Reaparecen las 'estrellas' en un d¨ªa de cine mediocre
Muchas e interesantes secciones paralelas en el Festival
Bette Davis sali¨® por fin ayer de su escondite y apag¨® con sus enormes ojos los flashes de los fot¨®grafos; Samuel Fuller, masticando un cigarro puro, adopta aires de villano de uno de sus westerns sobre las alfombras del hotel Mar¨ªa Cristina; Fernando Fern¨¢n-G¨®mez parece completamente ajeno a la recepci¨®n, hoy, de su pel¨ªcula; Claire Trevor, ¨²ltima superviviente del mito de La diligencia, anda por aqu¨ª con el sigilo de un indio apache; Libertad Lamarque recibi¨® un c¨¢lido homenaje a sus viejas l¨¢grimas. Y mientras tanto dos pel¨ªculas de segunda clase pasaron ayer por las galas del Victoria Eugenia sin dejar ni una huella.
Las dos pel¨ªculas en concurso fueron la norteamericana Amor verdadero y la china Samsara. Se proyectaron sin pena ni gloria, entre la indiferencia del p¨²blico, y el buen tono medio de la selecci¨®n oficial tuvo ayer gracias a ellas un fuerte baj¨®n, tal vez como preludio de otra jornada interesante, la de hoy.Amor verdadero, escrita y dirigida por la joven cineasta norteamericana Nancy Savoca, es un sainete neoyorquino ya visto antes muchas veces y por lo tanto innecesario. Este tipo de comedietas de costumbres tuvo sentido all¨¢ por los a?os cincuenta, cuando Delbert Mann hizo Marty y Despedida de soltero, que fueron entonces una novedad, pero que hoy son cosa vieja y mil veces repetida. Quiz¨¢s diviertan en Brooklyn, ya que la gente en todas partes agradece verse reflejada en una pantalla, pero aqu¨ª sobra esa cuadrilla de italianos e irlandeses que prepara la boda de sus hijos.
Pel¨ªcula bonita de ver, recuerda a mil telefilmes de consumo casero, pero no se entiende bien qu¨¦ hace compitiendo en un festival internacional cinematogr¨¢fico, cuando su lugar es una tienda de v¨ªdeos.
Otro filme casero fue el chino Samsara, dirigido por Huang Jianxin, que poco tiene que ver con las obras maestras que recientemente ha colocado el cine de China en festivales occidentales, como Sorgo rojo, Tierra amarilla y El rey de los ni?os. No se trata de un sainete, sino de un dram¨®n, pero para el caso es lo mismo, o peor, porque a su cortedad a?ade sus pretensiones, lo que le hace m¨¢s insatisfactorio que el norteamericano. Dos horas despu¨¦s de visto este filme se ha olvidado de qu¨¦ trata, si es que trata de algo.
Este mal d¨ªa de cine ha permitido a la mucha gente acreditada en San Sebasti¨¢n volver la mirada hacia las zonas marginales o secciones paralelas del festival, que todos los a?os suelen ser muy originales y atractivas, y ¨¦ste no es una excepci¨®n.
Sorpresas
Las dos secciones colaterales m¨¢s espectaculares son la retrospectiva -con un precioso libro incluido, editado conjuntamente por la organizaci¨®n del festival y la Filmoteca Espa?ola- dedicada a la obra. del cineasta brit¨¢nico James Whale, el legendario art¨ªfice de la versi¨®n cinematogr¨¢fico del mito de Frankenstein; y la exposici¨®n, realmente muy bonita, dedicada al 50 aniversario del estreno de La diligencia, una de las obras cumbres de John Ford y fuente del western en su etapa adulta. No hay desperdicio en estas dos magn¨ªficas aportaciones did¨¢cticas del festival donostiarra al conocimiento del cine.Importante es tambi¨¦n la proyecci¨®n -por primera vez completa- de la filmograf¨ªa de Krisztoff Kieslowsky, del que fuera de Polonia s¨®lo se conoc¨ªa su famoso Dec¨¢logo, pero no las obras que precedieron a esta magna obra. No menos inter¨¦s tiene una selecci¨®n de famosos melodramas del cine latinoamericano, principalmente argentino y mexicano, que en su d¨ªa fueron considerados un g¨¦nero ¨ªnfimo, pero que poco a poco han ido rehabilit¨¢ndose y llamando la atenci¨®n de los estudiosos del cine, hasta el punto de que en el pr¨®ximo Festival de La Habana se les dedicar¨¢ un concienzudo seminario donde participar¨¢n especialistas de todo el mundo.
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