"Dulzuras Victorino"

?NGEL CEBRI?N Los Victorino que cerraron feria eran dulzura fina. La agresividad de su casta la debieron dejar en Extremadura, pues a Santander trajo el ganadero toros c¨®modos de cabeza, algunos comod¨ªsimos, primero y segundo; el tercero escobillado de los dos pitones, y los tres restantes feamente bizcos. La afici¨®n, que se mantuvo respetuosa, sin reservas, estall¨® con justicia ante el inv¨¢lido sexto, que el presidente mantuvo contra viento y marea.

El responsable del palco, que en toda la feria ha ignorado el reglamento taurino, ayer, adem¨¢s, hurt¨® a la afici¨®n santanderina un toro ¨ªntegro, manteniendo en la arena al cojo sexto. No se puede presidir peor.

Otra cosa distinta fue la actuaci¨®n de El Boni, que tore¨® magn¨ªficamente bien a su primera dulzura, la de los pitones escobillados.

Puede considerarse esta faena la de la feria, pues El Boni, tras lancear a la ver¨®nica bajo el defecto del pasito atr¨¢s, confeccion¨® con la muleta lo que matizan taurinos de toreo exacto, medido. La profundidad de su toreo con la mano derecha fue exquisita; la dulzura del toro lo descubr¨ªa como a un excelente muletero. Majestuosos los circulares; perfecta la ligaz¨®n de las cortas series. En el pase aristocr¨¢tico, el natural, ci?¨® el torero tres largos e impecables; al cuarto se destap¨®, y el toro tom¨® nota. Cerr¨® faena con ayudados por alto de fina estampa, y vol¨® tras la espada, un poco desprendida. Fue la faena singular de la feria; la otra la hizo el presidente.