Todas las miradas, hacia los cuarteles

El poder militar queda de nuevo patente en Panam¨¢ en toda su crudeza; cualquier cosa que suceda, cualquier salida que se busque a la crisis ser¨¢ decidida en las pr¨®ximas horas en los cuarteles, adonde se dirigen en este momento todas las miradas del pa¨ªs. Informaciones extraoficiales aseguran que se libra una dura pugna entre sectores duros y moderados dentro de las Fuerzas de Defensa en relaci¨®n con las distintas alternativas posibles.Seg¨²n la interpretaci¨®n de fuentes pr¨®ximas al Ej¨¦rcito, el general Noriega, comandante en jefe y hombre fuerte del pa¨ªs, ha tratado de contener a los oficiales m¨¢s radicales, partidarios de que el Ej¨¦rcito acabase con toda ficci¨®n de constitucionalidad y se hiciese directamente con el control del pa¨ªs. Al parecer, Noriega, poco proclive a los golpes de efecto, intent¨® hasta el ¨²ltimo momento mantener la legalidad electoral y entregar la presidencia a Carlos Duque.
Hasta el momento resulta dif¨ªcil evaluar el equilibrio de poder en el Ej¨¦rcito, pero la total desaparici¨®n de Noriega de la vida p¨²blica desde hace casi dos semanas ha llevado a toda clase de especulaciones; desde las que afirman que un grupo de oficiales atribuyen al general los errores cometidos durante el proceso electoral, hasta las versiones de que Noriega, asociado con la oficialidad joven, est¨¢ procediendo a una purga de la vieja guardia, a la que se culpa del fracaso.
Un poder no tan ilimitado
Lo ¨²nico cierto es que el movimiento en los cuarteles es intenso. El Consejo Estrat¨¦gico Militar (CEM), integrado por los 19 hombres claves dentro de la c¨²pula militar, se ha mantenido pr¨¢cticamente en sesi¨®n permanente en las ¨²ltimas 48 horas. Noriega trata de mantener la unidad en ese organismo para intentar que cualquier soluci¨®n resulte lo menos dolorosa posible para las Fuerzas de Defensa.Algunas cosas s¨ª est¨¢n quedando en evidencia. La m¨¢s importante, que el poder de Noriega en el Ej¨¦rcito no es tan ilimitado como parec¨ªa, o tan indiscutido como lo era antes. El general tuvo, por ejemplo, que consultar con sus compa?eros antes de dar una respuesta al ex presidente Carter, quien intent¨® una gesti¨®n negociadora.
En su reuni¨®n con los diputados del Parlamento Europeo, el general Noriega les prometi¨® que respetar¨ªa el resultado de las elecciones, convencido, seg¨²n la deducci¨®n de sus interlocutores, de que ten¨ªa serias posibilidades de ganar. La misma impresi¨®n recogi¨® la comisi¨®n que acompa?¨® a Carter. Cualquiera que sea el responsable de este error de c¨¢lculo, lo m¨¢s probable es que ahora se encuentre en dificultades dentro de la c¨²pula militar.
Entre los hechos evidentes se puede citar que ha decrecido notablemente la campa?a de culto a la personalidad que desde hac¨ªa meses se hab¨ªa establecido en favor de Noriega. La Prensa oficial sigue atacando a Estados Unidos y elogiando el nacionalismo de las Fuerzas de Defensa, pero pone menos ¨¦nfasis en la persona del comandante en jefe.
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