La tediosa rutina del primer tercio
Desde aquella barbarie del pasado siglo, con la muerte de una docena de caballos por corrida, hasta lo de hoy, hay un t¨¦rmino medio. El primer tercio se ha convertido en la parte m¨¢s aburrida del festejo. Se instaur¨®, felizmente, el peto en 1928. Aquella sana medida ha ido degenerando, y hemos llegado a la triste realidad de hoy. En las seis corridas de la Feria de M¨¢laga, raro es el toro que ha tomado m¨¢s de una vara. No se recuerda que el presidente adoptara alguna vez la iniciativa de cambiar el tercio. Siempre fue a instancia del espada de turno. Al toro, antes de picarlo, siempre lo llevan al mismo burladero de espera. Mientras, un percher¨®n absolutamente drogado, camina cansinamente hasta el sitio de picar, que siempre es el mismo, aunque las condiciones del toro requieran otro. Naturalmente, el picador barrena en el primer puyazo a placer, y ya ha concluido su trabajo. Nunca pasa nada. Todo es rutina es un espect¨¢culo, donde la improvisaci¨®n, la creatividad, lo fortuito, forman parte de su esplendor.La corrida di¨® poco de s¨ª. De all¨ª la oportunidad del exordio. Result¨® curioso que Un matador cuarent¨®n, que sabe torear, Miguel M¨¢rquez, compitiera con el joven Litri en utilizar al m¨¢ximo todos los recursos de cara a la galer¨ªa. Miguel M¨¢rquez es un catedr¨¢tico de la sicolog¨ªa de masas, y sabe que ha de hacer en cada momento para conmoverla. Como no fue capaz de centrarse con su segundo enemigo, antes de acabar decidi¨® mirar al p¨²blico en lugar de al toro, mientras daba irregulares muletazos por alto. Se arrodill¨®, se desplant¨®, hasta que decidi¨® atizarle un bajonazo, por lo que cort¨® una oreja y a punto estuvo de que fueran dos. En su primero, un toro poco claro, estuvo valiente y voluntarioso.
Cebada / Paula, M¨¢rquez, Litri
Toros de Cebada Gago, de desigual presentaci¨®n y juego. Rafael de Paula: ovaci¨®n y bronca. Miguel M¨¢rquez: ovaci¨®n, oreja y petici¨®n de la segunda Litri: oreja y ovaci¨®n.Plaza de la Malagueta, 18 de agosto. Sexta corrida de Feria.
El Litri comenz¨® con unos muletazos el¨¦ctricos a su primero y remat¨® con los de pecho cual si fueran rayos, por la velocidad que les imprim¨ªa. Despu¨¦s las miradas al tendido, los molinetes de rodillas, el arrojo de trastos, etc.. El sexto, que fue un buen toro en los dos primeros tercios, se vino totalmente abajo en la muleta, l¨®gicamente los intento de Litri, resultaron bald¨ªos.
Paula tore¨® sobre la mano derecha, con hondura y mayor ligaz¨®n de lo habitual. Con la izquierda no se acopl¨®. Al cuarto le quit¨® las moscas, con gran enfado del respetable.
Babelia
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