El empuje de las minon¨ªas

El Ballet Hisp¨¢nico de Nueva York present¨® el jueves el primero de los tres programas que trae a Madrid ante un p¨²blico incomprensiblemente poco numeroso, siendo ¨¦sta una compa?¨ªa de probado ¨¦xito popular, interesada en promocionar la obra de coreogr¨¢fos latinos, y el empuje y entidad de la minor¨ªa ¨¦tnica que representan.Su ¨¦xito viene de conjugar la t¨¦cnica cl¨¢sicas -que dominan con amplitud- con los movimientos cimbreantes y sensuales propios de las danzas populares latinoamericanas y los ritmos del Caribe.

S51 bien estas mezclas antag¨®nicas dan siempre un h¨ªbrido peligroso, en este caso sobrevive un estilo sofisticado, pero agradable de ver, en coreografias nada inquietantes ni reveladoras, sino amables y vistosas, y sobre todo ofrecidas por 12 bailarines estupendos, poco afectados y elegantes.

Despu¨¦s de Llamada, un juego de movimiento estilizado y algo cursi, que contiene -en t¨®pico- l¨ªneas espa?olas, presentaron, bajo la marchosa percusi¨®n de Tito Puente, un acercamiento a lo popular, a ritmo de chachach¨¢, que varias parejas bailaron con salero.

Cada noche..., tango fue la ¨²nica pieza teatral y de coreograflia m¨¢s completa y atractiva de esta noche de danza. Tango de calidad, con l¨ªneas desgarradas y acentos expresivos ajustados al ambiente lumpen de prost¨ªbulo. Nancy Turano, Pedro Ruiz y Jos¨¦ Costas fueron expresivos protagonistas de la historia, en la que no falt¨® la espectacular reyuerta ni el morbo machista.

Finalmente, la batucada fant¨¢stica de Nebrada fueron ocho solos de lucimiento que impon¨ªan la precisi¨®n r¨ªtmica y la fuerza del mestizaje, sobre unas ejecuciones limpias y acad¨¦micas donde destacaron tambi¨¦n Cholsu Kim, Lani Sakakura y, sobre, todo, el punto de sortilegio y rito ancestral que en el s¨¦ptimo solo interpret¨® magistralmente Justine di Costanzo.