¨®n cr¨ªtica. Con ¨¦l, Gull¨®n introduc¨ªa, en aquellos dif¨ªciles a?os, a los lectores espa?oles en los diferentes y entonces mucho m¨¢s cercanos mundos novel¨ªsticos de los Joyce, Conrad, D. H. Lawrence, K. Mansfield, V. Woolf, la hoy rescatad¨ªsima Victoria Sackeville-West, am¨¦n de comenzar el viaje con el pesimismo de Hardy y la delicadeza de Meredith.
Rescate
Alguna editorial deber¨ªa rescatar este valioso libro. El paso del tiempo no ha hecho demasiada mella en ¨¦l. El Conrad de El coraz¨®n de las tinieblas o el Huxley de Contrapunto, por citar s¨®lo algunos de los estudiados, mantienen intactas hoy las virtudes de su prosa y t¨¦cnicas compositivas seg¨²n las supo descifrar para los espa?oles de entonces, con agudeza y profundo conocimiento, Ricardo Gull¨®n.
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